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La población de belugas de Alaska sigue disminuyendo

Un sondeo bienal conducido por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) estima que la población se sitúa entre los 250 y 317 individuos, con una estimación promedio de 279. “La población es más pequeña y está disminuyendo más deprisa de lo que se pensaba,” leía un comunicado.

Los resultados se han basado en datos recopilados por sondeos aéreos realizados en verano de 2018. En el proceso también se documentó que esa contracción ha persistido en el área geográfica donde vive el mamífero.

La beluga de la ensenada Cook es una de las cinco poblaciones de beluga en aguas estadounidenses. La ensenada de Cook se extiende 180 millas desde Anchorage hasta el golfo de Alaska. Según informó la NOAA hace tres años, la capacidad de carga del área es de 1300 individuos.

La población en esta ensenada se vio reducida en el trancurso de la década de 1980 y 1990. Este descenso se aceleró entre 1994 y 1998, cuando los nativos cazaron casi la mitad de las 650 belugas que quedaban en tan solo cuatro años.

La caza de subsistencia acabó a finales de 1999. Las autoridades federales pensaron que controlando esta caza la población se recuperaría. Al no hacerlo, en 2008 la especie fue catalogada en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como especie casi amenazada; sin embargo, la subpoblación residente en la ensenada de Cook, Alaska, está considerada en peligro crítico. Se desconoce el motivo por el cual la población no logra recuperarse.

Entre las potenciales amenazas identificadas a las que se enfrentan las belugas se encuentran eventos catastróficos, tales como desastres naturales o derrames de crudo, efectos acumulativos de múltiples factores de estrés y contaminación acústica. Entre otras amenazas están los agentes patógenos, tales como floraciones de algas dañinas, pérdida de hábitat, reducción de su presa y matanza ilegal.

Kirsten Monsell, de la organización Center for Biological Diversity, ha dicho que el resultado del sondeo es una noticia desoladora para una especie que ya está luchando por sobrevivir y que es una prueba más del porque la decisión por parte de la Administración Trump de autorizar la extracción de crudo y gas en la ensenada, incluida la detonación sísmica es tan imprudente.

“Estas increíbles ballenas ya se enfrentan a la contaminación por ruido que está amenazando su existencia. Si hemos de salvarlas, nuestro gobierno tiene que dejar de emitir permisos para las compañías petroleras,” añade.

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