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Torneos de pesca de tiburones

Desde que en 1974 se estrenara la película “Tiburón”, la imagen de este vital depredador de los océanos cambió para siempre. Arrastrado por las corrientes mediáticas, lo convirtieron en el icono de la máquina asesina. Hoy sabemos que los tiburones desempeñan un papel fundamental en el equilibrio global de los océanos y que el estigma con el que se le ha castigado está acabando con su especie y con la nuestra. Los torneos de tiburón glorifican su muerte y sufrimiento. Con el fin de denunciar estas horribles matanzas, Ocean Sentry se puso en contacto con Jason Heller, autor de dos escalofriantes artículos sobre dos de los torneos más importantes de Estados Unidos, el Montauk Shark Tournament y Oak Bluffs Monster Shark Tournament.

Queremos agradecer a Jason Heller por su gran trabajo y excelente documentación. Jason Heller es un fotógrafo profesional afincado en Nueva York, submarinista, ecologista marino y veterano de los medios. Por favor visita su web Jason Heller Underwater Photography y su gran portal Dive Photo Guide si quieres más información.


 

Autor: Jason Heller / 21 de Junio, 2008 12:00AM MDT
De: Dive Photo Guide

Copyright Jason HellerComo muchos de nuestros lectores saben, en anteriores ocasiones hemos informado nuestro deseo de alcanzar y pedir acciones contra el  Torneo Montauk Shark así como de las subsiguientes amenazas de muerte que hemos recibido. Las autoridades están implicadas y agradecemos a aquellos que hacen llegar su preocupación. Los periódicos locales se han hecho eco de la situación. Somos neoyorquinos concienciados que no tememos luchar por lo que creemos… y la gente toma nota de ello, lentamente pero con firmeza. La CNN cubrió otro torneo de tiburones cuestionando a los televidentes: ¿deporte de abuso animal?
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El 14 de junio de 2008 nos dirigimos a Montauk, Nueva York, para cubrir el 22º Torneo anual de Tiburón en Montauk en la Star Island Yatch Club. Montauk está situado en Hampston, al extremo de Long Island, a unas 3 horas de la ciudad de Nueva York. Es una playa realmente pintoresca y preciosa, una vía de escape para los neoyorquinos y que personalmente he visitado durante muchos años. Conozco el torneo del shark finning de Montauk desde hace años pero nunca hubiera entendido la magnitud y gravedad del evento a no ser de haber contactado con la Humane Society of America. Este es indiscutiblemente el mayor torneo en los Estados Unidos, rivalizado posiblemente por el Oak Bluffs Tournament on Martha’s Vineyard. En el 2007 la Humane Society acabó con éxito otro gran torneo de tiburón en Destin Florida.
En el transcurso del evento, fue exhibido un tiburón martillo mutilado mientras los niños lo miraban horrorizados. El consejo de directores del torneo de Destin Florida fue humillado por la publicidad negativa generada por la Humane Society, Copyright Jason Hellerla Star Island Yatch Clubjournalist y otros ciudadanos preocupados. Como decían, una imagen vale más que mil palabras y por suerte el torneo de Destin acabó desapareciendo. Los organizadores del torneo de tiburón de Montauk se debieron tomar este hecho  muy seriamente , enfrentándose  a los fotógrafos del evento y amenazando con echarlos basándose en el hecho que el evento tenía lugar en una propiedad privada. ¿Recuerdas el viejo refrán que dice ‘cualquier publicidad es buena publicidad’? Bien, aparentemente no para los torneos de tiburón.
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761,700 dólares era el precio Día del Padre y fin de semana en el torneo de tiburón de Montauk.

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Copyright Jason HellerLos padres habían traído a sus hijos para que fueran testigos de la brutal mutilación de estos maravillosos animales, animales perfectamente diseñados. Muchos de los niños, todavía muy jóvenes e inocentes, observaban la masacre con miradas que únicamente puedo definir a partes iguales entre el temor y la curiosidad. Desde luego había quienes creen que cortar a tajos a un tiburón, mirar como chorrea la sangre por el muelle y lanzar los trozos de tiburón en un cubo es algo ‘guay’. Pero la realidad es que bajo la aprobación de sus padres, este acto cruel está moralmente aceptado. ¿Deberían estos padres permitir también que sus hijos miraran como los cazadores decapitan y descuartizan a un ciervo o  a una vaca?

