Ocean Sentry
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los casi cien incendios desatados en el Ártico en las últimas seis semanas, algunos del tamaño de 100.000 campos de fútbol, emitieron el pasado mes tanto dióxido de carbono (CO2) como el emitido por Suecia en un año.
“Desde comienzos de junio hemos sido testigos de incendios sin precedentes en la región del Ártico, arrasando casi 600.000 acres entre el 3 y 10 de julio,” dice Clare Nullis, portavoz de la OMM.
“Solo en junio estos incendios emitieron 50 megatones de CO2 a la atmósfera – el equivalente al total de emisiones de CO2 emitidas por Suecia y una cantidad mucho mayor que la emitida por los incendios en la región en el mismo mes entre 2010 y 2018 juntos.
Aunque los incendios son comunes en el hemisferio norte entre mayo y octubre, este año han tenido lugar a latitudes e intensidad inusuales, dice.
La mayoría se declararon en el estado de Alaska y la región rusa de Siberia, pero se estima que un incendio en Alberta, Canadá, arrasando el equivalente a 300.000 campos de fútbol o el tamaño de Luxemburgo. El 10 de julio se declaró otro en la isla de Groenlandia.
En junio Siberia sufrió aumentos de la temperatura de 10ºC por encima de la media, mientras que Alaska sufrió su segundo junio más caluroso registrado nunca. El 4 de julio los termómetros registraron 32ºC.
“No es el tipo de clima en Alaska,” dice Nullis.
Los incendios contribuyen a amplificar el calentamiento global al quedar cubierta la nieve blanca por una capa de hollín negro que absorbe la luz solar en lugar de hacerla rebotar, a la vez que aumenta el riesgo de fusión de la capa de permafrost y la consiguiente emisión de metano a la atmósfera. El humo además que puede viajar miles de millas.
Esto significa que los incendios no solo están están sintiendo la influencia del cambio climático, si que están contribuyendo a éste emitiendo más carbono a la atmósfera. Y eso es algo que acelerará los cambios que están teniendo lugar.
La ciudad de Fairbanks, en Alaska, se ha visto azotada este mes por una de los peores contaminaciones del aire en todo el mundo, obligando a sus habitantes a no salir de sus hogares y habilitando una sección de “refugio de aire limpio” en uno de los hospitales.
