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Credit: Aaron Liston/Wikimedia CC BY-SA 4.0

La acidificación del océano reduce la resistencia de algunos caracoles marinos a los depredadores

Nuestras emisiones crecientes de dióxido de carbono a la atmósfera están acidificando los océanos, amenazando el crecimiento y supervivencia de animales tales como corales y caracoles, cuyos esqueletos y conchas pueden perder grosor en condiciones más ácidas.

Pero la acidificación del océano puede tener consecuencias más sutiles tales como efectos en el comportamiento y las relaciones entre depredador y presa. Investigadores del Instituto de Investigación del Acuario de la bahía de Monterrey (MBARI) han publicado recientemente un informe que revela cómo la acidificación del océano hace más suceptibles a algunos caracoles a ser devorados por especies invasoras y depredadoras tales como el cangrejo verde (Carcinus maenas)

El estudio, publicado a principios de mayo de 2019 en la revista Marine Ecology Progress Series, suposo introducir la especie invasora en recipientes con tres especies distintas de caracoles marinos y exponerlos a agua marina a temperaturas y niveles de acidez distintos. La idea era simular las condiciones del océano que se prevén para los próximos 50 y 100 años.

Los caracoles usados en estos experimentos tenían conchas hechas de dos minerales distintos: calcita y aragonita. Dos de las especies tenían conchas gruesas hechas de calcita, mientras que la tercera tenía una concha más delgada hecha de aragonita. La aragonita es más fuerte en proporción a su peso, pero es más sensible a la acidez del océano y se disolverá más deprisa que la calcita en condiciones del océano previstas en los próximos años.

Pequeños cambios en la temperatura del agua apenas afectaba en su comportamiento. Sin embargo, en agua marina más ácida, los caracoles con conchas de aragonita no sobrevivían, al igual que la tercera. En realidad, en la última fase del experimento que duró cinco meses, sus conchas habían empezado a erosionarse visiblemente. Los caracoles con conchas más gruesas, sin embargo parecían mejor adaptados a la superviviencia en condiciones más ácidas.

Basado en una exhaustiva investigación previa, los científicos especularon que los caracoles podrían desarrollar conchas más gruesas a lo largo del tiempo en respuesta a la presencia de cangrejos depredadores. De hecho, la conchas de los caracoles con conchas de calcita se hacían mucho más gruesas cuando eran expuestas a cangrejos en condiciones del océano actuales, dando a los caracoles más protección ante un depredador agresivo. Sin embargo, cuando estos mismos caracoles se veían expuestos a cangrejos en agua marina más ácida, sus conchas no ganaban tanto grosor.

Por otro lado, las conchas de caracoles más delgadas hechas de aragonita perdían grosor a lo largo de tiempo debido a la química del agua marina. Esto sugiere que es más probable que los caracoles con conchas de aragonita sean devorados por cangrejos depredadores a medida que los océanos vayan absorbiendo más CO2 y por tanto acidificándose cada vez más.

Lamentablemente para los caracoles, los cangrejos depredadores no parecían verse afectados por los cambios en la acidez del agua. El cangrejo verde es una especie invasora en la costa oeste de Estados Unidos y la expansión de su rango podría tener enormes repercusiones para las especies de caracoles nativos. Este experimento ha revelado que el impacto de estos cangrejos variará en función del material del que estén hechas las conchas de los caracoles.

El nivel más alto de acidez del agua marina usado en estos experimentos no se prevé que ocurra de forma generalizada en el océano hasta finales de este siglo. Sin embargo, los autores señalan que estos niveles ya están ocurriendo de forma regular a lo largo de la costa central de California en algunos estuarios y determinados lugares cuando el agua profunda sube a la superficie.

Experimentos como éstos pueden ayudar a los biólogos a predecir qué especies podrían ser las “ganadoras” y cuáles las “perdedoras” a medida que los océanos se calienten y se vayan acidificando. Pero hará falta seguir estudiando para comprender los impactos ecológicos más amplios, que implican a decenas o centenares de especies distintas.

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