A lo largo del día se fueron entregando libros  todo color para los niños sobre las distintas especies de tiburón. A fin de cuentas, esta sería la única educación que recibirían estas jóvenes mentes fácilmente impresionables con respecto a los tiburones y de los que fueron testigos de su carnicería.

Copyright Jason HellerEste año la captura ganadora fue un maravilloso tiburón zorro de 353 kilos. La mayoría de tiburones que entraban en competición eran tiburones zorro, marrajo común y tiburón cailón. Dos tiburones tigres de 436 y 515 kilos respectivamente fueron llevados a muelle demasiado tarde, quedando fuera de competición. Irónicamente, el barco que los traía había quedado atrapado en unas redes de pesca a la deriva. Únicamente el tiburón más grande participa en la competición.

Un Copyright Jason Hellervistazo rápido en los foros de pesca confirmó que muchos barcos habían capturado y liberado a más de 20 tintoreras antes que se decidiera qué espécimen entraba en el torneo. Por supuesto, muchos de esos tiburones morirían más tarde, a pesar de la pretensión por parte de los organizadores del torneo que la ‘captura y liberación’ es una actividad ética. Debo admitir que después de hablar con los pescadores, estos no son asesinos sedientos de sangre o retorcida gente sin moral. Son gente normal como tú y yo, que simplemente ignora la terrible situación por la que están pasando los tiburones. Para ellos, los tiburones son sólo grandes peces que habitan en la tierra de manera abundante para alimentar a los hombres. Sin embargo, estas criaturas ya no abundan tanto. Los torneos de tiburón proporcionan la emoción de una caza y el premio a un gran cuerpo muerto. Para combatir esta visión, los torneos ofrecen públicamente algunos de los tiburones comestibles a iglesias locales y otros organismos. Una de los más importantes, el Long Island Cares, se ha negado a aceptar estos ofrecimientos gratuitos debido a la manera inmoral en que son adquiridos. Los torneos proporcionan a los investigadores el poder acceder a los tiburones y recopilar información sobre la talla, dieta y población, aunque confirman que esta información se podría obtener por otras vías.

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La ironía del ‘Programa de Investigación Científica para Marcar’ camisetas… ¡Esto no es marcar!

El auténtico Tiburón

Copyright Jason HellerEl personaje de Quint en la película ‘Tiburón’ se basaba en Frank Mundas, un cazador de tiburones de Montauk, Nueva York, que mantiene el récord en 1964 del mayor tigre blanco jamás capturado con  un peso de 4.500 kilos. El Capitán Mundus estuvo presente en el torneo de tiburón de Montauk de 2008, vendiendo fotografías firmadas y promocionando un nuevo anzuelo de pesca que comenta es más seguro para un gran número de tiburones que son capturados y liberados. Muchos de los tiburones liberados morirán a consecuencia de las heridas provocadas por los anzuelos, a menudo alojados en los estómagos o en las mandíbulas, impidiéndoles comer. El Capitán Mundus da fe de este hecho. Admitir alguno de estos temas es el comienzo de una solución. Una de las espectadoras en el torneo comentó que estaba emocionada porque nunca antes había visto un tCopyright Jason Helleriburón, bien, el hecho no ha cambiado después del torneo.

