Según un informe de la organización World Wildlife Fund, la sobrepesca, las prácticas pesqueras ilegales y la contaminación por plástico amenazan con extinguir los tiburones y rayas del mar Mediterráneo.
Los tiburones de la región se encuentran entre los más amenazados del mundo, añade el informe elaborado en el marco del Shark Awareness Day celebrado el 14 de julio.
“Los tiburones son los reyes del océano y estamos a punto de perderlos en el Mediterráneo,” decía Giuseppe Di Carlo, director de la Iniciativa Marina del Mediterráneo. Las rayas también corren peligro.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasifica el 27 por ciento de las especies de tiburones y rayas que viven en el Mediterráneo como “en peligro crítico” y un 2 por ciento globalmente.
Lo especialmente preocupante, señala la organización, es que la situación no hace más que empeorar a pesar de conocer desde hace tiempo las amenazas a las que se enfrentan.
El mayor peligro es la sobrepesca. Los tiburones y rayas suelen ser objetivo directo de la pesca, pero la mayoría caen enredados en las redes de pesca como “captura accidental” y posteriormente son arrojados por la borda, con apenas posibilidades de sobrevivir.
En su informe, Túnez se convierte en el segundo mayor país dedicado a la pesca de tiburón, por detrás de Libia, con hasta 4.200 toneladas de tiburones al año por país, el triple que Italia.
En su informe, la organización revela que muchas técnicas pesqueras, tales como el arrastre, el palangre y la pesca con redes de enmalle, provocan capturas elevadas de tiburones y rayas. Peor si cabe, la pesca ilegal persiste con el uso de redes deriva, prohibidas desde la década del 2000.
También existe un tráfico ilegal de tiburones y rayas. Las muestras de ADN revelan que la carne de tiburón suele venderse a los consumidores como pez espada, derivando en un problema de salud ya que determinadas especies de tiburones tienen elevadas concentraciones de mercurio que exceden los límites legales de seguridad. Desde su posición en lo alto de la cadena alimentaria, los tiburones bioacumulan muchos contaminantes en sus cuerpos y el Mediterráneo ha sido, históricamente, un lugar afectado por la escorrentía de metales pesados, pesticidas y otras sustancia químicas.
La organización también señala que la densa población humana siempre creciente a lo largo de las costas y el turismo masivo amenazan directamente la biodiversidad marina, aunque los plásticos y las artes de pesca perdidas o abandonadas agravan la situación.
Indispensables para la biodiversidad marina, los tiburones son particularmente vulnerables. Alcanzan lentamente la edad adulta y producen pocas camadas tras largos periodos de gestación. Todo esto hace que su capacidad para adaptarse sea limitada.
Entre las soluciones propuestas por el informe se incluyen la prohibición de la pesca en hábitats críticos y el uso de equipo adaptado para eliminar la captura accidental. También importante es mejorar el conocimiento de las poblaciones de tiburones y especies que se comercializan para reforzar las esfuerzos de conservación y asegurar la transparencia y legalidad del sector pesquero.