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Nuevo estudio: la población de ballena del Atlántico Norte está disminuyendo gravemente

Un nuevo estudio publicado en la revista Ecology and Evolution confirma que la población de ballena del Atlántico Norte – una de las ballenas más amenazadas de extinción del mundo – ha revertido su tendencia y ya no se está recuperando. En su lugar, está disminuyendo peligrosamente.

Los autores estiman que la probabilidad de que la población esté disminuyendo es de un 99,99 por ciento y ha hallado una fuerte divergencia entre las tasas de supervivencia de los machos y de las hembras, dejando la población en un preocupante desequilibrio: hay muchos más machos que hembras.

¿Cómo pueden estar los autores (dos de ellos del Centro Nacional de Pesca Marina del gobierno) un 99,99 seguros de que no se equivocan? Porque hay tan pocos individuos que pueden contarse.

Las ballenas del Atlántico Norte se pueden identificar por sus callosidades únicas en sus mandíbulas inferiores. Y, lamentablemente, no hay muchas que contar. El número de ballenas del Atlántico Norte es inferior a 500.

El nuevo modelo estadístico proporciona una imagen más clara del número de ballenas. Aunque tanto los modelos actuales como el nuevo modelo estadístico revelan un descenso de la población desde 2010, las nuevas estimaciones están menos afectadas por los cambios en la distribución de las ballenas, dependen menos de la frecuencia de los avistamientos y tienen mejor información de los animales que siguen vivos pero que no son vistos con frecuencia.

En los últimos años, estas ballenas no se han agregado tan sistemáticamente en el momento y lugar con respecto al pasado. Esto reduce la probabilidad de verlas, ya que los esfuerzos de investigación son más eficientes cuando las ballenas congregan en grandes grupos para alimentarse, alumbrar y cuidar de sus crías. Este cambio en el comportamiento ha hecho que las estimaciones basadas en datos censales de su población sean menos fiables que en el pasado, llevando al desarrollo de un nuevo modelo estadístico para estimar la abundancia.

El Acuario de Nueva Inglaterra ha realizado investigaciones sobre la ballenas del Atlántico durante más de tres décadas y también mantiene el Catálogo de la Ballena del Atlántico Norte. Todos los métodos para estimar la abundancia dependen extensamente de este registro. El catálogo combina información sobre ballenas individuales que se ha ido recopilando mediante sondeos anuales conducidos por diversos investigadores. El resultado es un exhaustivo censo fotográfico de la población de los últimos 25 años.

Para el estudio se revisaron datos de más de 61.000 avistamientos. Los análisis incluyeron historiales de avistamientos de 658 ballenas, incluidas 280 hembras, 328 machos y 50 animales de sexo desconocido. De las 658 ballenas vistas durante el periodo del estudio entre 1990 y 2015, 247 fueron vistas por primera vez antes de 1990.

Las hembras están muriendo en un alarmante 7 por ciento. En 1990, había el mismo número de machos que de hembras. En 2015, había 1,46 machos por hembra.

 

La NOAA está trabajando directamente con pescadores y compañías navieras pare reducir el daño que pueda causarse si las ballenas quedan enredadas o colisionan con barcos, dos causas bien documentadas de muerte y lesiones graves. También está trabajando con investigadores de toda la región para comprender la biología y condición del animal en la población. La agencia también está ayudando a las autoridades canadienses con sus esfuerzos de reducir los riesgos a estas ballenas en aguas canadienses.

Para agravar las cosas, se sabe que las amenazas están cobrando fuerza. Las ballenas tienen una precaria condición física, resultado de tasas crecientes de enredos en artes de pesca, cada vez más pesadas y por tanto más mortales. Y se sabe que están sufriendo los estragos de la creciente contaminación acústica provocada por los barcos. Se sabe que estas ballenas son sensibles al ruido porque cuando éste cesa (como ocurrió tras el atentado del 11 de septiembre de 2001), hubo evidencias de que las hormonas del estrés descendieron.

Finalmente, las prospecciones sísmicas – el precursor de la perforación de crudo y gas – sigue siendo una amenaza para las ballenas y su supervivencia. Las compañías petroleras quieren explotar el Océano Atlántico, desde Maryland hasta Florida, con cañones de aire comprimido para encontrar depósitos de crudo y gas. El área propuesta atraviesa los lugares de parto de la ballena y significaría llenar su ruta migratoria de potentes explosiones submarinas cada 10 segundos durante meses sin parar.

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