Un nuevo informe del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA) sobre la vaquita en México estima que la población es inferior a los 100 individuos y que corre peligro inminente de extinción.
El informe recomienda encarecidamente que el gobierno de México promulgue regulaciones de emergencia estableciendo una zona de exclusión de redes agalleras que cubra todo el rango de distribución del hábitat de la vaquita.
El CIRVA es un equipo internacional de científicos, investigadores, grupos para la conservación y partes interesadas locales que se reúnen cada dos años.
La vaquita, una pequeña marsopa que solo se encuentra en la parte septentrional del golfo de California en México, es uno de los mamíferos marinos más amenazados del mundo.
En los últimos tres años, la mitad de la población de la vaquita ha muerto en las redes de pesca, muchas desplegadas ilegalmente para la captura de un pez amenazado.
Quedan menos de 100 vaquitas y la especie pronto se extinguirá a menos que se tomen medidas drásticas inmediatamente.
La especie fue descrita en 1958 y tiene el rango de distribución más pequeño de cualquier ballena, delfín o marsopa. Las vaquitas viven en un área en la que faenan intensamente los pescadores de tres pequeños pueblos a lo largo de las orillas del norte del golfo de California.
Las vaquitas mueren después de quedar enredadas en las redes de enmalle. Estas redes están diseñadas para enredar a los peces y gambas pero también capturan otros animales, incluidas marsopas, delfines y tortugas.
El gobierno de México ha estado intentando elaborar un plan de conservación para la especie que incluye un refugio, donde está prohibida toda la pesca comercial (incluidas las redes de enmalle) y un programa para animar a los pescadores a cambiar sus métodos de pesca por otros que no amenacen al mamífero marino.
Durante los últimos cinco años, el gobierno ha invertido más de 30 millones de dólares en estos esfuerzos que han ralentizado pero no detenido el descenso de la población. Los científicos llevan advirtiendo desde hace casi veinte años que cualquier método que se elimine que no sean las redes de enmalle no será suficiente para impedir la extinción de la vaquita.
En los últimos años ha emergido una nueva pesquería ilegal que supone, si cabe, una amenaza mayor para la vaquita. Muchas vaquitas han muerto en las redes para totoaba, un pez gigante que puede alcanzar los 2 metros de longitud y los 100 kg de peso. Este pez amenazado es apreciado por su vegiga natatoria, que es exportada a China y empleada como ingrediente para la elaboración de una sopa y que se cree tiene supuestos valores medicinales.
Miles de vegigas natatorias son secadas y pasadas de contrabando desde México, a menudo a través de los Estados Unidos. El resto del pez se deja pudrir en la playa. Los pescadores reciben hasta 8.500 dólares por cada kilogramo de vegiga natatoria de totoaba, equivalente a los ingresos de medio año de actividades pesqueras legales.
En un encuentro el pasado julio, un equipo internacional de recuperación advirtió al gobierno de México que se está quedando sin tiempo. A menos que no se tomen medidas drásticas, la vaquita desaparecerá para siempre. Las autoridades mexicanas tienen que prohibir la pesca de enmalle que amenaza a la vaquita en todo su hábitat de distribución y velar por dicha prohibición.
El gobierno también tiene que detener la pesca ilegal de totoaba. El gobierno de los Estados Unidos y China deben ayudar a México a eliminar el comercio ilegal de los productos derivados de totoaba.
Porque a menos que estas medidas no se tomen inmediatamente, la vaquita seguirá el mismo camino que el delfín del río Yangtzé y se convertirá en la segunda especie de ballena, delfín o marsopa que se extingue en la historia de la humanidad.