Toneos de pesca de Tiburón en América

100 millones a 1- Esta es la proporción de tiburones que los humanos mataron en el 2007. Según la International Shark File, el número promedio de víctimas humanas en las últimas dos décadas fue de cinco. Compáralo con el promedio anual de las 80 víctimas por perros y tendrás más miedo de Fido que de ‘Tiburón’. Sin embargo, la película ‘Tiburón’, ocupará siempre su lugar como leyenda cultural que ha llevado a la mala fama y diezma Copyright Jason Hellerde una especies vital para el mayor ecosistema del mundo y del que dependemos para vivir. Desde el estreno de ‘Tiburón’ en 1975, los medios de comunicación han sensacionalizado los ataques de tiburón. La sociedad no acusa al oso pardo cuando un turista es devorado en un bosque, debemos dar las gracias a la imagen de los osos Yogi o Smokey, pero si pones un pie en el océano y te muerde un tiburón, los medios de comunicación se escandalizan y empiezan a sacar resultados. Aunque a lo largo del tiempo ha habido un incremento de ataques de tiburón, esto no representa un incremento en las poblaciones de tiburón. De hecho, bastante contrario a la realidad. Esta estadística representa el crecimiento de la población humana y el tiempo que pasamos en los océanos. Además, la era de la información ha proporcionado sistemas más eficientes para informar y documentar estos casos, así que en realidad esos números pueden haber disminuido con el tiempo. No hay ninguna manera fiable de precisarlo en cifras numéricas. Lo que sí sabemos es que en las últimas décadas ciertas especies de tiburón han sido aniquiladas en un 90%, por tanto el número de incidentes también tiene que haber disminuido. Los gobiernos de todo el mundo están introduciendo y aprobando leyes para limitar e incluso prohibir el shark finning, tal como recientemente ocurrió en la Shark Conservation Act del 2008 en Estados Unidos. En una era de necesidad medioambiental, fracasamos en nuestra responsabilidad de evitar que la historia se repita de nuevo, todavía bajo el pensamiento de dominio. Los miles de tiburones capturados en los torneos de verano a lo largo del litoral dan testamento de ello. La Humane Society of United States sobrevoló la zona con una pancarta durante todo el día bajo el lema “¡Acaba con el Cruel Torneo de Tiburón Ahora!”

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Copyright Jason HellerCada vez, más científicos e investigadores examinan el océano para obtener más información. Cada vez somos más activos y nos implicamos más en crear conciencia sobre la actual situación y sobre las reducidas poblaciones globales del tiburón. Los tiburones son particularmente importantes pues son el máximo depredador, parte de la ecuación equilibrada de la selección natural y parte de un inteligente diseño. El principal centro de atención con respecto a los tiburones es el comercio ilegal e inmoral de sus valiosas aletas, demanda que ha llegado a ser cada vez más accesible por el crecimiento de las clases media y alta de toda Asia. Un significante suministro de aleta de tiburón proviene de aguas de Sudáfrica y Centro América, donde cada año se cortan las aletas en vida a millones de tiburones y posteriormente se arrojan al mar donde sucumben tras una lenta y cruel muerte. La reciente película SharkWater documentó la presunta implicación de las mafias de Hong Kong y Taiwán. Hoy en día el comercio de aleta de tiburón es lo equivalente al comercio de marfil, prohibido desde 1989 con la finalidad de proteger estos animales.

Sin embargo, existe otro peligro que amenaza al tiburón: los torneos de tiburón. Estos eventos glorifican la muerte violenta de uno de los individuos  más magníficos de la Tierra. Combina esto con la lenta reproducción de sus poblaciones, el pequeño número de crías a las que dan a luz, la captura accidental, el deporte recreativo, el comercio ilegal de aleta de tiburón y el resultado es una receta para el desastre . Cada pescador de tiburones será el primero en admitir que año tras año la talla de los tiburones que capturan está encogiendo progresivamente.

Cuando vemos a un tiburón capturado y mutilado, nos damos cuenta que la amenaza creada por los medios de comunicación no existe. Es importante mantener el equilibrio de la cadena alimentaria, redirigiendo nuestros temores y reconociendo que son injustificados. Antes que asumir que el océano es dominio del hombre, debemos respetar los animales que representan nuestro futuro. Únicamente deberíamos temer su desaparición, porque quizás nosotros seamos los siguientes.


