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Dragon, una conocida ballena franca del Atlántico Norte, lucha por su vida tras quedar enredada en una boya de pesca

Dragon, una conocida ballena franca del Atlántico Norte, ha sido vista con una boya de pesca alojada en la parte derecha de su boca. Los expertos dicen que su estado de salud se está deteriorando rápidamente. Dragon, de 19 años, fue vista el lunes frente a la costa de Nantucket, en Massachusetts, Estados Unidos, durante un sondeo aéreo.

Esta noticia es particularmente triste ya que los científicos conocen a Dragon desde el mismo instante en que nació y sus travesías han sido registradas en lo que lleva de vida. 

Dragon ha alumbrado a tres crías a lo largo de lo que se prevé su truncada vida. La primera fue a la edad de 7 años, pero la cría murió una semana después. Alumbró a su segunda dos años después. La tercera, nacida seis años más tarde en 2016, no ha vuelto a ser vista desde su nacimiento y todavía no ha podido ser catalogada por el equipo de expertos.

En la fotografía de la izquierda puede verse a Dragon en su estado demacrado actual, mientras que a la derecha puede verse nadando con su cría en 2016 cuando su estado de salud era excelente.

Siendo una de las 411 ballenas francas del Atlántico Norte que quedan en el mundo, hembras reproductoras como ella son cada vez más importantes para la población.

“Es triste y desalentador ver a Dragon, una ballena que llevamos monitorizando desde el día que nació, enredada y en este lamentable estado de salud,” dice Philip Hamilton, científico del Acuario de Nueva Inglaterra.

“La esperanza para esta especie está en hembras reproductoras como Dragon,” dice Hamilton. “Temo que la perderemos en el momento en que más crías podría alumbrar.”

“Está extremadamente desnutrida, lo que sugiere que podría llevar meses sin comer al no poder cerrar la boca,” dice Amy Knowlton, del Programa Kraus de Conservación de Mamíferos Marinos del Acuario. 

“El enredo puede haber ocurrido en cualquier lugar, lo que demuestra la necesidad de implementar rápidamente cambios en los aparejos de pesca,” añade.

Knowlton dice que los parches naranjas alrededor de su cabeza, observados en las fotografías aéreas, revelan que su piel está infestada por cyamidae, un tipo de piojos que se concentran en las lesiones cutáneas, entre otros lugares del cuerpo de estos mamíferos.

El Acuario de Nueva Inglaterra ha documentado unos 1.500 enredos desde 1980 y observado un dramático aumento en el nivel de lesiones y muertes derivadas de los enredos en las artes de pesca.

“El 86,1 por ciento de las ballenas francas han sido víctimas de enredos al menos una vez en su vida, con más de la mitad de éstas sufriendo enredos dos o más veces, algunas incluso ocho durante el transcurso de sus vidas,” dice Knowlton.

Científicos del Centro Cabot Anderson para la Vida Marina, en colaboración con pescadores, lleva estudiando prácticas pesqueras, incluidas trampas sin cabos para langostas y cabos que pueden romperse con más facilidad, para ayudar a impedir enredos como los que está sufriendo Dragon en estos momentos.

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