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Photo: Ludo Raedts/Flickr

La CBI rechaza la propuesta de Japón de reabrir la caza comercial de ballenas

La propuesta de Japón de levantar la prohibición de 32 años sobre la caza comercial de ballenas ha sido rechazada por el organismo internacional (CBI) que regula la caza y el comercio de cetáceos.

Ayer viernes, durante la cumbre bianual en Brasil, los estados miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) rechazon la propuesta por 41 votos en contra y 27 a favor.

Noruega e Islandia, los únicos países que permiten explícitamente la caza comercial de ballenas, estaban entre aquellas naciones que apoyaron el intento de Japón. Tokio dice que llevará a cabo un “replanteamiento fundamental” de su adhesión tras el voto de ayer, que ha garantizado el mantenimiento de la moratoria sobre la caza comercial de ballenas de 1986.

Patrick Ramage, director de conservación marina de la organización sin ánimo de lucro International Fund for Animal Welfare (IFAW), celebró el resultado como de ser “una buena noticia para las ballenas”, añadiendo que la audaz propuesta de Japón hubiera supuesto un enorme paso hacia atrás”.

“Podría haber acabado con una generación de medidas de conservación y restricciones de la caza de ballenas,” decía Ramage desde la cumbre en Florianopolis, capital del estado de Santa Catarina, al sur de Brasil.

“Cada vez está más claro que Japón necesita reconciliarse con el consenso global para la conservación de las ballenas en lugar de matarlas,” añadía.

También ayer, la CBI aprobó, por 40 votos a favor, 27 en contra y 4 abstenciones, un acuerdo no vinculante llamado la Declaración de Florianopolis cuyo texto refuerza que la caza comercial de ballenas ya no es una actividad ecómomica necesaria y que fue respaldada por países que integran la Comisión como Argentina, Colombia, México, Chile, Costa Rica, Panamá y Perú.

La petición de Japón de reabrir la caza comercial de ballenas formaba parte de una propuesta para una reforma más amplia del organismo, en la que sugería que se éste se centrara en la “gestión de los recursos” y permisos de caza para aquellas especies “cuyas poblaciones son lo suficientemanete saludables como para ser cazadas de forma sostenible.”

En particular, Tokio estaba ansioso por obtener una concesión que le permitiera la caza regulada de rorcuales aliblancos, una especie cuya población afirma es abundante y no corre peligro de extinción.

Japón, actual presidente de la CBI, respeta oficialmente la prohibición del orgnismo sobre la caza comercial de balleans pero sigue cazando cientos de rorcuales aliblancos cada año amparado por una excepción en la moratoria que permite la matanza de ballenas con fines científicos.

En 2014, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenó a Japón el cese de su programa ballenero en el océano Austral, también llamado océano Antártico, tras determinar que los permisos de caza emitidos por las autoridades no se usaban con “fines científicos.”

Japón reanudó su programa ballenero en 2016, reduciendo de forma significativa la cuota a 333, mientras que Islandia y Noruega cazaron entre los dos 637 rorcuales aliblancos en 2016.

En virtud de los términos de la moratoria de 1986, determinadas comunidades aborígenes tienen permitido cazar un número regulado de ballenas de acuerdo con sus prácticas culturales históricas y el valor nutritivo de los mamíferos.  En 2016, las capturas aborígenes totalizaron 361 cetáceos entre rorcuales comunes, yubartas, rorcuales aliblancos, ballenas grises y ballenas de Groenlandia.

La organización sin ánimo de lucro Whale and Dolphin Conservation Society estima que desde la moratoria de la CBI en 1986 han sido masacradas 45.000 ballenas, incluidas ballenas cazadas bajo los pretextos científico y aborígen.

Claire Bass, director de la organización Humane Society International, dice que levantar la prohibición hubiera supuesto “robar a las futuras generaciones de la oportunidad de ver, admirar y aprender de los gigantes del mar.”

“La propuesta de Japón de reanudar la caza comercial de ballenas hubiera sido como saltar de un avión sin paracaídas,” decía Bass.

“Las ballenas son animales que viven muchos años, tienen reproducciones muy lentas y esto las hace especialmente vulnerables a la caza,” añade.

“Además se enfrentan a muchas amenazas en unos océanos cada vez más degradados; es crítico que la CBI centre su tiempo y recursos en abordar la multitud de problemas que estamos creando, tales como los enredos en las artes de pesca y la contaminación.

Seis de las 13 especies de grandes ballenas están clasificadas como en peligro según la organizacion WWF.

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