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Photo: Cristina Mittermeier/National Geographic

Los osos polares están muriendo de hambre debido al calentamiento global

Nuevas evidencias arrojan más luz sobre la reciente polémica en relación a las repercusiones del deshielo en estos grandes depredadores.

Millones de personas han visto el sobrecogedor vídeo de un oso polar en sus últimos momentos de vida, con el pelo mustio cubriendo su figura ósea y delgada. Tomada por Paul Nicklen y Cristina Mittermeier de la organización sin ánimo de lucro Sea Legacy, la fotografía fue publicada en National Geographic a principios de diciembre.

El vídeo provocó una oleada de polémicas sobre lo qué saben y no saben los científicos, sobre las consecuencias del calentamiento global en los osos polares. Sin examinar el oso en el vídeo – que se cree falleció – es imposible saber con certeza de qué se veía aquejado ese individuo, pero ahora los científicos han publicado nuevas pruebas que arrojan más luz sobre el peligro que corre la especie en general.

Debido al deshielo en el Ártico, es probable que más osos polares pronto mueran de hambre, advierte un nuevo estudio que ha descubierto que estos grandes carnívoros necesitan consumir un 60 por ciento más de lo que se pensaba.

Según un análisis metabólico único de los osos polares publicado en la revista Science, los osos polares son animales con un elevado coste energético, quemando unas 12.325 calorías al día, aún estando acostados gran parte del tiempo.

“Nuestro estudio revela la elevada dependencia de los osos polares en las focas,” dice el autor principal Anthony Pagano, biólogo de fauna silvestre en Estudios Geológicos de Estados Unidos (USGS).

Los osos polares dependen casi exclusivamente de una dieta muy alta en calorías basada en las focas. Para minimizar su consumo energético, los osos esperan durante horas a las focas que salen a respirar por los agujeros en el hielo. Cuando una foca sale a la superficie, el oso se sostiene sobre sus dos patas traseras y aplasta la cabeza de la foca con ambas patas delanteras para aturdirla. Luego la agarra por el cuello y la arrastra sobre el hielo.

“Es su método para cazar focas,” dice Pagano. Esa es la razón por la que el deshielo en el Ártico amenaza la supervivencia del oso polar.

El cambio climático está calentando el Ártico más deprisa que en ningún otro lugar del mundo y el hielo marino se está reduciendo un 14 por ciento cada década.

Incluso hoy, en medio del frío invierno ártico, los satélites han revelado que hay unas 770.000 millas cuadradas menos de hielo que el promedio entre 1981 y 2010 (el equivalente a un área mayor que Alaska y California juntas).

Actualmente, el hielo se rompe más pronto a finales de primavera y se forma más tarde en otoño, obligando a los osos a quemar enormes cantidades de energía caminando largas distancias buscando algo de hielo. O permanecen en tierra más tiempo, ayunando cada vez más en otoño, quemando la grasa acumulada de las focas que cazaron en primavera.

El estudio de Pagano implicó capturar a nueve hembras de oso polar en el mar de Beaufort frente a la costa de Alaska el pasado abril, cuando normalmente hay muchas focas. Las osas fueron equipadas con collares GPS que llevaban cámaras para grabar vídeo . También se tomaron muestras de sangre y orina. Entre 8 y 11 días después volvieron a capturarse. Una osa se había alejado 155 millas. Se volvieron a tomar muestras de sangre y orina y se descargaron los vídeos y otros datos.

Los datos revelaron que las osas estaban más activas cerca de un 30 por ciento y descansaban el resto del tiempo, sin embargo quemaban 12.325 calorías al día, gran parte de sus reservas corporales, es decir en torno a un 60 por ciento más de lo que habían estimado estudios anteriores. Los vídeos revelaron que cuatro de las hembras no pudieron cazar ni una sola foca. Las mediciones revelaron que estos animales perdieron un 10 por ciento o más de su masa corporal.

