Ocean Sentry
Más de la mitad de los océanos del mundo no pertenecen a nadie, lo que a menudo provoca el saqueo de sus riquezas. Ahora, los países de todo el mundo han tomado las primeras medidas para proteger sus valiosos recursos.
A finales del mes pasado, tras dos años de conversaciones, diplomáticos de Naciones Unidas recomendaron empezar las negociaciones del tratado para crear áreas protegidas en aguas más allá de la jurisdicción nacional y, a su vez, empezar a debatir sobre cuánto proteger y cómo hacer cumplir las normativas.
“La alta mar es la mayor reserva de biodiversidad del planeta”, decía en una entrevista el embajador de las Fiji, Peter Thomson, actual presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas. “No podemos seguir así si queremos proteger la biodiversidad y la vida marina.”
Sin un nuevo sistema global que regule toda la actividad humana en alta mar, estas aguas internacionales seguirán siendo “una zona pirata”, dice.
Sin embargo, es probable que las grandes ambiciones colisionen con las negociaciones diplomáticas. Varios países se resisten a la creación de un nuevo órgano de gobierno que regule la alta mar, sosteniendo que las organizaciones y regulaciones regionales existentes son suficientes.
Los intereses comerciales son poderosos. Los buques rusos y noruegos se adentran en alta mar en busca de krill; los buques japoneses y chinos se adentran buscando atún. La India y China están explorando el suelo marino en aguas internacionales en busca de minerales valiosos.
Muchos países se resisten a adoptar nuevas normativas que les pondría límites.
Las negociaciones, por tanto, tienen que dar respuesta a cuestiones críticas.
¿Cómo se eligirán las áreas marinas protegidas? ¿Cuánta parte de océano se dejará como santuarios? ¿Quedará prohibida toda la extracción de recursos marinos de esas reservas – llamadas vedadas – o se permitirá cierta actividad humana? Entre otras cosas, ¿cómo se harán cumplir las regulaciones en las nuevas reservas? Rusia, por ejemplo, objetó usar la frase esfuerzos de conservación a “largo plazo” en el documento que resultó de las últimas negociaciones en julio y prefirió medidas de duración limitada.
Las Maldivas, en nombre de todas las naciones insulares, sostuvo que las nuevas negociaciones del tratado eran urgentemente necesarias para proteger la biodiversidad. Varios países quieren que órganos de gestión pesquera asuman el mando de determinar áreas marinas protegidas.
Otros dicen que un entramado de organismos regionales es insuficiente porque normalmente están dominados por países poderosos.
Las nuevas negociaciones podrían empezar el próximo año. La Asamblea General, formada por 193 países, tendrá que tomar finalmente una decisión.
La pesca en alta mar, a menudo apoyada por generosos subsidios gubernamentales, es una industria multimillonaria, en particular para peces de gran valor comercial como la merluza negra y el atún rojo que se sirven en restaurantes de lujo de todo el mundo.
Es más probable acabar con la pesca en algunas partes vulnerables de alta mar, que afectaría a los enormes arrastreros enormemente subvencionados.
Es menos probable que afecte a pescadores sin los recursos para adentrarse en alta mar. En realidad, las reservas marinas podrían ayudar a restablecer las esquilmadas poblaciones de peces.
