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The Mertz glacier in East Antarctica is one of the many areas that could be melting faster as warm water trapped underneath it accelerates the process Alessandro Silvano

¿Se convertirá la Antártida en la última frontera para la invasión biológica marina?

El estudio, publicado esta semana en la revista Global Change Biology, ha examinado las implicaciones del aumento del tráfico marítimo en la Antártida y su impacto en la biodiversidad marina de este ecosistema. La investigación es un importante paso para comprender si las especies invasoras, introducidas por el transporte, encontrarán más hospitalario el entorno antártico a medida que el clima en la Antártida siga cambiando.

Mediante el análisis de registros de la ubicación de navíos, bases de datos científicas e informes, los científicos de la Investigación Antártica Británica (BAS) y la Universidad de Cambridge han podido revelar que el tráfico marítimo en aguas antárticas se ha multiplicado por diez desde de la década de 1960. Podría significar que existe un mayor riesgo de que animales y plantas, tales como mejillones y algas, puedan ser transportados a este entorno.

El ecosistema marino del océano Austral se mantuvo en gran parte aislado cuando se formó la corriente circumpolar hace entre 15 y 30 años. La región es biológicamente única y la conservación de sus ecosistemas es una prioridad global. Las especies invasoras tienen el potencial para alterar el equilibrio entre especies. Es algo que en otras partes del mundo ha llevado al colapso de las pesquerías y a la disminución de los servicios de ecosistema.

El estudio proporciona la primera visión global de los peligros que entrañan las especies no nativas para el entorno marino antártico.

Arlie McCarthy, autora principal del estudio, ecóloga marina de las BAS y miembro del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge, dice:

“Sabemos que las barreras físicas actuales, tales como la cobertura del hielo marino, las corrientes oceánicas y la temperatura del agua, impiden que las especies no nativas se establezcan en los ecosistemas marinos de la Antártida. Pero es necesario comprender las implicaciones más amplias derivadas de las condiciones ambientales cambiantes y del aumento de la actividad marítima.

Nuestro estudio nos ayudará a determinar la magnitud de este riesgo.

Sabemos que en el océano Austral se han observado varias especies invasoras tales como mejillones, tunicados, briozoos y cangrejos que viven en los cascos de los barcos. Todavía no se ha confirmado su establecimiento pero son una amenaza para el futuro.

Apenas se han llevado a cabo estudios sobre el ensuciamiento de los cascos de los barcos que se mueven por la Antártida. El profesor Lloyd Peck de la BAS dice:

“Este estudio es un primer paso importante hacia la protección de la biodiversidad única que vive en el suelo marino de la Antártida. Antes de que puedan tomarse medidas efectivas, tiene que cuantificarse el riesgo.

Necesitamos comprender mejor estos problemas y realizar todos los esfuerzos posibles para estimar los riesgos y desarrollar medidas de conservación para, al menos, tratar de minimizar cualquier pérdida de biodiversidad futura en el entorno marino antártico.

El Dr. David Albridge, del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge, dice:

“Se sabe que las especies invasoras son una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad global. Aunque la vida en la Antártida estuvo una vez relativamente protegida de la invasión de especies no nativas, nuestro estudio revela que el cambio global provocado por los humanos está haciendo aumentar la probabilidad de dejar expuesta la vida del océano Austral a desafíos nuevos y sin precedentes.”

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