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Credit: Vincent Sarderne

Los “archivos” de sedimentos revelan que los ecosistemas marinos están acumulando contaminación por crudo más rápido de nunca

Los sedimentos marinos cuentan la historia de un entorno, incluidos los derrames de crudo. Mediante esta “lectura” de los sedimentos del siglo pasado, un equipo de investigadores ha podido determinar cuánto crudo se ha ido acumulando en distintos hábitos costeros del golfo Pérsico y la importancia para la gestión medioambiental.

A principios de la década de 1900 fue descubierta la segunda mayor reserva de crudo del mundo en el golfo Pérsico. Actualmente, el golfo produce casi la mitad del crudo del mercado global. En algunas de estas áreas, los vertidos y fugas son inevitables.

Sin embargo, estos vertidos tienen consecuencias considerables en los hábitats marinos circundantes. El mayor derrame de crudo del mundo tuvo lugar aquí, durante la Guerra del Golfo en 1991, cuando las tropas iraquíes arrasaron cientos de pozos y barcos petroleros provocando el vertido de cerca de entre 1.360.000 y 1.500.000 toneladas de crudo. La inmensa marea negra de más de 4.000 km2 y con 12 cm de espesor causó un profundo impacto en la vida marina y costera de los países de la zona, especialmente en el litoral de Kuwait.

La historia del crudo antes y después en la costa de Arabia Saudita pudo ser reconstruido por un equipo liderado por la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá, conocida en el mundo por su nombre en inglés King Abdullah University of Science and Technology y por sus siglas KAUST, en colaboración con la Universidad King Fahd de Petroleum and Minerals and Saudi Aramco Environmental Initiatives. Para ello, el equipo midió la concentración de hidrocarburos de petróleo en los sedimentos de tres hábitats costeros cubiertas de vegetación (carbono azul): manglares, hierba marina y marismas.

“Varios hidrocarburos de petróleo son contaminantes dañinos. Los ecosistemas marinos de este tipo se consideran hábitats de carbono azul porque secuestran enormes cantidades de carbono orgánico. Por tanto, en áreas con actividades de extracción de crudo, estos hábitats pueden también secuestrar hidrocarburos de petróleo,” explica Susana Agusti, oceanógrafa y coordinadora del proyecto. El equipo también investigó si estos tres hábitats distintos variaban en su capacidad para acumular y almacenar hidrocarburos y qué factores podían influir en ello.

Se recogieron 25 núcleos de sedimento de los tres hábitats de carbono azul a lo largo de una franja de 400 kilómetros del litoral de golfo de Arabia Saudita, incluida la franja de costa que se vio gravemente afectada por el derrame de crudo de 1991. La edad de los sedimentos se determinó midiendo las concentraciones del Pb-209, isótopo radiactivo del plomo, a intervalos regulares a lo largo de la longitud de cada núcleo, permitiendo crear una librería de periodos de tiempo de deposición de sedimentos que correspondía con la profundidad del sedimento.

El análisis de un siglo de concentraciones de hidrocarburos de petróleo, incluidos varios hidrocarburos individuales que se sabe son contaminantes, reveló que la historia del crudo en el golfo quedó “escrita” en sus sedimentos de carbono azul costeros.

“Los picos más claros en las concentraciones de crudo correspondían con importantes incidentes en la historia, tales como el descubrimiento del crudo en el área y las primeras explotaciones en la década de 1930, así como el derrame de crudo de la Guerra del Golfo en 1991,” dice Ananya Ashok, estudiante de postdoctorado y autora principal de este estudio.

El análisis del índice de acumulación de hidrocarburos de petróleo en periodos de tiempo distintos reveló que la velocidad de acumulación de crudo fue cada vez más rápida en los hábitats de carbono azul.

“Estos resultados indican que los ecosistemas de carbono azul hacen más que secuestrar carbono y que son importantes sumideros de contaminantes antropogénicos,” dice. “Y los ecosistemas los están acumulando a una velocidad mayor que nunca.”

El equipo estima que estos ecosistemas han enterrado en solo los últimos 25 años casi 60.000 toneladas de hidrocarburos. “Ahora que sabemos que alterar estos sedimentos podría liberar estos contaminantes dañinos, es vital conservar estos hábitats de carbono azul,” dice Agusti.

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