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Di ‘No’ a la sopa de aleta de tiburón

Probablemente la sopa de aleta de tiburón no forme parte de tu menú durante las próximas semanas, puede que nunca la hayas probado o puede que nunca hayas oído hablar de ella. Sin embargo, esta sopa, particularmente el método empleado para adquirir el cartílago de tiburón que se emplea para hacerla, ejemplifica lo equivocado de la industria de ‘animales como alimento’.

Para conseguir las aletas, los pescadores cuelgan anzuelos sujetos a largas líneas de pesca. Dado que los tiburones necesitan mantenerse en movimiento para poder respirar, muchos mueren en los anzuelos antes de ser capturados, otros se capturan vivos. Da igual. Los animales, vivos o muertos, son subidos a bordo de los pesqueros donde se les cortan las aletas y el resto del cuerpo es arrojado al mar.

Si el animal es arrojado por la borda aun con vida, no podrá nadar sin sus aletas así que se hundirá y morirá asfixiado o devorado vivo por otros depredadores.

La tragedia es que todos los pescadores van a por ellos por sus preciadas aletas en el mercado, el resto del animal no tiene valor alguno, todo lo que buscan obtener es el cartílago de sus aletas usado para hacer la sopa. Es parecido a la matanza en el siglo XIX de los búfalos por su piel en Norteamérica, la matanza de gorilas como souvenirs y la matanza de elefantes sólo por sus colmillos.

Una vez considerada en ciertos países como un manjar, la sopa de aleta de tiburón era poco común y muy cara, lo que la convertía en símbolo de poder, posición social y éxito.

La demanda del producto se disparó cuando la población, una vez pobre en aquellos países, empezó a experimentar el crecimiento de la clase media.

Con precios por aleta que pueden alcanzar los 1.000 dólares, así que limitar y controlar la industria pesquera de tiburones se ha convertido en algo casi imposible con el aumento de la demanda.

Los tiburones son una parte vital del ecosistema marino y la diezma de sus poblaciones o su erradicación puede afectar de forma muy adversa a la cadena alimentiria marina. Y no queda ahí la cosa.

Los tiburones, en su función de carroñeros, son oportunistas y se alimentan de casi todo lo que encuentran. Debido a la contaminación en los océanos, muchos peces tienen niveles elevados de contaminación por mercurio, entre entre otros, en sus tejidos.

Cuando los tiburones consumen estos peces, el mercurio acaba también almacenado en sus cuerpos (bioacumulación) y una importante cantidad queda acumulada en las aletas.

Cuando éstas se procesan para elaborar la sopa, el mercurio no se elimina y pasa a ser parte de la sopa.

La gente que consume cantidades importantes o ingiere el producto de manera regular acabará experimentando elevados niveles de veneno en sus cuerpos y finalmente sufrirá envenenamiento por mercurio.

Tanto si estás en contra del consumo de animales como si simplemente estás intentando limitar tu exposición a productos tóxicos presentes en el medio ambiente, evitar el consumo de sopa de aleta de tiburón así como limitar el consumo de cualquier pescado o derivados del mar puede ser una buena idea.

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