Ocean Sentry
Mientras los países a favor y en contra de la caza de ballenas debaten en el otro lado del globo, una alumna japonesa Yuna Suzuki de 10 años, obtiene de primera mano una gráfica visión del tema.
Yuna y una docena de compañeros de clase de la escuela elemental visitaba en Wadamachi el matadero de ballenas, uno de las cuatro ciudades costeras de Japón que tiene permitido capturar un pequeño número de estos gigantes marinos.
Agarrando un libro de notas y un lápiz, el miércoles Yuna y sus compañeras de clase ocuparon le primera fila de entre una multitud, curvándose hacia delante para ver la desmembrado a un animal de 10 metros (33 pies), la primera captura de la ciudad de la temporada de tres meses. “
“¡Mira! Ese es su corazón!”, decía Yuna a sus amigas con su cara medio cubierta por su mano. “OH no, está chorreando mucha sangre”
Otra alumna, Honami Shoji de 11 años decía: “Me sabe mal por el animal”
“Pero también nos comemos la carne y la apreciamos”, decía calmadamente “Tenemos suerte de haber nacido en esta ciudad”
Desde 1999, los niños de la escuela de Wadamachi, a 70 kilómetros (45 millas) al sureste de Tokio, han visto la matanza de ballenas en esta ciudad, autorizada a cazar 26 ballenas Baird’s beaked cada temporada.
“Previamente los alumnos estudiaron la historia de la caza de ballenas en la ciudad así como la oposición a estas matanzas en la actualidad de algunas personas del mundo”, decía uno de los profesores, Michiyo Masuda.
“Esta es una buena oportunidad para ellos de aprender todo lo referente a su ciudad y a su cultura”, decía.
Mientras Masuda y sus compañeros insisten en que ellos ofrecen una visión equilibrada de la caza de ballenas, el debate global es cualquier cosa menos desapasionado.
Los encuentros de la Comisión Ballenera Internacional han confrontado violentamente los que están a favor y los que no en el tema de la caza de ballenas, aunque en el encuentro de Chile hubo intentos para un debate más tranquilo.
La CBI impuso una moratoria al comercio de ballenas en 1986 pero sus normas permiten la matanza de los gigantes marinos para la investigación científica. Las únicas naciones que descaradamente desafían la prohibición de la CBI en el comercio de ballenas son Noruega e Islandia.
 
