Las ballenas azules son los animales más grandes que han existido en la Tierra y hacen unas potentes llamadas que pueden llegar a escucharse a 500 millas de distancia. Ahora, un equipo de científicos ha observado algo extraño en estas llamadas: sus canciones parecen estar reduciendo misteriosamente su frecuencia.
Y es algo que sorprende, ya que se había pensado que la frecuencia venía fijada en función del tamaño del animal. Estos animales usan unas cámaras enormes en su sistema respiratorio para generar sonidos, y el tamaño de estas cámaras debería determinar la frecuencia del sonido que resuena de ellas. Pero si la frecuencia de sus llamadas está disminuyendo y los animales no están cambiando de tamaño, entonces tiene que deberse a otra causa.
“Nuestro estudio demuestra que en particular las ballenas azules, y tal vez otras ballenas barbadas en general, pueden estar produciendo sus sonidos armoniosos de forma muy distinta a la que se pensaba”, dice el Dr. Robert Dziak, experto en acústica de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica y autor principal del estudio.
Dziak y sus colegas examinaron otro factor para explicar cómo generan sus llamadas estas enormes criaturas.
Crearon un modelo que reproduce los tipos de sonidos que hacen las ballenas azules y hallaron que alternando el ritmo al cual el aire pasa a través de las cuerda vocales se podía imitar estas llamadas con exactitud. Es una forma totalmente nueva de pensar sobre las canciones de las ballenas.
“Demostramos que las ballenas azules pueden hacer estos sonidos de baja frecuencia e incluso cambiar la frecuencia en medio de una llamada, palpitando aire a través de sus cuerdas vocales,” explica Dziak.
También implica que la frecuencia a la que se comunican podría venir determinada por una elección que han tomado las propias ballenas.
Pero, ¿por qué las ballenas azules en todas partes eligirían colectivamente reducir la frecuencia de sus llamadas?
Se han barajado varias hipótesis pero los científicos sospechan que podría tener algo que ver con el aumento del ruido en el océano provocado por la actividad humana.
“Conducimos un estudio a largo plazo del sonido frente a la costa de Oregon, que a veces puede llegar a ser muy ruidosa,” dice Joe Haxel, especialista en acústica de la Universidad estatal de Oregon.
“Además de los vibrantes sonidos naturales, en especial de las olas que rompen en la playa, varios estudios a largo plazo han documentado un sustancial aumento del ruido marino durante las últimas dos décadas debido a la expansión del tráfico marítimo.
“Puede ser que las ballenas estén ajustando sus frecuencias de vocalización en respuesta a un aumento del ruido antropogénico.
“Básicamente, están intentando encontrar un canal de radio con menos interferencias por el que comunicarse”.
Si es así, entonces se trata de una adaptación destacable, pero también alarmante.
Justo estamos empezando a comprender cómo afectan los sonidos antropogénicos a los ecosistemas oceánicos. Las ballenas podrían tener la capacidad de adaptarse – al menos hasta cierto punto -, pero podría no ser el caso para muchas otras criaturas marinas que también se comunican a través del sonido.