Un estudio conducido por el Instituto de Estudios Marinos y Antárticos (IMAS) de Tasmania sobre las aves marinas que han ingerido plástico ha revelado un abanico de efectos no letales en su salud y fisiología.
Aunque las muertes causadas por la ingestión de escombros plásticos o enredos en éstos ha recibido mucha atención mundial, poco se sabe sobre los efectos no letales en aquellas aves marinas que sobreviven a la ingestión de plástico.
El estudio, conducido por la Dra. Jennifer Lavers del IMAS y publicado en la revista Environmental Science & Technology, ha hallado que la ingestión de plástico puede tener importantes efectos negativos. La investigación, en la que han participado científicos del Museo de la isla Lord Howe y el Museo de Historia Natural del Reino Unido, analizó las muestras de sangre y plástico obtenidas de pardelas paticlara (Ardenna carneipes) de la isla.
“Las poblaciones de pardela paticlara están disminuyendo en todo el Pacífico sudoeste y costa sur de Australia Occidental,” dice Lavers.
“La ingestión de plástico ha contribuido a este descenso, pero no sabíamos con exactitud cómo afectaba a las pardelas,” dice.
“Nuestro estudio reveló que los niveles de calcio en sangre, masa corporal, longitud de alas, cabeza y pico se habían reducido en aquellas aves que habían ingerido plástico.”
“La presencia de plástico también tenía repercusiones en su función renal, causando una concentración mayor de ácido úrico, colesterol y enzimas.”
Lavers dice que el estudio ha hallado que la simple presencia de plástico es suficiente como para causar problemas, independientemente de la cantidad.
“Nuestros datos no mostraron una relación importante entre el volúmen del plástico ingerido y la salud de los individuos, lo que sugiere que cualquier ingestión de plástico es suficiente como para verse afectadas,” dice.
“Hasta ahora apenas había información sobre la composición sanguínea de las aves marinas, muchas de ellas clasificadas como especies amenazadas.
“Es complicado comprender cómo se ven afectadas aves marinas individuales dado el poco tiempo que pasan en tierra o en sus colonias reproductoras, y la mayoría de muertes ocurren en el mar, donde no puede saberse la causa de la muerte”.
“El complejo abanico de problemas a los que se enfrentan las aves marinas – desde la pérdida de hábitat y el cambio climático hasta la pesca industrial y la contaminación marina – hace vital comprender mejor las consecuencias de desafíos particulares tales como los escombros plásticos,” dice Lavers.
Lavers lideró el estudio del plástico en una de las playas más remotas del mundo, la isla Henderson, donde fueron halladas más de 17 toneladas de escombros plásticos, con más de 3.570 nuevos trozos de plástico llegando diariamente en sólo una playa.
Tal como comentaba en aquel entonces: “Gran parte de los más de 300 millones de toneladas del plástico que producimos en todo el mundo cada año no se recicla y, dada su flotabilidad y durabilidad, tiene repercusiones a largo plazo en los océanos.”