Un siglo de caza de ballenas puede haber liberado a la atmósfera más de 100 millones de toneladas de carbono.
Las ballenas almacenan carbono dentro de sus enormes cuerpos y mucho de este carbono puede acabar siendo liberado al ser masacradas.
Científicos de Estados Unidos publicaron una estimación del carbono liberado debido a la caza de ballenas en el encuentro de Ciencias del Océano en Portland, Estados Unidos.
El Dr. Andrew Pershing de la Universidad de Maine describió a las ballenas como de ser los ‘bosques del océano.’
El Dr. Pershing y sus colegas del Instituto de Investigación del Golfo de Maine calcularon la capacidad de almacenamiento de carbono anual de las ballenas a medida que éstas iban creciendo.
‘Al igual que cualquier animal o planta del planeta, las ballenas están compuestas de mucho carbono,’ señala. ‘Cuando matas a una ballena y la eliminas del océano, estás quitando carbono de su sistemas de almacenamiento y enviándolo a la atmósfera.’
Señaló que en particular en los primeros tiempos de la caza de ballenas, los animales sirvieron como una fuente de aceite para lámparas que al ser combustionado liberaba carbono directamente al aire.
‘Y este sistema marino es único porque cuando las ballenas mueren de forma natural, sus cuerpos se hunden llevándose consigo el carbono al fondo del océano. ‘Si mueren en un lugar lo suficientemente profundo, quedará almacenado alejado de la atmósfera, quizás durante cientos de años.’
Los árboles del océano
El equipo calculó que 100 años de caza de ballenas había liberado el equivalente en carbono a la quema de 130.000 kilómetros cuadrados de bosques o la conducción ininterrumpida de 128.000 Humvees.
Los científicos calcularon, en base a sus cálculos iniciales, que 100 años de caza de ballenas habían liberado una cantidad de carbono equivalente a la quema de 130.000 kilómetros cuadrados de bosques templados o a la conducción de 128.000 humvees de forma interrumpida durante 100 años.
Sugiere que podría aplicarse un sistema similar de créditos de carbono a las ballenas con el fin de proteger y reconstruir sus stocks.
‘La idea sería hacer un acuerdo general de cuánto carbono puedes almacenar en un stock poblado completamente de peces o ballenas y permitir que los países vendan sus cuotas de pescado como créditos de carbono,’ explicaba.
‘Podrías emplear esos créditos como un incentivo para reducir la presión que ejerce la pesca o promover la conservación de algunas de estas especies.’
Otros científicos señalaron con ello ha surgido un excitante e interesante problema.
El Profesor Daniel Costa, investigador de animales marinos en la Universidad de California, Santa Cruz, decía a las noticias de la BBC: ‘Son muchos los grupos que consideran la importancia de estos grandes animales en el ciclo del carbono.’
‘Y es una de esas cosas que cuando reflexionas piensas: ‘Resulta tan obvio que ¿por qué no lo hemos pensamos antes?
El Dr. Pershing señaló que las ballenas de gran tamaño son más eficientes en el almacenaje de carbono que los animales más pequeños. Dijo que la idea del crédito de carbono marino podría aplicarse a otros grandes animales marinos, incluyendo al atún rojo en peligro de extinción y al tiburón blanco.
El Dr. Pershing añadía: ‘Son máximos depredadores enormes, de manera que a menos que no los hagamos desaparecer probablemente podrían llevar su biomasa al fondo del océano al morir.’ (BBC)