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Orca Tipo C

Tú cena de merluza priva de alimento a las orcas

Un tipo de población de orca puede estar amenazada debido al apetito humano por la austromerluza negra (o merluza negra), más conocida como merluza por los asiduos a los restaurantes.

A medida que las flotas pesqueras patrullan sus aguas, capturando la que fuera su principal fuente de alimento, las ballenas van desapareciendo. No es seguro si se han desplazado o si se están extinguiendo, o ambas cosas, pero algo está teniendo lugar con implicaciones potencialmente peligrosas para el último ecosistema prístino de la Tierra.

‘Ha habido una pronunciada desaparición de orcas antárticas,’ explica el biólogo David Ainley de la compañía consultora ecológica H.T. Harvey and Associates y coautor de un artículo sobre la desaparición de las ballenas. ‘Creemos que están pasando por un vía crucis intentando hallar alimento.’

Las orcas antárticas están formadas por dos tipos de poblaciones conocidas por los científicos como Ecotipo-B y Ecotipo-C. Mientras las primeras se parecen a las orcas en otros mares, las ballenas Ecotipo-C son mucho más pequeñas, con marcas diferentes y tendencia a congregarse en grupos especialmente grandes. Muchos investigadores consideran que estas dos poblaciones son especies distintas.

La apodada orca del Mar de Ross, una ballena Ecotipo-C, sólo se encuentra en el Mar de Ross, una extensión de agua frente a la costa meridional antártica que bordea la plataforma de hielo de Ross del tamaño de Francia. Muchos científicos consideran esta región como el último lugar prístino de la Tierra, el único trozo remanente de la naturaleza preindustrial.

Sin embargo, el Mar de Ross no es lo que una vez fue. Hace 25 años, las cenas descubrieron a la merluza, el nombre conocido en el mercado que se le da a la austromerluza negra. Es un pez grande parecido al bacalao que puede llegar a vivir medio siglo, se reproduce de cuando en cuando, sabrosa y fácil de cocinar por lo que sus poblaciones se vieron devastadas prontamente. Luego, las flotas pesqueras se movieron hacia el Mar de Ross, en busca de su pariente más cercano, la austromerluza antártica.

Ahora a la austromerluza antártica también se le llama merluza. Se cree que es la principal fuente de alimento de la orca del Mar de Ross, descritas por los primeros exploradores antárticos y sucesivos visitantes como se de ser muy común. Hace apenas unas décadas, los barcos que se dirigían a la estación de investigación McMurdo, en la Isla de Ross, se veían literalmente ‘rodeados por las orcas,’ escriben los investigadores del Aquatic Mammal. No ha vuelto a repetirse.

Aunque los avistamientos de ballenas Ecotipo-B se han mantenido constantes, los avistamientos de orcas del Mar de Ross han descendido en dos tercios durante los últimos cinco años y ya no se congregan en grandes grupos.

‘No sabemos con certeza lo que esto significa pero sabemos que se alimentan de austromerluza antártica y también sabemos que en los últimos diez años la pesquería de austromerluza antártica ha sobrepescado a la especie,’ dice el coautor del estudio Grant Ballard, biólogo del Point Reyes Bird Observatory.

No existe garantía de que las ballenas se hayan desplazado a otro lugar en busca de alimento. La caza de peces menores puede ser más complicada provocándoles una carencia de alimento. Incluso de estar disponible otro recurso, las ballenas pueda que no sientan interés. Cazar es una tradición conductual e incluso cultural para estos animales altamente sociales que no cambian fácilmente.

Es una situación posiblemente análoga a la del Pacífico nordeste donde una población de orcas que se alimenta históricamente de salmón parece estar sentenciada ante el declive de la especie, ello a pesar de la abundancia de focas y leones marinos como fuente de alimento alternativa.

Después de más de una década estudiando a los pingüinos, Ballard señala que aun no ha visto a una sola orca del Mar de Ross comerse a un pingüino. ‘Esperaba que lo hicieran pero nunca ocurrió.’

El tiempo que queda para que la austromerluza antártica pueda sobrevivir a la presión humana es una incógnita. En apenas un par de décadas de pesca moderna, la austromerluza negra quedó prácticamente extinta. Se reproducía demasiado lentamente para seguir el ritmo de las capturas. Incluso en áreas donde se había producido el cese de la pesquería tras la pesca intensiva durante la última mitad del siglo XX, las poblaciones de austromerluza negra y otras especies de mar profundo locales siguen hoy sin recuperarse. Como ocurrió con el bacalao del Atlántico norte, se llega a un punto más allá del cual la recuperación no es posible.

‘El hecho de que estos stocks no se hayan recuperado sugiere que se ha detenido algún mecanismo ecológico, un cambio en el océano en un punto en el que la población no se reconstruye,’ señala Ainley.

Si la austromerluza antártica y la orca del Mar de Ross desaparecen, los impactos ecológicos podrían ser profundos. Estos depredadores en lo alto de las cadenas tróficas son reguladores importantes del ecosistema. Su ausencia provoca que las cadenas alimenticias adquieran formas distintas, algo parecido a lo ocurrido en el Atlántico norte occidental donde la sobrepesca del bacalao, que lo ha llevado a la práctica extinción, ha hecho que hoy esté dominado por peces menores y cangrejos.

Como medida provisoria, Ainley y Ballard quieren que las cenas eviten la merluza, aunque esa estrategia no salvara a la austromerluza negra. A pesar de los intentos por educar a la gente, la merluza sigue siendo un menú popular en los restaurantes exclusivos americanos.

Declarar el Mar de Ross área protegida, prohibida a toda la pesca, es el mayor deseo de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR), el cuerpo internacional responsable de proteger el continente.

‘No es sólo medioambientalmente sentimental sino una posibilidad económica’, dice Ainley. ‘Si tienes áreas prohibidas a la pesca se asegura que aun habrá peces que capturar en los alrededores de la reserva. Proteger el Mar de Ross podría asegurar probablemente la continuación de esta pesquería. De otro modo, quedará extinta económicamente,’ dice.

Pero Ballard es más realista. ‘Estamos hablando del último ecosistema prístino. Es importante que quede al menos uno,’ dice. ‘Más aún, la gente no tendrá puntos de referencia con respecto a lo que algún día tuvimos. Nos acostumbraremos a un planeta cada vez más y más degradado. El Mar de Ross es la última resistencia.’  (Fuente)

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