Una osa perdió en 10 días cerca de 18 kg, incluido su músculo magro. Esta osa llegó incluso a saltar al agua en un intento fallido por capturar a una foca que nadaba. “Tenía que estar desesperada,” dice Pagano.

“Es un estudio muy importante,” dice Steven Amstrup, científico jefe de la organización sin ánimo de lucro Polar Bears International, una organización focalizada en la conservación del oso polar, y que no ha participado en el estudio. “Revela que los osos polares son más parecidos a los grandes felinos – leones y tigres -, carnívoros depredadores con metabolismos muy energéticos,” dice Amstrup.

Como cazadores solitarios, los osos son como los tigres, excepto dos veces más grandes, algunos llegando a pesar 598 kg. Y sin embargo son excepcionalmente vulnerables debido a su dependencia casi exclusiva a una sola especie de presa.

Si estos resultados se sostienen, entonces revelan que la pérdida de hielo marino puede tener mayores repercusiones en los osos de lo que se pensaba, dice Amstrup. Su estudio en 2010 proyectó que el continuado descenso del hielo marino reduciría la población global de osos en dos tercios, menos de 10.000 en 2050.

Las mejores estimaciones dicen que hay entre 20.000 y 30.000 osos polares en 10 grupos o poblaciones distintas distribuidas por la parte norte de Estados Unidos, Canadá, Groenlandia, Noruega y Rusia. Cuatro de estas poblaciones se considera que están declive. Los osos en la región del mar de Beaufort se encuentran entre los más estudiados y sus números han descendido un 40 por ciento en los  últimos 10 años. Se cree que cinco poblaciones son estables y no hay datos suficientes para evaluar el resto.

El oso polar está considerado como En Peligro en los Estados Unidos y clasificado como Vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturelaza (UICN) debido a que su hábitat de hielo marino está amenazado por el cambio climático.

Aunque se trata solo de una instantánea de 10 días, el estudio confirma que los osos polares no están hechos para caminar, dice Andrew Derocher, destacado experto en osos polares de Canadá y profesor en la Universidad de Alberta. No son caminantes eficientes, pero gracias a su dieta de alto contenido energético, pueden deambular un área de hasta 95.000 millas cuadradas, decía Derocher en una entrevista.

Los osos pueden perder peso rápidamente, pero también pueden ganarlo deprisa si pueden cazar focas. “He visto un macho de 500 kg consumir 100 kg de carne de foca en una sola comida,” dice.

Cuanto más lejos tengan que viajar los osos sobre el hielo para cazar, más peso perderán. Finalmente empiezan a perder músculo, disminuyendo sus posibilidades de cazar con éxito, pudiéndoles llevar a una espiral decreciente. Los osos también están nadando más con el deshielo, dice Derocher.

Aunque capaces de nadar largas distancias, los osos polares queman mucha más energía nadando que caminando, dice un estudio reciente publicado en la revista Polar Biology.

“A medida que el hielo de deshace y lo hace cada vez más pronto, los osos polares se ven obligados a nadar cada vez más para llegar a las poblaciones de focas,” dice el autor Blaine Griffen, biólogo de la Universidad Brigham Young en Utah. Una hembra de osa que Griffen estudió nadó 426 millas durante nueve días. Perdió el 22 por ciento de su peso corporal y, peor aún, perdió a su cría que había empezado el viaje con ella.

Tener que nadar más podría hacer que las crías acaben siendo más pequeñas, que se produzcan tasas de reproducción más reducidas e incluso un mayor riesgo de muerte, algo que ya se está viendo en el oeste de la bahía de Hudson y alrededor del sur del mar de Beaufort, dice Griffen.

“No hay duda que con deshielo, morirán cada vez más osos de hambre”, dice Amstrup. “No sabemos si ese pobre oso del vídeo se estaba muriendo de hambre. Lo que sí sé es que la única solución para la supervivencia a largo plazo del oso polar es abordar el cambio climático.”

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