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Phtoto: Moira Brown/Wikipedia

La ballena franca del Atlántico Norte podría desaparecer totalmente tras no registrarse ningún nacimiento

La disminución de la tasa de fecundidad y el aumento de la mortalidad, exacerbada por la industria pesquera, está llevando a los expertos a advertir que la especie podría quedar extinta en 2040. 

La menguada población de la ballena franca del Atlántico Norte (Eubalaena glacialis) está a punto de acabar su periodo de apareamiento sin que se haya reportado ningún nacimiento, lo que ha llevado a los expertos a advertir de nuevo que sin la intervención humana, la especie se enfrenta a la extinción.

Los científicos que observan la comunidad de ballenas frente a la costa este de los Estados Unidos no han registrado ni una sola pareja de madre y cría este invierno.

El año pasado se registró una cifra récord de muertes en la población. Entre las amenazas para la especie se incluyen enredos en los cabos de pesca para langosta y una dificultad creciente para encontrar alimento en aguas anormalmente más cálidas.

La combinación de aumento de mortalidad y disminución de la tasa de fecundidad se consideran ahora como potencialmente catastróficas. Se estima que solo quedan unas 430 ballenas francas del Atlántico Norte en el mundo, incluidas 100 madres potenciales.

“Al ritmo en que las estamos matando, estas 100 hembras habrán desaparecido en 20 años,” decía Mark Baumgartner, ecólogo marino de la Institución Oceanográfica Woods Hole en Massachussets. “Sin la adopción de medidas”, advierte, “la ballena franca del Atlántico Norte quedará funcionalmente extinta en 2040.

En enero fue hallada muerta una hembra de 10 años de edad enredada en un equipo de pesca frente a la costa de Virginia, convirtiéndose en la primera muerte registrada de 2018, tras un registro de 10 muertes prematuras en 2017, dice Baumgartner.

Una investigación federal sugiere que el 82 por ciento de las muertes prematuras están causadas por enredos en los cabos de pesca. El principal culpable es la industria de langosta de Nueva Inglaterra. La industria de cangrejo en aguas canadienses es otra causa de estas muertes.

Baumgartner dice que hasta hace unos siete años, la población era sana, pero que luego los pescadores de langosta empezaron a aumentar considerablemente la resistencia de los cabos usados para atar las trampas para la langosta señalizadas mediante boyas.

Las ballenas que se quedan enredadas ahora son menos capaces de liberarse, dice Baumgartner. Algunas mueren casi al instante, otras no pueden nadar adecuadamente, haciendo que mueran de hambre o pierdan tanta grasa que las hembras se vuelvan infértiles.

Baumgartner dice que el gobierno de los Estados Unidos debería intervenir para regular los equipos de pesca. También dice que la industria debería investigar una tecnología que permita a los pescadores rastrear y recoger las trampas para langosta sin usar boyas sujetas a cabos.

Las ballenas migran de forma estacional entre Nueva Inglaterra y Florida, alumbrando frente a la costa de Florida y Georgia entre noviembre y febrero. Se alimentan principalmente de fitoplancton. Los científicos creen que el rápido calentamiento del golfo de Maine, relacionado con el cambio climático, está agotando dramáticamente esa fuente de alimento.

Anteriores medidas para impedir las colisiones con barcos y proteger las áreas de alimento han ayudado. Varios grupos medioambientales han demandado al gobierno federal, pidiendo una mayor protección para especie.

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