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La pérdida de hielo marino ártico amenaza todo el Ártico

La beluga es una de las especies más extraordinarias conocidas por la ciencia. Es un habitante gregario que emite un extraño y agudo gorjeo que le ha hecho ganarse el nombre del canario del mar. Las belugas están en la lista de especies casi amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza debido al pasado ballenero y al impacto de la contaminación del agua.

Ahora los científicos han descubierto que la Delphinapterus leucas se enfrenta a una nueva amenaza global. Como muchas otras especies que viven en el polo norte, sus vidas se están viendo alteradas por el calentamiento global, según Thomas Brown de la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas.

En el corazón de la cuestión está una escasez de algas árticas. En esta época del año, a medida que avanza la primavera, se forman algas por debajo de los témpanos de hielo. Estas algas son consumidas por diminutas criaturas llamadas zooplancton, que a su vez son consumidas por los peces y éstos a su vez por las focas. Posteriormente, a medida que avanza la estación, el hielo marino se funde y las algas se hunden en el suelo marino, donde nutren a una cadena alimentaria distinta – gusanos y otros organismos simples que habitan el suelo marino o cerca de él, tales como el fletán de Groenlandia, del que se alimenta la beluga.

Sin embargo, el hielo marino ártico ha estado disminuyendo dramáticamente durante los últimos años. La cobertura debería alcanzar su punto álgido a mediados de marzo, pero debido al calentamiento global cada vez se forma menos hielo en invierno. Se han perdido aproximadamente 1,2 millones de kilómetros cuadrados de hielo marino de invierno con respecto a la cobertura anual media de hace 30 años, dejando menos superficie donde pueden crecer las algas. Tal como dice Brown: “Es muy simple: si no hay hielo, no pueden haber algas de hielo marino. El nombre ya lo dice.”

Y si se pierde la propia base de la cadena alimentaria habrá consecuencias graves para el resto de la fauna silvestre del Ártico. Los científicos ya han hallado una falta de especies de zooplancton que normalmente comen algas. Esto somete a estrés a los peces de superficie que se alimentan de ellas. Y el mismo efecto puede estar ocurriendo ahora con especies como el fletán de Groenlandia.

“La pregunta es, ¿qué ocurre cuando no hay esa alga? dice Brown. “Las belugas se están alimentando cada vez más en mar abierto, lo que revela un cambio evidente en la cadena alimentaria y los ecosistemas en esta parte del Océano Ártico, por lo que necesitamos averiguar qué implicaciones tiene.”

Este punto es particularmente importante dados los planes del gobierno canadiense de expandir la pesca de fletán en el Ártico, por ejemplo en la ensenada Cumberland, cerca de la Isla Baffin. El problema es que si hay una escasez de algas de las que se alimentan los peces, pocas posibilidades hay de que esta pesca pueda sostenerse.

La base de la cadena alimentaria del Ártico corre peligro de erosionarse, dicen los científicos, un panorama que empeora cada año.

La extensión máxima de hielo marino ártico ha alcanzado un nuevo mínimo y se prevé que disminuya en un futuro previsible. La extensión máxima de hielo marino de este año ha alcanzado un nuevo registro mínimo y, según proyecciones científicas, se prevé que disminuya en un futuro previsible.

Sigue por verse como acabará, aunque lo que está claro es que en algún momento en un futuro relativamente cerca, el hielo marino ártico desaparecerá en verano, con sus últimos bastiones en los fiordos de Groenlandia y Svalbard.

“Depende de cuánto carbono sigamos liberando a la atmósfera cada año,” dice Julienne Stroeve, profesora en la University College London. “Hay estrecha correlación entre cantidades de carbono a la atmósfera y niveles de hielo marino en verano. Las gráficas revelan que si emitimos otros 1.000 billones de toneladas de carbono procedentes de fábricas, transporte y otras fuentes llegaremos a un punto donde no haya más hielo marino de verano.”

Actualmente la humanidad emite a la atmósfera en torno a los 40 billones de toneladas de carbono al año de estas fuentes.

“Si seguimos a este ritmo, el Ártico se quedará sin hielo a mediados de siglo, con todo tipo de implicaciones a nivel global”, dice Stroeve. “Por ejemplo, el hielo marino apuntala los glaciares en Groenlandia, evitando que se deslicen al mar. Sin hielo marino, el hielo glaciar acabará entrando en el océano, aumentando los niveles del mar en todo el planeta, con implicaciones para todo el mundo.”

Sin embargo, los mayores estragos son probables que ocurran en el Ártico. Sin hielo marino en el que puedan crecer las algas, y desde el cual pueden cazar o dar a luz los animales, se producirán enormes alteraciones en la fauna silvestre y en hasta los 4 millones de personas que viven en el Ártico y que dependen de estas criaturas como alimento y sustento.

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