Ocean Sentry
Apenas transcurrida una semana tras la muerte de un calderón en aguas de Tailandia después de ingerir 80 bolsas de plástico, otra criatura marina entrega su vida para enviarnos el mismo mensaje: nuestros océanos están llenos de plástico.
La tortuga verde amenazada de extinción murió dos días después de ser hallada cerca de la costa a pesar de los intentos por salvarle la vida alimentándola por vía intravenosa y sonda.
La necropsia reveló que su estómago estaba lleno de plásticos que iban desde gomas elásticas y cuerdas de nylon a bolsas de plástico y trozos de artes de pesca.
El equipo de veterinarios concluyó que la tortuga sufrió una pérdida de apetito debida a la sensación de saciedad provocada por el plástico y los niveles bajos de proteína en el torrente sanguíneo, provocándole finalmente un fallo cardíaco.
Tailandia es uno de los principales contaminadores del mundo. El país arroja al mar cerca de 1,1 millones de toneladas de basura al año.
China ocupa el primer lugar en este fatídico ránking, con el vertido de más de 9,7 millones de toneladas de desechos al mar al año, seguida por Indonesia con más de 3,5. Estados Unidos ocupa la 12ª posición, tirando al mar más de 330.000 toneladas, incluidos plásticos.
Expertos veterinarios dicen que cerca del 10 por ciento de las tortugas verdes que llegan a las playas de Tailandia han ingerido plástico o han enfermado debido al plástico ingerido. Esta cifra ha alcanzado este año el 50 por ciento.
“El plástico ya puede encontrarse en la mayoría de áreas remotas del planeta,” decía António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas. “Está matando la vida marina y provocando daños a las comunidades que dependen de la pesca y el turismo.”
Desde la década de 1950 los humanos hemos fabricado más de 9.000 millones de toneladas de plástico y solo ha acabado reciclado el 9 por ciento del plástico producido. No hay que ser un genio para saber dónde ha ido a parar el resto.
