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Salvar a las tortugas en peligro de extinción en la antigua zona de guerra del Líbano

En el sur del Líbano, cerca de la frontera con Israel, hay una inconfundible casa de color naranja. Localizada justo pasado el control militar de las fuerzas armadas en la ciudad mediterránea de Tyre, la casa está rodeada por deliciosos plataneros, varias cabras y el trinar de los pájaros.

En este bello oasis vive Mona Khalil de 68 años, que se declara “protectora de las tortugas marinas”.

En el año 2000, Khalil se marchó de los Países Bajos, donde vivió como refugiada 17 años durante la guerra civil libanesa entre 1975 y 1990, para mudarse a un terreno que había heredado de su abuela en el Líbano.

A su regreso, descubrió que la tortuga verde en peligro de extinción y la tortuga boba, clasificada como especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, anidaban en la apartada playa de Mansouri.

Ese mismo año, Khalil puso en marcha el proyecto The Orange House Project – un proyecto de conservación de tortugas y ecoturismo – para ayudar a proteger a las tortugas del Líbano. Pintó la casa de color naranja para simbolizar el lugar seguro que los Países Bajos le habían ofrecido.

“Este proyecto fue mi sueño desde niña. Me encantaba la playa y la tierra de este lugar,” dice.

Durante tres años, recibió la formación necesaria de manos de científicos de la Asociación Mediterránea para Salvar a las Tortugas Marinas (MEDASSET).

Al principio, sus esfuerzos toparon con los pescadores locales que, explica, practicaban la pesca con explosivos – el uso de explosivos para matar cardúmenes de peces de una sola vez.

Según Michel Bariche, profesor de biología marina en la Universidad Americana de Beirut y autor de un libro sobre recursos marinos en el sur y este del Mediterráneo, la pesca con explosivos se ha estado practicando en el Líbano desde al menos la década de 1930.

Aunque ahora ilegal, sigue ocurriendo en algunas regiones remotas, añade Khalil. Sin embargo, con ayuda de la guardia costera, Khalil se mantuvo firme y ahora la pesca con dinamita ha cesado en el área. Y, naturalmente, eso ha ayudado a la fauna silvestre local.

Entre los meses de mayo y septiembre, la temporada de eclosión de las tortugas, Khalil se despierta con los primeros rayos de sol para vigilar la playa, buscando nidos, reubicándolos en una zona segura alejada del malecón y protegiéndolos con una malla de metal.

Khalil sigue las huellas de las tortugas adultas para localizar los nidos. Sus resultados los ha presentado en la conferencia bienal de MEDASSET y están disponibles gratuitamente.

Los voluntarios la ayudan regularmente a limpiar la playa de plásticos y otros escombros. Estos voluntarios son gente del pueblo y turistas, algunos de los cuales se hospedan en habitaciones de la casa, ayudando a financiar el mantenimiento del proyecto.

Aunque actualmente la mayoría de visitantes pasan unos días tranquilos cuando vienen, Khalil ha sufrido varios momentos difíciles.

Durante el violento conflicto de 2006 entre el grupo militante Hezbollah e Israel, Khalil decidió quedarse.

“Me negué a marcharme. Era la temporada de eclosión,” dice. “Uno de los misiles entró en casa y explotó.”

“Mis animales y yo nos quedamos traumatizados y perdí un poco de audición. Pero bueno, sigo viva y dando coces.”

El conflicto fue mucho más agresivo de lo que Khalil esperaba, pero siguió monitorizando la playa y ayudando a las tortugas.

“Conseguí proteger a la mayoría,” dice.

Ese año, asombrosamente, la población de tortugas prosperó.

“Teníamos 82 nidos, el número más alto en los 1,4 kilómetros de playa, y fue porque la gente no pasaba tiempo divirtiéndose en la playa,” explica.

Desde el 2000, la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL) ha estado monitorizando la llamada “línea azul”, creada para confirmar la retirada de las tropas israelíes estacionadas en el sur del Líbano desde los días oscuros de la guerra civil, por lo que los visitantes extranjeros tienen que obtener un permiso especial del ejército libanés para entrar en la región.

Khalil afirma que actualmente la mayor amenaza para su proyecto y las tortugas es la construcción de un resort ilegal que podría poner en peligro el hábitat de las tortugas.

Aun así, Khalil sigue resistiendo: “Vivo cada día al máximo y no me preocupa el mañana,” dice.

Por favor, sigue su fascinante proyecto en Facebook: https://www.facebook.com/theorangehouseproject/

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