Activistas de la organización Greenpeace International sorprendieron la semana pasada a un pesquero a unas 200 millas de las islas Azores mientras arrastraba a bordo un palangre lleno de tiburones, capturando imágenes de sus destructivas prácticas.
Los activistas desplegaron una pancarta con el mensaje “Sharks Under Attack“, que forma parte de un informe reciente que revela la falta de protección en aguas internacionales y que está provocando la muerte cada año de cientos de miles de tiburones en peligro de extinción.
El barco de Greenpeace, Esperanza, documentó como los pesqueros, que supuestamente se dedican a la pesca de pez espada, estaban pescando de manera intencionada o “accidental” hasta cuatro veces más tiburones que su captura objetivo. Durante la protesta, la tripulación vio como el pesquero español Ameal solo capturaba un pez espada y al menos 8 tiburones de una línea de palangre de casi 40 millas de largo.
“Es absolutamente inmoral matar tiburones y otra fauna silvestre mediante estas prácticas horribles. Estamos sacando a la luz a los culpables, pero necesitamos con urgencia un tratado y límites de captura más estrictos para proteger nuestros océanos,” decía Will McCallum, de la campaña Protect the Oceans de Greenpeace, a bordo del Esperanza.
El informe también destaca el devastador impacto que la sobrepesca está teniendo en las poblaciones de marrajo común (Isurus oxyrinchus), el tiburón más veloz del mundo, estrechamente relacionado con el tiburón blanco. El análisis de Greenpeace revela que los pesqueros españoles y portugueses en el área están capturando hasta 25.000 marrajos al año.
Los pesqueros siguen las rutas migratorias de pez espada, usando métodos destructivos como los palangres con miles de anzuelos cebados, que también matan tiburones y otros animales. Los tiburones son pescados por sus preciadas aletas, muy codiciadas en algunas culturas.
Se estima que cada año las flotas pesqueras mundiales matan una media de 100 millones de tiburones.
El informe ha sido publicado mientras el barco realiza la travesía desde el Artico hasta la Antártida, para promover un tratado en las Naciones Unidas. Dicho tratado podría pavimentar el camino para la creación de santuarios marinos en el 30 por ciento de las aguas internacionales para 2030, creando enormes áreas marinas donde la actividad humana dañina está prohibida y la vida marina tiene posibilidad de recuperarse.
Actualmente no hay ningún mecanismo legal para crear santuarios marinos en aguas internacionales y solo cerca de un 1 por ciento de los océanos están completamente protegidos. El generalizado rechazo del sector y de los organismos regionales al consejo científico permite a la industria pesquera devastar los ecosistemas marinos usando prácticas destructivas para sobrepescar, a menudo en áreas sensibles, y esquilmar poblaciones de tiburones en todo el mundo. Muchas especies de escualos corren peligro de extinción y varias poblaciones han sufrido descensos de hasta un 99 por ciento debido a la actividad humana.
McCallum añade: “La gente necesita océanos sanos para sobrevivir del mismo modo que las criaturas que viven en ellos. Tenemos que proteger aguas internacionales con áreas marinas protegidas y darle a nuestro planeta azul la posibilidad para recuperarse.”