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El aumento de las temperaturas amenaza con matar de hambre el océano profundo

Investigadores de 20 de los principales centros de investigación oceanográfica del mundo advertían hoy que el mayor hábitat del mundo – el suelo del mar profundo – corre riesgo de inanición y de cambios ecológicos radicales para 2100.

Andrew Sweetman del Centro Lyell para la Ciencia de la Tierra y Ciencia Marina y Tecnología de la Universidad Heriot-Watt en Edinburgo, Lisa Levin, oceanógrafa de la Institución Scripps de Oceanografía en la Universidad de California, Andrew Thurber, ecólogo marino de la Universidad Estatal de Oregon, y colegas de 20 centros de investigación oceanográfica líderes mundiales usaron modelización del sistema terrestre y escenarios previstos de cambio climático para cuantificar los inminentes cambios en los océanos profundos.

El equipo examinó varios suelos marinos, desde el Artico al Antártico, centrándose en la zona batial (entre los 200 y 3.000 metros de profundidad) y la abisal (entre los 3.000 y los 6.000 metros profundidad), las áreas definidas en el informe como océano profundo. A parte de medir los cambios en las fuentes de alimento de los océanos profundos, el equipo examinó las repercusiones que tendrán bajo el mar y en todo el planeta los aumentos de la tempertua, reducciones del nivel de oxígeno y una agua marina cada vez más ácida previstos.

El aumento de las temperaturas del océano, el aumento de la acidificación y la propagación de zonas con poco oxígeno alterarán dramáticamente la biodiversidad del suelo del océano profundo desde los 200 a 6.000 metros por debajo de la superficie. Las repercusiones de estos ecosistemas para la sociedad solo empiezan a apreciarse, sin embargo estos entornos y su papel en el funcionamiento del planeta pueden verse alterados por estos dramáticos efectos.

“Los ecosistemas del suelo marino profundo proporcionan servicios vitalmente importantes para el océano y la biosfera; a todos debería preocuparnos lo que está ocurriendo en el fondo de los océanos. El ciclo de materia orgánica que ocurre en el mar profundo ayuda a amortiguar el océano contra los cambios de ph y los efectos de la acidificación.”

Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Elementa.

“La biodiversidad en muchas de estas áreas está definida por la escasa cantidad de alimento que llega al suelo marino y durante los próximos 80 años – en determinadas partes del mundo – esa cantidad de alimento se reducirá a la mitad,” decía Andrew Thurber, ecólogo marino de la Universidad Estatal de Oregon y coautor del estudio. “Probablemente pasará a estar dominado por organismos más pequeños. Algunas especies prosperarán, otras migrarán a otras áreas y muchas otras morirán.

“Por ejemplo, partes del mundo probablemente tendrán más medusas y calamares y menos peces y corales de agua fría.”

El estudio usó las proyecciones de 31 modelos del sistema terrestre desarrollados por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático para prever los cambios en la temperatura, cantidad de oxígeno, acidez (PH) y disponibilidad de alimento para el suelo del mar profundo para el año 2100. Los autores hallaron que las temperaturas del océano profundo en el suelo marino abisal aumentarán entre 0,5 y 1,0ºC en el Atlántico Norte y en los océanos Austral y Ártico para 2100. Las temperaturas en la zona batial aumentarán incluso más. Se prevé que partes de este suelo de mar profundo en los océanos Pacífico, Atlántico y Ártico sufran un aumento de casi 4ºC.

“Aunque cuatro grados no parezca mucho en tierra, es un cambio de temperatura enorme en estos entornos”, dice Thurber. “Es el equivalente a tener verano por primera vez en miles de millones de años.”

“Dado que muchos entornos de mar profundo son muy estables de forma natural en términos de condiciones ambientales, es probable que incluso el cambio más ligero en la temperatura, oxígeno, alimento y ph haga disminuir la resilencia de las comunidades de mar profundo de forma significante con el impacto de la actividad humana,” dice Levin. “Todos estos desafíos exigen intensificar las observaciones y una planificación espacial para el océano profundo, coordinado a nivel internacional.”

Thurber señala que el aumento de las temperaturas exacerbarán la falta general de alimento.

“El aumento de las temperaturas hará aumentar el metabolismo de los animales y microbios que viven en el sedimento, lo que significa que necesitarán más alimento en un momento en que hay mucho menos disponible.”

Gran parte del suelo marino ya experimenta una falta severa de alimento, pero está a punto de convertirse en hambruna”, asegura Sweetman.

“Los entornos marinos abisales son una de las regiones más privadas de alimento del planeta,” dice. “Estos hábitats dependen al año de menos carbono por metro cuadrado del que hay en un terrón de azúcar. Se prevé que enormes áreas vean reducida a la mitad esa diminuta cantidad de alimento y, para un hábitat que recubre la mitad del planeta, las repercusiones serán enormes.”

Los investigadores dicen que es poco probable que su impacto en el mar profundo no se deje sentir en otras partes. Se prevé que el aumento de las temperaturas del océano haga aumentar la estratificación en algunas áreas y la surgencia en otras. Esto puede alterar la cantidad de nutrientes y oxígeno en el agua que retorna a la superficie procedente del mar profundo. Esta agua con menos oxígeno puede afectar a las comunidades costeras, incluida la pesca comercial, en especial en áreas como la costa del Pacífico de América del Norte, dice Thurber.

Las áreas que más probablemente se verán afectadas por esta falta de alimento son el Pacífico Norte y Sur, el Atlántico Norte y Sur y los océanos Índico Norte y Sur.

“El Atlántico Norte en particular se verá afectado por temperaturas más cálidas, la acidificación, una falta de alimento y bajos niveles de oxígeno,” dice Thurber. “El agua en la región está absorbiendo carbono de la atmósfera y enviándolo luego por todo el planeta, así que es probable que sea el primero en sentir el peso de estos cambios”.

Thurber había publicado con anterioridad sobre los “servicios” o beneficios que proporcionan los entornos de mar profundo. El mar profundo es importante para muchos de los procesos que afectan al clima terrestre, como el de actuar como un “sumidero” para los gases de efecto invernadero y ayudar a compensar enormes cantidades de dióxido de carbono emitido a la atmósfera.

No solo unas temperaturas más cálidas y el aumento del dióxido de carbono amenazan estos hábitats, también la pesca, la extracción minera y el vertido de contaminantes.

La presión pesquera ha sometido a muchas especies de peces de mar profundo a una grave explotación, algunas llevadas a la extinción comercial.

“También hay un interés generalizado en la extracción de minerales en los sistemas hidrotermales submarinos a lo largo de las dorsales oceánicas, en montes submarinos y áreas de nódulos polimetálicos en las profundidades abisales, tales como la Zona Clarion-Clipperton en el Océano Pacífico”, añade.

“Si miramos en la historia del planeta, podemos ver que pequeños cambios en el océano profundo provocaron enormes cambios en la biodiversidad,” dice Thurber. “Estos cambios fueron provocados por los mismos impactos que nuestro modelo prevé en un futuro cercano. Imaginamos el océano profundo como algo increíblemente estable y demasiado enorme como para que pueda verse afectado, pero basta una variación para que se crea un entorno radicalmente alterado”.

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