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Photo: Flickr/MyFWCResearch

La mayoría de muertes de ballenas en los últimos 40 años han sido provocadas por los humanos

Parece que las medidas de protección no tenido ningún efecto en el número de ballenas muertas, según señala un nuevo estudio que refuerza la necesidad de enfoques basados en la ciencia para reducir la mortalidad de las grandes ballenas.

La actividad humana sigue matando ballenas francas, uno de los animales más amenazados del océano. Un análisis que ha durado cuatro décadas sobre las muertes de ballenas muestra que los intentos para evitarlas no han tenido un impacto demostrado.

Se estima que quedan solo cerca de 460 ballenas franca del Atlántico Norte (Eubalaena glacialis) frente a los litorales de Canadá y Estados Unidos. Los gobiernos de ambos países han implementado varias medidas para proteger a las ballenas de los enredos en los aparejos de pesca o de las colisiones contra embarcaciones, tales como la norma de colisión de barco de Estados Unidos, que limita la velocidad de los buques en determinadas áreas. Esa norma entró en vigor en 2008 y expirará el próximo año.

Los expertos en mamíferos marinos Julie van der Hoop y Michael Moore, ambos del Instituto Oceanográfico Woods Hole, Massachusetts, y sus colegas, analizaron todas las muertes conocidas de ocho especies de grandes ballenas en el Atlántico Noroeste entre 1970 y 2009. Durante ese tiempo, murieron 122 ballenas francas, junto con 473 yubartas (Megaptera novaeangliae), 257 rorcuales comunes (Balaenoptera physalus) y multitud de ballenas de otras especies. Cuando los autores lograron asignar una causa para las muertes, ‘la interacción humana’ fue la causa la más común, representando el 67% de los casos. Los enredos en los aparejos de pesca era la causa principal de muerte en esta categoría.

Parece que las medidas de protección no han tenido ningún efecto en las muertes de ballenas, según el estudio publicado online en Conservation Biology. Aunque varias de las normas fueron implementadas solo hacia finales del periodo del estudio, Moore mantiene que el hallazgo es ‘muy decepcionante.’

Indicios de esperanza

Sin embargo Moore señala también que el estudio era un análisis a grandes rasgos. Hay esfuerzos locales específicos, tales como desplazar las rutas de transporte en la Bahía de Fundy entre las provincias canadienses de Nuevo Brunswick y Nueva Escocia, que sin duda ayudaron a la conservación de las ballenas francas, sin embargo

El análisis también destaca donde deberían centrarse los esfuerzos de protección. Van der Hoop señala que sus estimaciones de donde ocurren las colisiones muestran un gran aumento en aguas de cabo Hatteras, al norte de Morehead City en Carolina del Norte. En esta región no ha sido implementada casi ninguna medida para reducir las muertes, así que un enfoque para evitar las colisiones en esta área sería de gran valor.

Aunque la población de ballena franca experimentó algunos años malos a mediados del 2000 cuando los números descendieron, Silber, investigador marino en el Servicio Nacional de Pesca Marina, guarda esperanzas de que la especie de un nuevo giro. ‘Parece que la población de ballena franca del Atlántico Norte está aumentando,’ dice, ‘pero todavía no está fuera de peligro.’

Moore también ha visto indicios de que las cosas han mejorado desde 2009. Su equipo ha recibido financiación del gobierno estadounidense para llevar a cabo autopsias en las ballenas francas.

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