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Necropsia realizada a la séptima ballena franca revela que murió debido a un enredo con un arte de pesca

La necropsia realizada a la séptima ballena franca del Atlántico Norte hallada muerta el pasado verano en el golfo de St. Lorenzo, Canadá, ha revelado que murió tras quedar enredada en un equipo de pesca, según datos recién publicados.

La hembra de dos años de edad fue hallada el 19 de septiembre cerca de la isla Miscou, en Nuevo Brunswick, Canadá, fuertemente enredada entre una maraña de cabos y otros equipos de pesca, con profundos cortes en su cuerpo, boca, aletas y grasa.

Al menos 17 ballenas francas del Atlántico Norte han muerto en aguas canadienses y estadounidenses este pasado verano y los científicos creen que la actividad humana es la principal causa de las muertes.

Las necropsias realizadas en siete de las ballenas han revelado que cuatro murieron a causa de un fuerte trauma debido a la colisión con barcos, mientras murieron debido a enredos en equipos de pesca.

El Informe 2017 Right Whale Incident Report  fue actualizado a finales de diciembre para poder incluir los resultados de la séptima ballena. El informe dice que la ballena murió ahogada debido a un profundo enredo en un equipo de pesca. También afirma que el animal estaba enredado en un cabo de pesca que arrastraba una pesada trampa para cangrejos y que el peso de dicho equipo en relación al pequeño tamaño de la ballena en particular hace creer murió ahogada. Era la más pequeña de las siete ballenas examinadas.

El profesor Pierre-Yves Daoust, patólogo y profesor del Colegio Atlántico de Veterinarios, informó que es difícil determinar con exactitud la causa de las muertes ya que se descomponen muy deprisa.

“Sigue siendo un hecho de que las actividades humanas han sido una causa muy importante de esta mortalidad este verano,” dice.

Los científicos reunidos en la reunión anual del Consorcio de la Ballena Franca del Atlántico Norte celebrada a finales de octubre dijeron que, a menos que no se produzcan cambios inmediatos, a la especie le quedan poco menos de 20 años en el planeta.

A finales de agosto se impuso un límite de velocidad de 10 nudos en el Golfo de San Lorenzo para intentar evitar más muertes.

Pero Amy Knowlton, que trabaja en el Acuario de Nueva Inglaterra, en Boston, Massachussets, dijo en la reunión de octubre que los cabos son el principal culpable de estos enredos mortales y que no se ha hecho nada para abordar el problema.

Los cabos para la captura de langosta y cangrejo son cada vez más gruesos y fuertes en comparación a los de hace unos años, dice, de manera que las ballenas no pueden desprenderse de ellos.

Knowlton informa que los científicos están intentando trabajar con la industria para cambiar el cabo o eliminarlo totalmente.

Sin embargo, la escritora independiente de InfoBarrel y experta en el virus Zika, Rose Webber, baraja otras hipótesis que por el momento no han convencido a ninguna agencia pero que no deberían descartarse a la hora de realizar el examen postmortem. Según Webber, las contusiones provocadas por barcos podrían haber ocurrido cuando las ballenas ya estaban muertas.

A Webber le resulta muy curioso que las agencias estén tan convencidas de que los equipos de pesca sean el problema. Según Tonya Wimmer, bióloga marina y directora de la Sociedad de Respuesta de Animales Marinos, “No hay nada en ellas. No parece ser algo aparente desde fuera,” decía.  El comentario de Wimmer era en referencia a seis ballenas halladas muertas.

En un par de lugares, un informe patológico afirma que no puede descartarse una infección, aunque es improbable. Según Webber, podríamos dejar de pescar y prohibir todo el tráfico marítimo que aun así las ballenas seguirán muriendo. Y es que Webber está convencida de que estas ballenas están muriendo por algún tipo de infección, especialmente por la bacteria Wolbachia para los que no se ha hecho ningún tipo de examen en las necropsias.  

Para combatir el Zika, se han liberado y se siguen liberando por todo el mundo millones de mosquitos Aedes aegypti, transmisores del Zika, que llevan la bacteria Wolbachia, que anula la capacidad del insecto de transmitir el Zika, el dengue y otros virus. Estas liberaciones han sido fuertemente financiadas por el gobierno americano entre otros así como por la Fundación Bill y Melinda Gates. Wedder cree esa es la causa de la mortalidad de las ballenas y que la NOAA tiene un enorme conflicto de intereses y que por ello no debería participar en la investigación conjunta con el Departamento de Océanos y Pesca de Canadá.

Con respecto a la prohibición de rescatar ballenas enredadas, dice: “Puedo comprender que se prohiba durante una semana, pero estas ballenas son por lo general dóciles. No se deja de rescatar a la gente cuando muere un bombero o un piloto de helicóptero mientras prestaba sus servicios. Es parecido, dice, a una obstrucción a la justicia. Es más, la prohibición de rescatar ballenas hará que los informes patológicos sean no concluyentes. Las pruebas es que las colisiones con barcos y los enredos son extremadamente deficientes.

Añade además que la tasa de natalidad tan baja es probable que tenga que ver con su principal fuente de alimento – Calanus finmarchicus – infectado de Wolbachia. Otra posibilidad que la NOAA rechaza investigar. 

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