Ocean Sentry
Los científicos instan en un nuevo estudio a que no se críen pulpos en cautividad, no solo por su inteligencia sino también por el impacto medioambiental que suponen estas granjas.
Aun así, este tipo de cría ya ha empezado. La demanda global sigue aumentando y el año pasado los precios se dispararon debido la precaria oferta. Se prevé que los precios se mantengan altos al menos en lo que quede de año.
Debido a que la captura es variable, contribuyendo a un abastecimiento inestable, los intentos por criarlos ya han comenzado en muchos países del mundo, incluidas pruebas genéticas para acelerar su crecimiento.
Por supuesto, esto tendrá impactos medioambientales conocidos, dice un equipo formado por científicos, filósofos y psiquiatras en una edición reciente de la revista Issues in Science and Technology.
Entre sus efectos está la contaminación por nitrógeno y fósforo derivados de los desechos, la endogamia, la propagación de enfermedades y la pérdida de hábitat, por nombrar solo algunos.
Pero la mayor preocupación medioambiental está en la dieta de este animal. Como la mayoría de criaturas acuáticas criadas en piscifactorías, los pulpos son carnívoros y necesitan proteínas y aceites de pescado en su dieta. Y las larvas solo comen animales vivos, que tienen que extraerse de alguna parte.
“Alimentar gran parte de los animales en granjas supone una presión adicional para las poblaciones de peces salvajes e invertebrados, que son triturados para convertirlos en piensos,” escriben.
“Cerca de un tercio de la captura global de pescado es convertido en alimento para alimentar animales de granja (vacation, cerdos, pollos..). Aproximadamente la mitad se destina a alimentar a animales de piscifactoría. Es por ello que muchas especies de peces salvajes están sometidas a una tremenda sobreexplotación y sus poblaciones están disminuyendo en todo el mundo.”
Los pulpos necesitan hasta tres veces su peso en pescado y crustáceos a lo largo de toda su vida. Y satisfacer esta necesidad crearía aun más presión en las esquilmadas poblaciones silvestres. Insisten: más presión, y no menos como se piensa. Las operaciones de piscicultura están contribuyendo a la sobrepesca de pequeños peces, comportando descensos graves en la fuente de alimento de depredadores marinos.
Pero aun si este problema llegara a solucionarse, mantener pulpos en cautividad sería algo extremadamente cruel.
Si has estado alguna vez en un acuario o has hecho submarinismo probablemente lo sepas. Se sabe que los pulpos son muy inteligentes y tienen habilidades de resolución de problemas. A menudo se les da juguetes para que no se aburran.
Pueden abrir tarros, reconocer individuos humanos, recordar rompecabezas con los que ya han interactuado antes e incluso escapar de un acuario cuando se cansan de él (es algo a considerar).
También son conocidos por mostrar comportamientos preocupantes en cautividad. Suelen protagonizar episodios de canibalismo y de crueldad hacia sus congéneres o comerse las puntas de sus propios tentáculos, algo que podría provocar enfermedades infecciosas. En un entorno carente de estímulos, estos animales se verían enormemente frustrados, poniendo en entredicho su cría por razones éticas.
“Más allá de su salud biológica básica y seguridad, es probable que requieran niveles elevados de estimulación cognitiva, así como oportunidades para explorar, manipular y controlar su entorno,” dicen los científicos. “Y la cría intensiva es inevitablemente hostil a estos atributos.”
Por el momento, se presentan muchos desafíos para que estos animales consigan llegar a la edad adulta. Pero los avances tecnológicos podrían hacer cambiar las cosas.
México ha reportado avances en la última década y una compañía japonesa informa que en 2017 consiguió que eclosionaron los huevos. Dice que el año que viene sacarán al mercado pulpos criados en cautividad.
Con todos los problemas ya evidentes, los científicos esperan que todo esto pueda cortarse de raíz.
“Esperemos que si llega a ser una opción práctica, la sociedad reconozca los problemas para el bienestar animal y medioambientales asociados a estos proyectos y que la cría de pulpos sea desalentada o evitada,” dicen.
“Mejor todavía sería que los gobiernos, compañías privadas e instituciones académicas dejaran de invertir en la cría de pulpos y en su lugar centraran sus esfuerzos en lograr un futuro verdaderamente sostenible y compasivo,” concluyen.
