El mamífero marino quedó atrapado en una red de arrastre de calamar frente a la costa de Nueva Zelanda la semana pasada.
El león marino de Nueva Zelanda (Phocarctos hookeri) es uno de los mamíferos pinípedos más pocos comunes del mundo, endémico de Nueva Zelanda y con solo unos 12.000 individuos.
Datos históricos sugieren que la población solía superar los 70.000, lo que ha llevado a ser clasificada en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) como especie en peligro de extinción, siendo las enfermedades, la actividad pesquera y la competición por los recursos las mayores amenazas para la supervivencia de la especie.
El fracaso reproductivo ha dificultado la recuperación de este mamífero marino. Sin embargo, en primavera de 2018 nacieron 55 crías en una colonia reproductora establecida en Port Pegasus, una área remota en el extremo sur de la isla Stewart de Nueva Zelanda. Considerando que una hembra solo alumbra una vez cada pocos años y tarda hasta cinco en alcanzar la madurez sexual, el éxito de la temporada de cría de 2018 fue un enorme logro para la especie.
“Llegar a las 55 crías en 2018 fue un resultado excitante, pero no compensa las 1.500 crías que ya no nacen en las islas Auckland”, dice Louise Chilvers, profesora asociada de ecología de fauna silvestre de la Universidad de Massey y quien ha ayudado a llevar a cabo el sondeo. La población en las islas Auckland ha descendido cerca de un 50 por ciento desde 1998.
“La principal amenaza de origen antropogénico en las islas es la interacción con las artes de pesca locales, así que el establecimiento de esta pequeña nueva población alejada de esta amenaza es muy importante para especie”, dice.
La pesquería de calamar, que usa redes de arrastre, provoca la muerte accidental de estos mamíferos cada año. En 2018 la industria reportó dos muertes, pero las estimaciones sugieren que la verdadera cifra se aproximó a las más a 18 muertes. De igual forma, en 2017 la industria registró 3 muertes, pero el número real de muertes se estimó en 15.
El mamífero en peligro no solo ha seguido muriendo en las redes este año sino que el problema se ha agravado. En febrero, la compañía de pescado Sanford, que opera una flota de 11 buques, detuvo la pesca voluntariamente tras capturar cinco leones en las primeras ocho semanas de la temporada de pesca de calamar. Los barcos responsables de las muertes llevaban observadores a bordo y usaban dispositivos de exclusión de leones marinos (SLED) o redes de arrastre con “salidas de escape” para ayudar a evitar la captura accidental.
A finales de junio se reportó otra muerte, elevando a 5 la cifra de muertes de la temporada.
Esta temporada llega tras la publicación de un nuevo “Plan Operativo” por parte del Ministerio de Industrias Primarias de Nueva Zelanda que pone en 38 el límite anual de capturas accidentales, el equivalente al 5 por ciento de la principal población reproductora de las islas Auckland. De alcanzarse este límite, el ministro de pesca tiene el poder para cerrar la pesquería de forma inmediata. El plan también incentiva el uso de de SLEDs.
Pero el plan no es suficiente ya que el uso SLEDS ya que no aclara cuántos leones marinos entran en contacto con las redes de pesca y cuál es el grado de efectividad de estos dispositivos.