Home / Noticias / Medio Ambiente / Los ecosistemas de carbono azul almacenan carbono 40 veces más rápido que los bosques terrestres

Los ecosistemas de carbono azul almacenan carbono 40 veces más rápido que los bosques terrestres

Puede que huelan a podrido, que en ellos se reproduzcan enjambres de mosquitos y que no tengan el glamour de los arrecifes de coral, sin embargo, los manglares, junto con otros hábitats costeros, son vitalmente importantes para nuestro clima. Y están gravemente amenazados.

No ha sido hasta en la última década que los científicos han descubierto que uno de nuestros menospreciados hábitats costeros, los llamados “ecosistemas de carbono azul”, desempeñan un papel fundamental en la lucha contra las emisiones de CO2.

Pero actividades tales como la quema de combustibles fósiles y el desarrollo costero ya han provocado la desaparición de la mitad de ellos.

¿Qué es el carbono azul?

Los ecosistemas costeros de carbono azul, tales como los manglares, las praderas marinas y los humedales mareales, son llamados así porque se ubican en el límite entre la tierra y el mar y por su capacidad inigualable de absorber CO2 de la atmósfera y almacenarlo bajo la superficie. Este proceso de denomina secuestro de carbono.

Fue el intenso secuestro de carbono llevado a cabo por los bosques y algas antiguos hace millones de años lo que ayudó a crear los mismos depósitos de carbón y crudo que hoy explotamos.

Cerca de la paleta de colores de la ecología están los sistemas de carbono verde de árboles y bosques. Aunque importantes, no son ni de cerca tan eficientes almacenando carbono como sus homólogos azules.

“Sabemos que los bosques son muy eficientes secuestrando carbono, pero sus depósitos de carbono están sujetos al tiempo de vida de los árboles – en torno a unos 100 años más o menos. Luego el carbono es liberado nuevamente a la atmósfera,” dice el ecólogo marino Peter Macreadie de la Universidad Deakin, en Australia.

A parte de ser depósitos temporales de carbono, los árboles solo pueden absorber carbono mientras no se “saturen”.

Por el contrario, los ecosistemas de carbono azul pueden almacenar carbono durante mucho más tiempo, durante miles de años, y a un ritmo mucho más rápido.

“Estos ecosistemas de carbono azul almacenan carbono 40 veces más deprisa que los ecosistemas de carbono verde,” dice. “Por lo que se necesitan más hábitats de carbono verde para compensar los de carbono azul”, dice.

Algunos ecólogos temen que estos ecosistemas no estén recibiendo la atención que merecen y actualmente se están perdiendo más deprisa de lo que podemos conservarlos.

Macreadie estimó que casi la mitad de los ecosistemas de carbono azul del mundo ya han desaparecido debido a la actividad humana.

Las praderas marinas se han reducido a razón de un 1 por ciento al año desde el comienzo del siglo XX.

Para sensibilizar a la gente para que proteja estos hábitats, Macreadie y su equipo recurrieron a bolsas de té.

El equipo de científicos ha estado enterrando por todo el mundo bolsas de té en el suelo de ecosistemas de carbono azul para saber en qué medida un área en concreto almacena carbono.

Las hojas de té dentro de cada bolsa son materiales de carbono, lo que las hace muy útiles para el juego instrumental del equipo.

Si las hojas de té siguen todavía en la bolsa tras varios meses de estar ésta enterrada en el barro, entonces significa que ese lugar podría ser bueno almacenando carbono. Pero si al cabo de unos meses las hojas han desaparecido, significa que el carbono se ha descompuesto y que por tanto el área no es capaz de almacenar carbono.

El proyecto pone al descubierto cómo varía la capacidad de almacenamiento de carbono incluso dentro de un ecosistema de carbono azul.

El desarrollo costero es la principal amenaza para los hábitats de carbono azul. Es por ello que los investigadores temen que el carbono almacenado acabe liberándose como CO2 de nuevo a la atmósfera.

Un equipo internacional informó esta semana que la ola de calor en Shark Bay, en la costa de Australia Occidental, en 2010-2011 y que dañó las praderas marinas podría haber liberado a la atmósfera millones de toneladas de carbono antiguo bajo la forma de CO2.

Oscar Serrano, ecólogo marino de la Universidad Edith Cowan y quien ha participado en la investigación, dice que las praderas marinas de Shark Bay, acumularon unos 144 millones de toneladas de carbono durante los últimos 4.000 años.

“Estimamos que en torno a 1.000 kilómetros cuadrados de hierba marina se perdieron debido a la ola de calor, pudiendo haberse liberado entre 2 y 9 millones de toneladas de CO2,” dice.

“Es un doble golpe de cambio climático: perdemos hábitat que secuestra carbono y a la vez añadimos más CO2 a la atmósfera”.

Los científicos saben sin embargo que medir las emisiones de CO2 debido a la pérdida de hábitat de carbono azul es todo un desafío.

“Tenemos que basar nuestras estimaciones en varias suposiciones y la mayor incertidumbre es el destino del carbono almacenado en estos ecosistemas,” dice.

“Su estudio es muy difícil, principalmente debido al tiempo necesario para que el carbono almacenado se convierta de nuevo en CO2 y debido a la complejidad del sistema.”

Macreadie lleva estudiando los ecosistemas de “carbono azul” desde que el término se acuñó por primera vez hace unos 9 años.

“Si hemos de seguir quemando combustibles fósiles, necesitamos encontrar formas de pagar por nuestras imprudencias,” dice.

“Necesitamos gente que reconozca la importancia de estos ecosistemas y las funciones críticas que hacen por nosotros”, concluye.

Check Also

El calentamiento y acidificación de los océanos podrían llegar a destruir los hábitats de arrecifes de coral para 2100

Según una nueva investigación presentada en la reunión Ocean Sciences 2020, el aumento de las …