Ocean Sentry
Hay muchas pruebas que sugieren que los humanos somos responsables directos de los aumentos de la temperatura global. En otras palabras, estamos provocando el caos en los complejos patrones climáticos del planeta y dejando a la estela un efecto devastador en la fauna silvestre.
Mientras Europa occidental disfruta de altas temperaturas sin precedentes en invierno, regiones del sur del continente se están viendo azotadas por el frío. Partes del Reino Unido, incluidas Gales, Londres, Kent y Nothamptonshire, han registrado su febrero más caluroso. Las temperaturas alcanzaron más de 20ºC, batiendo el récord de los 19,7ºC en Greenwich en 1998.
El lunes, Gran Bretaña sufrió su día más caluroso de invierno registrado nunca, con temperaturas de hasta 20,6ºC. Fue, según la Oficina de Meteorología Británica, la primera vez que las temperaturas de invierno excedían los 20ºC en la isla británica.
“En Gales no tiene precedentes, 20,6ºC es como estar en mitad de verano,” dice Etienne Kapikian, meteorólogo de Servicio Meteorológico Francés.
El martes se batió de nuevo el récord con 21,2ºC en Kew Gardens, al oeste de Londres, según datos proporcionados por la Oficina Meteorológica Británica. Otros lugares también batieron temperaturas sin precedentes, incluidos los 25ºC en Orense, España, 21ºC en Pleyber-Christ, Francia y 18,8ºC en Uccle, Bélgica.
Al mismo tiempo, las temperaturas caían en todo el Mediterráneo oriental. En Thessaloniki en Grecia, rondaron los 3ºC. A medida que el aire más caliente procedente del sur de Europa es arrastrado hacia el norte, hay un correspondiente flujo de aire frío que baja desde el Ártico, resultando en temperaturas inusualmente bajas en el mediterráneo oriental.
Pero, ¿dónde acaba el tiempo y empieza el clima?
Aunque los científicos siguen reticentes a atribuir frentes meteorológicos individuales directamente al cambio climático, no cabe duda que estos eventos serán cada vez más frecuentes a medida que el planeta se vaya calentando.
“Es uno de los síntomas más claros del cambio climático que hemos visto: temperaturas de invierno cada vez más elevadas y una alta probabilidad de días muy calurosos en invierno,” dice Friederike Otto, investigador del Instituto de Cambio Ambiental de la Universidad de Oxford.
“El hecho de que la primavera empiece mucho más pronto es uno de los síntomas más obvios del cambio climático que estamos viendo,” añade.
2018 fue el cuarto año más caluroso de la historia, según informó a principios de año el Servicio de Cambio Climático de la Unión Europea, Copérnico. El récord fue alcanzado en 2016, seguido por 2017 y 2015. Solo el año pasado se desataron devastadores incendios forestales en Grecia y California así como una sucesión de supertormentas en los océanos Atlántico y Pacífico y sequías sin precedentes en Australia.
Aunque ir en camiseta en febrero pueda sonar bien, los científicos advierten que estas temperaturas récord podrían ser un peligroso síntoma de lo que nos depara el año.
Joseph Dutton, del grupo de expertos climáticos de la organización E3G, advierte que estas temperaturas atípicas deberían preocuparnos.
“No es normal, es un síntoma de que el clima está cambiando,” dice. “Este febrero inusualmente caluroso se debe al calentamiento del Ártico”.
“La evidencia sugiere que el calentamiento del Ártico está desestabilizando las corrientes en chorro, llevando aire caliente a Europa y llevando aire frío a otras partes.”
Dutton explica que es probable que este patrón no haga más que agravarse y que será especialmente problemático para el Reino Unido, países del norte de Europa, así como para su fauna silvestre no acostumbrada a un calor así.
“Está relacionado con el calentamiento del planeta, que aumenta la probabilidad de un tiempo más caluroso,” dice Dim Coumou, del Instituto de investigación de efectos climáticos de Potsdam (PIK).
“Podemos pensar que un tiempo así para esta época es muy agradable, sin embargo si este tipo de condiciones meteorológicas ocurren durante el verano, podrían producirse graves repercusiones en la sociedad, “dice.
Otro científico, Dough Parr, también cree que los humanos somos responsables. “Las consecuencias del cambio climático no son simples y lineales. Por ejemplo, el calentamiento en el Ártico está debilitando el cinturón de vientos – vórtice polar – que frena el aire gélido en el extremo norte del planeta, generando una entrada de frío polar en latitudes medias, como la que sufrió Estados Unidos recientemente.
“Esto puede provocar largos periodos de frío en latitudes templadas, pero también significa mucho más calor en otros lugares – la señal más obvia del calentamiento global. Y estamos siendo testigos de ello, y las condiciones inusuales del tiempo no son nada en comparación con Alaska, donde hace poco ha registrado 28ºC por encima de lo normal.
“Las Naciones Unidas advierten que hay una probabilidad de entre el 50 y el 60 por ciento de que 2019 sea un año de El Niño, un evento que provocaría aumentos adicionales de la temperatura y las precipitaciones.
Los científicos dicen que el grado de confianza de que la actividad humana esté calentando la superficie de la Tierra ha alcanzado un nivel “5 sigma” (gold standard), una estimación estadística que significa que solo hay 1 probabilidad entre un millón de que no sea así.
Lo creas o no, está ocurriendo. Los expertos advierten que los gases de efecto invernadero emitidos por la humanidad están causando dramáticos eventos climáticos y que el derretimiento total de las regiones árticas es cuestión de unos años al ritmo actual. Lo único que podemos hacer es empezar a hacer algo. Y si no lo hacemos pronto, puede que para entonces ya sea demasiado tarde.