 

Autor: Jason Heller / 25 de Julio, 2008 12:00AM MDT
De: Dive Photo Guide

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A las 3:30 de la tarde del 18 de Julio del 2008 se abrió oficialmente en Massachusetts el 22º Annual Oak Bluffs Monster Shark Tournament en Martha’s Vineyard. Mientras la gente se mantenía en las primeras filas, uno de los muchos tiburones muertos se colgaba para ser pesado. Me conmocioné al ver la horrible escena que siguió acto seguido. Al poco de haber llegado yo, ya se habían pesado tres tiburones, remolcados por la cola mediante cuerdas y colgados del revés como en una de esas horcas de madera, de aquellas que se usaban en los tiempos medievales para la ejecución pública. Cuando un tiburón se dejaba de nuevo en el suelo, se le clavaba un garfio y era arrastraba por el asfalto hacia una pequeña plataforma a unos pocos centímetros del suelo donde le aguardaban unos afilados cuchillos. Entonces eran destripados, sus aletas cortadas y seccionados en piezas. Había trozos y sangre de tiburón por todas partes. Órganos internos esparcidos por el suelo que los científicos ponían en cubos para pesar. Para un amante de los tiburones aquello fue traumático, no logro imaginarme como puede afectar a un niño esa clase de visión.
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Según las reglas del torneo, las especies que puntuaban eran el tiburón zorro, el marrajo común y el tiburón cailón. Sí, la gente estaba matando tiburones por deporte y dinero, y ese era el motivo que conseguía puntuar. La atmósfera era una mezcla entre ir a un circo y una multitud de gente revoleteando como moscas en un accidente. Fascinación, curiosidad y entretenimiento parecían el motivo por el cual esta pintoresca ciudad acogía esta glorificación sangrienta de la matanza del tiburón.

Cuando se anunció por el altavoz el peso de un gran tiburón zorro, los hombres que lo habían matado dijeron: “¡He capturado a uno grande, soy el mejor!’

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Sentí como si hubiera viajado atrás en el tiempo cuando el locutor, esperando a que se colgara el siguiente tiburón mientras el anterior se descolgaba, empezó a hacer preguntas sobre la infame película ‘Tiburón’.

Locutor: “¿Cual era el nombre del barco?”
Niño de 12 años: “Orca.”

Locutor: “¿Quién era el capitán del barco?”
Niño de 12 años: “Quint.”

Locutor: “¿Que tipo de tiburón se mató al principio creyendo que era el culpable?”
Niño de 12 años: “¡Un Tiburón Tigre!”

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Me sorprendió el conocimiento que tenía el joven hombre sobre la película así como por la desmesurada cantidad de niños pequeños a mí alrededor. El paseo estaba repleto de niños de hasta 2 añños. Oí decir a uno de no más de 5 que la peor cosa que había visto en su vida era ver chorrear la sangre de un tiburón. La madre se mantenía de pie a su lado, observando los tiburones descuartizados, sin responder. Otra mujer mencionó que se estaba divirtiendo y aparentemente, en un intento de justificación, dijo “hay tiburones por todas partes”. Su compañero respondió con un “estoy seguro.”

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Parece como si la multitud necesitara juegos de trivialidades: ¿Sabías que cada año se matan entre 26 y 73 millones de tiburones? Algunas fuentes incluso estiman que podrían llegar a ser 100 millones. ¿Sabías que Estados Unidos tiene un promedio de 16 ataques de tiburón y que un ataque fatal se produce cada dos años (como referencia, los rayos matan a más de 41 personas cada año en las costas de los Estados Unidos)?

¿Sabías que a la mayoría de tiburones que se mata se les corta sus aletas y luego son arrojados al mar aun vivos donde mueren? ¿Sabías que existe un mercado negro de aleta de tiburón y que la sopa de aleta de tiburón es un símbolo de reputación en muchos países asiáticos?

El torneo de las tres especies de tiburón que ‘cuentan para puntuar’ está por debajo del 75-90%. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en 30 años la población de tiburón zorro ha disminuido en un 75-80%. En ese mismo periodo de tiempo la población de tiburón cailón ha descendido en un 90% y la de marrajo común en un 75%.

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Con los estudios demostrando que esta drástica pérdida de población es significante y costosa para el ecosistema, ¿no crees que quizás es hora de reconsiderarlo? Tal vez después de 22 años de matar tiburones deberíamos cuestionarnos los motivos y la lógica de mantener un torneo de tiburón en aguas de Nueva Inglaterra. Los tiburones están pagando el precio a nuestro entretenimiento y han llegado al punto donde ya no pueden proporcionarnos más diversión. Debemos preguntarnos si nuestras acciones son responsables

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