Un estudio publicado la semana pasada en Scientific Reports examinó las distintas formas que los mamíferos marinos evitan las quemaduras provocadas por el sol.
Como humanos, ya sabemos que la combinación de agua y sol pueden hacer estragos en la piel pero la mayoría probablemente no hemos considerado que las ballenas se enfrentan a los mismos problemas.
Un equipo internacional de investigadores tomó biopsias de la piel de tres especies de ballenas distintas, rorcuales, cachalotes y ballenas azules. Las ballenas azules eran las que tenían la piel más clara, los rorcuales tenían la piel más oscura y los cachalotes estaban en un punto intermedio. Todas las ballenas examinadas para el estudio se hallaban en del Golfo de California, México.
Los daños en la capa de ozono de la Tierra significa que las ballenas, al igual que los humanos, están sometidas a niveles más altos de exposición de los rayos UV con respecto al pasado.
Esta es la razón por la cual el equipo de investigadores quiso ver si las ballenas se veían afectadas por la sobreexposición solar y si tenían alguna forma para proteger su piel.
Las ballenas pueden sufrir lesiones derivadas de la edad y en la piel causadas por demasiada luz solar. Y sus cuerpos reaccionarán. Las ballenas azules de piel más clara son especies migratorias que no pasan todo el tiempo en aguas de México sin embargo el equipo descubrió que esta especie desarrollaba un oscurecimiento de la piel en aguas del Golfo de California.
Sin embargo los rorcuales no necesitaban oscurecer su piel porque ya es oscura. Esta especie padecía menos daño en su ADN mitocondrial de la piel incluso a pesar de la edad y los cachalotes tenían proteínas especiales en su piel que los protegían del daño provocado por el sol. Se compararon estas proteínas con la forma en la que los humanos producen antioxidantes para luchar con el deterioro celular. A pesar de las respuestas a la luz de los rayos UV demostradas en ballenas, el equipo sigue preocupado por los efectos de la desaparición de la capa de ozono.
Los investigadores ya saben que las lesiones en la piel están aumentando entre las ballenas al igual que en otros mamíferos marinos.
Mark Birch-Machin, profesor británico de dermatología molecular que ha trabajado en el estudio, decía: “¿En qué momento esa lesión en la piel se desarrolla en un cáncer?
Si las ballenas se “broncean”, se queman y desarrollan un cáncer de piel como los humanos, quizás tengan un mensaje que darnos sobre la necesidad de reconstruir la capa de ozono.