El ruido es producido por proyectos de construcción humanos tales como parques eólicos y puede alterar el comportamiento de los cardúmenes de peces, haciendo que determinadas especies marinas sean más vulnerables a depredadores.
Actividades humanas como el transporte y la construcción generan mucho ruido que viaja más rápido en el agua que en el aire.
La cohesión y coordinación de los cardúmenes de peces son esenciales para ayudar a algunos animales a evitar depredadores e intercambiar información socialmente.
Para el estudio, investigadores de la Universidad de Bristol en el Reino Unido reprodujeron grabaciones de la hinca de pilotes – usada en la construcción de infraestructuras marinas como parques eólicos y embarcaderos – en pequeños bancos de lubinas.
Se analizaron hasta 450 peces en grupos de cuatro individuos introducidos en un acuario.
El primero perdió cohesión y coordinación durante las grabaciones, en comparación a cuando solo se hacían sonar sonidos normales de ambiente marino.
“Usando un software de monitorización por ordenador de última tecnología pudimos medir y analizar con gran precisión el movimiento de los peces individuales así como el del grupo en conjunto,” dice Christos Ioannou, de la Universidad de Bristol.
“Es uno de los pocos estudios que explora la afectación de la contaminación acústica provocada por la actividad humana en el comportamiento de los bancos de peces,” dice Ioannou.
Los cambios en el comportamiento de los peces cuando éstos se ven expuestos al ruido sugiere que pueden ser más susceptibles a depredadores, dado que el comportamiento del cardumen es vital para los peces para evitar ser depredados, señalan los investigadores.