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La población de marsopa Vaquita en peligro de extinción desciende a tan solo 250 individuos

En el extremo noroeste del Golfo de California, donde la península de Baja se une con el resto de Méjico, el mamífero marino más amenazado del mundo está cada vez más cerca de la extinción.

Con adultos de tan solo 1,5 metros de longitud, la vaquita (Phocoena sinus), una marsopa poco común hallada únicamente en estas aguas, epitoma la difícil situación de los pequeños cetáceos que, dado que pasan sus vidas en ríos y áreas costeras, llevan a cuestas el peso de la contaminación, el tráfico marino y la pesca. En China, el delfín del Río Yangtzé (Lipotes vexillifer) fue visto por última vez en 2007 y hoy está considerado extinto. La Vaquita, vulnerable a la redes de enmalle empleadas por los pescadores locales, podría ser la siguiente.

En base a la información recopilada en 2008 durante un estudio acústico, los investigadores estiman que en la actualidad quedan sólo 250 individuos de esta especie, un descenso del 56% en tan sólo una década. El hallazgo fue presentado esta semana en la reunión científica de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en Agadir, Marruecos.

‘Esta información muestra que no nos queda mucho tiempo para salvar a la Vaquita,’ dice Timothy Ragen, director ejecutivo de la Comisión de Mamíferos Marinos en Bethesda, Maryland, y que ha ayudado a financiar el estudio.

Documentada por primera vez en 1958, la Vaquita es una especie elusiva y mal comprendida. Los análisis genéticos sugieren que su antecesor fue la marsopa del Hemisferio Sur que migró al norte durante la última era glacial. Los individuos viajan en pequeños grupos y raramente llaman la atención por sus piruetas.

En 1997, Tim Gerrodette, biólogo marino en el Centro de Southwest Fisheries Science Center en la Jolla, California, condujo el primer estudio exhaustivo de la Vaquita, estimando la población en unos 527 individuos. Una década más tarde, otro análisis, en base a la tasa de población y Vaquitas capturadas en las redes de los pescadores, sugirió que el número había descendido a 150.

Temiendo que la población de vaquita pudiera ser demasiado pequeña para poder sobrevivir, Lorenzo Rojas-Bracho, biólogo marino en el Instituto Nacional de Ecología-Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), en Méjico, se asoció en 2008 con Gerrodette y otros colegas para emprender un nuevo análisis de abundancia. El equipo empleó el barco de investigación David Starr Jordan, operado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) en Washington DC y una pequeña embarcación, la Vaquita Express, patrocinada por el Centro Intercultural para el Estudio de los Desiertos y Océanos, en Tucson, Arizona, para contar vaquitas.

Los buques trazaron cortes transversales a distinta profundidad, contando avistamientos y, en algunos cortes, remolcando hidrófonos para capturar los distintos clicks de comunicación de la marsopa. ‘Fue un poco difícil coordinar los trayectos de un velero que depende del viento con los de un barco a motor,’ dice Rojas-Bracho.

El equipo combinó la ocurrencia de clicks de Vaquita con el área total cubierta para estimar el tamaño de la población. Aunque desde 1997 los resultados muestran un pronunciado descenso en los números, los hallazgos son mejores que el pronóstico previsto. ‘Estamos animados ya que no es tan malo como temíamos,’ dice Gerrodette. Él y sus colegas también se mostraban alentados por el avistamiento de varias vaquitas recién nacidas. ‘Sin embargo la cifra no es claramente una buena noticia.’

Ahora el reto consiste en proteger al grupo superviviente. En 2005, Méjico creó una reserva a la que más tarde le siguió una prohibición del uso de redes de enmalle en la zona, que cubre casi 2.000 kilómetros cuadrados en aguas próximas a San Felipe. La Vaquita puede enredarse fácilmente en las redes y morir ahogada.

Rojas-Bracho espera introducir métodos alternativos de pesca que no dependan de las redes. Él y sus colegas también planean desplegar en el suelo marino una serie de 60 dispositivos acústicos para detectar cambios en la población en base a la frecuencia y patrones de los clicks. Fuente

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