El pingüino africano o de El Cabo (Spheniscus demersus), que se prevé desaparezca en 2026 a menos que no se detenga el descenso de su población, puede beneficiarse de la creación de pequeñas zonas prohibidas a la pesca alrededor de sus colonias, dicen los científicos.
En colaboración con el gobierno de Sudáfrica, investigadores de la Universidad de Ciudad del Cabo y la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, analizaron las prohibiciones de la captura de peces de forraje tales como sardinas y anchoas – principal fuente de alimento del pingüino – en 20 km alrededor de cuatro islas reproductoras frente a Ciudad del Cabo.
La condición física y la supervivencia de los pollos mejoraba cuando se establecían zonas prohibidas a la pesca. Aunque se necesita investigar más, los científicos dicen que los cierres a la pesca deberían continuar.
“La cantidad de pescado de forraje que se extrae en todo el mundo no para de aumentar y sus efectos en los ecosistemas marinos podrían ser graves,” dice Richard Sherley, del Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de Exeter.
“El pez de forraje es un eslabón clave en la cadena alimentaria ya que es la fuente de alimento de multitud de especies, incluidos atunes, delfines, ballenas y pingüinos.
“Aunque necesitamos esforzarnos más para comprender las circunstancias en las que las pequeñas zonas prohibidas a la pesca mejoran el alimento disponible para depredadores, nuestra investigación revela que es una forma prometedora de ayudar al pingüino africano.”
Las áreas de prueba fueron a pequeña escala en comparación a las zonas prohibidas a la pesca en todo el mundo, que pueden llegar a abarcar cientos de miles de kilómetros cuadrados.
Los investigadores examinaron las colonias en la isla Dassen, a 10 km al oeste de Yzerfontein al norte de Ciudad del Cabo; la isla Robben frente a Ciudad del Cabo, Isla de St Croix, que alberga la mayor colonia de pingüinos africanos del mundo y la isla Bird, al otro lado de la bahía Algoa.
Compararon las prohibiciones de la pesca durante unos tres años con periodos similares cuando ésta se permitía, y los efectos generales fueron “sutiles e inconsistentes”, con claros beneficios para las poblaciones de pingüinos en solo dos de las islas.
Sherley dice que es difícil descubrir los efectos reales de las zonas prohibidas a la pesca porque también hay otros factores que afectan a las aves.
“Puede que se necesiten décadas de investigación para saber con absoluta certeza el impacto en el tamaño de la población del pingüino,” dice.
Los investigadores usaron un método estadístico llamado inferencia bayesiana para demostrar, más allá de toda duda, que las zonas mejoraban la salud y tasa de supervivencia de los pollos de pingüino.
“Nunca tendremos una respuesta rápida a problemas en ecosistemas complejos,” dice Sherley. “Sin embargo, sin medidas de conservación, existe una probabilidad muy alta de que el pingüino africano se extinga en al menos alguna de sus colonias actuales.”
“Pedimos un enfoque preventivo y flexible – zonas prohibidas a la pesca para proteger a esta especie, con una mentalidad abierta para cambiarlas a medida que vayan surgiendo más pruebas.”
El Dr. Stephen Votier, autor sénior del estudio, publicado en la revista Proccedings of the Royal Society B y titulado “Bayesian inference reveals positive but subtle effects of experimetnal fishery closures on marine predador demographics”, añadía: “Es un excelente ejemplo de cómo una colaboración entre gobiernos, industria pesquera y científicos puede dar resultados positivos en la conservación.
“Las estadísticas aquí han jugado un papel importante. Solo usando el enfoque adoptado fue posible comprender completamente que estos cierres de la pesca efectivamente funcionan.”
A principios de siglo XIX existían cerca de 4 millones de pingüinos africanos en Sudáfrica. En 2010 la población se estimó en 55.000. En 2012 se contaron solo 18.700 parejas.