El número de tortugas anidadoras que ha llegado al Parque Marino de Labuan, en Malasia, ha disminuido en un 33 por ciento en comparación a los 21 nidos que se registraron en 2016.
Este declive se debe a varias amenazas, incluido el aumento de plataformas petroleras cerca del parque y la actividad pesquera no regulada.
El director del Parque, Anuar Deraman, dice que la preocupante situación tiene que ser abordada de forma efectiva para impedir el continuado declive.
“A pesar del aumento de un 18 por ciento en el número de tortugas Carey anidadoras en las playas del parque marino, el número de nidos ha disminuido. Esperemos que no tener que llegar a ver como desaparecen estos lugares de anidación”, decía.
Las islas de Kuraman y Rusukan son el hogar de la tortuga Carey (Eretmochelys Imbricata), la tortuga olivácea (Lepidochelys olivacea) y la tortuga verde (Chelonia Mydas), con 12 nidos hallados en las playas en todo el año pasado.
“La luz brillante de las plataformas por la noche puede alterar el movimiento de estas tortugas que vienen a poner sus huevos en nuestros parques marinos.
“Además, miembros del público han reportado varios casos de muertes de tortugas como resultado de enredos en las redes de deriva y tras ser golpeadas por las hélices de los motores de los barcos,” dice Anuar.
Una vez abandonan las playas de arena blanca y regresan al mar, las tortugas corren peligro de ser golpeadas por las hélices de los barcos. Según la Dra. Joseph, las tortugas pueden escuchar el sonido de los motores pero no pueden por cuál dirección viene.
Durante la marea alta, los arrecifes de coral sumergidos y la hierba marina que resultan los lugares de alimentación y hábitat de las tortugas marinas, se convierten en transitadas rutas de navegación para pasajeros y barcos de pesca.
“Las tortugas son succionadas por la turbulencia creada por las hélices, haciendo que se volteen una y otra vez mientras son golpeadas por las palas de las hélices, causandoles profundos cortes. De hecho, nueve de las diez tortugas que vararon en la costa entre septiembre de 2009 a agosto de 2014 mostraban señales de heridas físicas.
Anuar también también señala que la madera de deriva hallada en la orilla de los parques que ocurre entre octubre y febrero cada año ha impedido que las tortugas puedan poner sus huevos.
Según la bióloga marina Juanita Joseph de la Universidad Terengganu de Malasia (UMT) en su anterior nota de prensa, la implicación de esto es que una vez la población local de tortugas anidadoras ha desaparecido, se habrá ido para siempre.
“Esto se debe a que la mayoría de tortugas marinas solo regresa para reproducirse en su playa natal. Pueden viajar miles de millas para llegar a estos lugares, cruzando fronteras transnacionales, pero todas regresan al área donde nacieron para poner sus huevos,” dice.
Las tortugas marinas afrontan cada vez más amenazas debido a la caza furtiva y la pérdida de hábitat. Varios grupos por la conservación han estado llevando a cabo iniciativas en toda Malasia para proteger los lugares de anidación de la recolección furtiva colocando los huevos en viveros. Varios de estos proyectos han conseguido mantener estables las poblaciones locales de tortugas. Aunque el desarrollo costero y otras actividades dañinas siguen pasando factura en las asediadas tortugas marinas, estos esfuerzos de conservación hacen albergar la esperanza de que las tortugas puedan seguir sobreviviendo y prosperando en las aguas del país.
Las tortugas marinas están al borde de la extinción, estando la tortuga verde globalmente clasificada como en “Peligro” en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y en el Apéndice I de la CITES, mientras que la tortuga Carey está en “Peligro crítico” según la misma lista.