Home / Noticias / Oso Polar / La pérdida de hielo supera a la caza furtiva como la mayor amenaza para el oso polar del Mar de Barents

La pérdida de hielo supera a la caza furtiva como la mayor amenaza para el oso polar del Mar de Barents

Antes de la década de 1970, la caza esquilmó las poblaciones de oso polar en todo el Ártico. La comunidad internacional ha logrado progresos protegiendo a esta emblemática especie de la sobrexplotación a través de acuerdos de conservación y ayudando a la especie a empezar a recuperarse. Sin embargo, un documento de revisión publicado en julio en Polar Research sugiere que el camino para la recuperación está lejos de acabar dado que la pérdida de hielo se sitúa actualmente como la amenaza más apremiante para la supervivencia del oso polar en el área del Mar de Barents, al norte de Noruega y Rusia. 

El documento, redactado por Magnus Anderson y Jon Aars, del Instituto Polar Noruego, revisa de forma exhaustiva la historia de los cambios en la población de oso polar a lo largo de 100 años. Examinando documentos históricos y estudios científicos actuales, los autores han hallado que la pérdida de hielo, conjuntamente con la invasión humana del hábitat y la contaminación, supone la mayor amenaza para las poblaciones de oso polar en el área del Mar de Barents. 

Entre 1870 y 1970 se cazaban furtivamente cada año entre 100 y 900 osos polares en Groenlandia y la región del Mar de Barents. Los países del Ártico se reunieron para proteger a la especie llevada al borde de la extinción. En 1973, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza impulsó el Acuerdo sobre la Conservación de los Osos Polares, firmado por cinco países, dando un paso importante en la conservación del oso polar y el ecosistema ártico. Con el apoyo adicional de las prohibiciones de la caza por parte de Rusia y Noruega, en vigor en 1956 y 1973 respectivamente, el panorama para el oso polar del Mar de Barents parecía más prometedor. 

En Svalbard, un archipiélago glaciar al norte de Noruega, las poblaciones de oso polar se duplicaron en la década tras el acuerdo. En 1980 había unos 2.000 osos en la región. Aunque se produjo una recuperación de la población, está ocurrió más lentamente de lo que había anticipado la comunidad científica. 

En su tercera evaluación en 2001, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático mencionó por primera vez los impactos del cambio climático en la cobertura de hielo. La inclusión de la pérdida de hielo en el informe arrojó luz a una nueva amenaza potencial para las poblaciones de oso polar, que depende del hielo ártico para su supervivencia. También dio una explicación a la lenta recuperación de la especie tras las prohibiciones de la caza rusa y noruega. 

Según las evaluaciones actuales, el hábitat del oso polar en el Mar de Barents disminuirá sustancialmente durante las próximas décadas debido a la pérdida de hielo y a la retirada de los glaciares como consecuencia del cambio climático antropogénico. Por consiguiente, se espera que las poblaciones de oso polar disminuyan. 

El estudio Polar Research afirma que la razón principal de la pérdida de las poblaciones de oso polar será debida a la pérdida de la “plataforma” de hielo que el oso polar necesita para cazar a sus presas – focas oceladas, barbudas y de capucha. A medida que el hielo se derrite, el oso polar va perdiendo sus lugares de caza y tiene que viajar distancias más largas en condiciones peligrosas para encontrar alimento. Anderson y Aars citan estudios anteriores llevados a cabo por Carla Freitas y Ian Stirling, entre otros, que mediante collares GPS han podido estudiar las tendencias del movimiento de los osos, hallando que el grosor y la persistencia del hielo afecta de forma importante a su localización y sus lugares de caza. 

Además de afectar a su capacidad de caza, el hielo es crítico para reproducirse, viajar y como guarida. Una pérdida del hábitat significa que los machos tienen menos rutas para viajar y encontrar a las hembras durante la temporada reproductiva y un descenso en las tasas reproductoras en todo el Ártico. Según la investigación, cuando las hembras dan a luz y crían a sus crías, tiene más difícil encontrar guaridas adecuadas y áreas de parto. En otoño, el hielo y la nieve empiezan a acumularse más tarde debido a las temperaturas más altas, dificultando a las hembras encontrar hielo sólido donde dar a la luz. En primavera, el hielo marino, que crea una guarida segura para los cachorros, se retira más pronto y más rápido, poniendo en peligro a crías y madres. 

El informe cita una investigación que muestra que la llegada tardía y el retroceso prematuro del hielo ha repercutido tanto en la salud, las tasas de supervivencia y el tamaño del cuerpo, tanto de madres como de crías. 

La contaminación y la perturbación humana son otros dos factores estresantes que afectan negativamente a las poblaciones de oso polar. Y cuando estas amenazas se combinan con la pérdida de hielo, el impacto acumulativo puede ser mortal. Por ejemplo, la presencia humana en el hábitat del oso polar, combinada con la pérdida de hielo, puede llevar a una pérdida efectiva en la caza, malnutrición y tasas de mortalidad más altas. Y cuando los contaminantes disruptores endocrinos se combinan con los impactos del cambio climático provoca una “combinación pésima para los mamíferos marinos y aves del Ártico,” según el estudio. 

Aunque la amenaza de la caza furtiva ha disminuido notablemente tras los acuerdos internacionales y los esfuerzos de conservación, los osos polares siguen enfrentándose a peligros igualmente graves aunque distintos. El informe concluye que para proteger al oso polar, una especie emblemática que contribuye a la salud general del Ártico, se necesitan nuevos acuerdos y estrategias que aborden los impactos de la pérdida de hielo, la contaminación, la perturbación humana en el Ártico.

Check Also

Fuertes críticas por la muerte a balazos de un oso polar

El trágico desenlace ha provocado fuertes críticas, en especial por parte de Morten Jørgensen, autor …