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- UNDATED PHOTO - Scientists and environmentalists on June 27, 2001 were reassessing plans to free a rare right whale, shown in a recent, undated photo, tangled in fishing line off the Cape Cod coast after earlier attempts to save the leviathan failed. The North Atlantic right whale, one of 100 to 500 of the endangered species remaining, has green fishing line deeply embedded in its upper jaw. The resulting wound is badly infected and the whale is likely to die unless the line can be removed or falls out on its own. - PBEAHULABCF

Las autoridades canadienses hallan muerta a una quinta ballena franca del Atlántico Norte

El cuerpo de una quinta ballena franca del Atlántico Norte hallada muerta en aguas canadienses ha llevado a las autoridades a acelerar las restricciones de velocidad en el golfo de San Lorenzo con la esperanza de proteger al resto de miembros que quedan de esta especie al borde de la extinción.

La cifra de muertes ocurridas en tan solo este mes supone el 1 por ciento de la población. 

El cuerpo fue descubierto a orillas de la isla Anticosti y no se ha proporcionado la fecha de la muerte.  

A principios de este mes se informó sobre el cambio en los patrones migratorios de esta especie desde 2014-2015. En lugar de dirigirse a sus lugares de alimento habituales en verano a la bahía de Fundy y la cuenca Roseway al sudoeste de Nueva Escocia, la población, ahora de tan solo unos 400 individuos, se ha desplazado más hacia el norte.

“Eso nos está complicando saber dónde se encuentran exactamente o cómo están usando las aguas del golfo de San Lorenzo,” dice Sean Brillant, biólogo de Servicio de Fauna Silvestre de Canadá.

“Es la quinta muerte confirmada en aguas canadienses este año,” leía un comunicado del Departamento de Pesca y Océanos de Canadá (DFO). “Nos estamos tomando este problema muy en serio y comprendemos la importancia del asunto.”

Según las autoridades, esta semana han muerto un total de tres ballenas francas en el golfo de San Lorenzo. Los resultados preliminares de una necropsia realizada a una de ellas revelaron que el mamífero resultó mortalmente herido tras colisionar con un barco.”

Boris Worm, profesor de biología y destacado experto en ballenas de la Universidad de Halifax, Canadá, dice que el reciente aumento en el número de muertes este mes contrasta con la temporada pasada, en la que no se registró ninguna muerte relacionada con colisiones con barcos o enredos en artes de pesca.

“Es desolador”, decía en una entrevista, señalando que la cifra supone el segundo peor índice de mortalidad en los últimos 10 años. “Y solo estamos a finales de junio, de manera que es probable que la cosa no acabe aquí.”

“A menos que entren en vigor nuevas protecciones inmediatamente en ambos lados de la frontera, la extinción de la ballena franca del Atlántico Norte se convertirá en una triste realidad en el lapso de nuestras vidas,” decía la organización sin ánimo de lucro International Fund for Animal Welfare (IFAW).

“Sinceramente, no tengo palabras,” decía Regina Asmutis-Silvia, directora ejecutiva de la organización Whale and Dolphin Conservation North America, quien lleva estudiando a estos animales desde 1990. “Es devastador. Ahora mismo tenemos a más gente trabajando para salvar a las ballenas francas de las que quedan.”

¿Cuántas muertes puede soportar una especie? Los investigadores han estimado el número de ballenas francas del Atlántico Norte que podrían morir cada año y aun así mantener estable a la población. “Ese número es 0,9,” dice Sarah Sharp, de la IFAW. Y solo este mes han muerto 5.

“La especie no puede soportar este tipo de pérdidas. Estamos profundamente preocupados de que la extinción de la especie esté a la vuelta de la esquina.”

A parte de Punctuation, siguen sin estar claras las muertes de las otras cuatro ballenas. La necropsia de Wolverine no fue concluyente y los otros tres cuerpos todavía no han sido examinados. Las causas naturales son improbables: ninguno de estos individuos se acercaba al tiempo máximo de vida para la especie que oscila entre los 80 y los 100 años. Y justo la semana pasada, Sharp y su equipo publicaron un informe que analizó las muertes de 70 ballenas desde 2003. En los 43 casos donde el equipo pudo determinar una causa de la muerte, el 38 por ciento fue debido a dos causas: colisiones con barcos y enredos en las artes de pesca.

Colisiones con barcos. Enredos. Hay cierto eufemismo en estos dos términos que contradice el horror de las heridas que infligen. Seis de las ballenas que estudió Sharp tenían los cráneos fracturados por barcos que llegaban a puerto. Tres tenían rota la columna vertebral. Seis tenían heridas provocadas por hélices. Una cría tenía la cola totalmente amputada. Una ballena sobrevivió tras ser arrollada por una hélice, pero 14 años más tarde, cuando estaba en estado de gestación, la presencia del feto provocó que sus heridas se abrieran, provocándole una infección mortal.

Los enredos no son mejores. Con el tiempo, los cabos van penetrando en el músculo de las aletas, colas, cabezas e incluso en las barbas dentro de las bocas. Algunas de estas muertes son muy dolorosas. Otras son dolorosas y prolongadas.

“Ya no solo es un tema de conservación. Es un tema de bienestar animal,” dice Sharp. “La gente no las ve sufrir. No son como un gato o un perro por la calle con estas heridas horribles. Por eso es muy importante que la gente entienda la situación”.

Nuevas investigaciones relacionan los recientes cambios en los movimientos de la especie con la falta de disponibilidad de alimento y el aumento de las temperaturas de las aguas profundas (cambio climático) del golfo de Maine. 

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