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Credit: Australian Institute of Marine Science

Estudio halla que el 83% de la Gran Barrera de Coral está contaminada por microfibras de la ropa

Una de las investigadoras de ciencia marina más destacadas de Australia dice que ha sido inesperado descubrir tantas microfibras en el ecosistema de la Gran Barrera de Coral.

La proliferación mundial de microplásticos marinos – partículas plásticas de un tamaño inferior a los 5 mm – está bien documentada y varios científicos estiman que en los océanos del mundo hay hasta 236.000 toneladas de escombros plásticos. Sin embargo, apenas hay información sobre su origen y distribución y cómo éstos son ingeridos por los organismos marinos.

En el informepublicado en la revista Scientific Reports, el equipo de científicos escriben que comprender la mezcla de microescombros marinos – sintéticos, semisinténticos y materiales naturales como la celulosa – es vital para detener su fuente de origen.

Los autores escriben que las microfibras, procedentes de la ropa y el mobiliario, suponen hasta el 86 por ciento de los microescombros hallados en este lugar de patrominonio mundial.

Los científicos recogieron 22 muestras de agua de la superficie y 60 damiselas limón en varios lugares dentro y fuera del arrecife.

De las 60 damiselas limón recogidas, 57 tenían microescombros marinos en su tracto gastrointestinal. Fue detectado un total de 455 microescombros marinos.

Las 22 muestras reflejaban una rango de contaminación similar, con microescombros marinos detectados en todas.

Más de la mitad de la contaminación analizada contenía polímeros sintéticos, siendo el poliéster y el nylon los más abundantes.

El estudio encontró poca presencia de microescombros derivados de los equipos de redes, tanto en las muestras de agua como en los peces examinados. Tampoco hallaron rastro de microesferas derivados de los productos de cosmética (usadas en exfoliantes o pastas dentífricas, por nombrar solo algunos) que tanta alarma han recibido recientemente.

Sorprendentemente, la mezcla de microescombros hallados cerca de la costa era distinta de la hallada en la parte exterior del arrecife y peces de arrecife.

“Me sorprendió,” dice la dra. Frederieke J Kroon, del Instituto Australiano de Ciencia Marinas. “Cuando empezamos a investigar pensé que sería como buscar una aguja en un pajar.”

“La Gran Barrera de Coral es tan remota que pensamos que podría estar un tanto protegida de los estragos humanos, pero casi todos los peces examinados estaban contaminados, 57 de 60. Fue algo inesperado,” dice.

La presencia de microplásticos en nuestros océanos se considera un problema emergente de preocupación internacional y este es el primer estudio que examina la interacción entre la exposición al plástico y la ingesta por parte de los organismos marinos de la Gran Barrera de Coral.  

“El descubrimiento creo más importante es que hallamos más microfibras que microplásticos, que suena semántico pero es importante diferenciar,” decía.

“Nuestro estudio identificó que las descargas de los ríos son una fuente potencial para los microescombros marinos detectados en la superficie del agua dentro del arrecife pero no fuera de él,” escriben.

Así pues, ¿de dónde procede el plástico hallado en el exterior del arrecife? Los investigadores sugieren que podría ser resultado de un vertido deliberado o accidental procedente de barcos o simplemente transportado desde otros países por las corrientes marinas o el aire.

“Hicimos pruebas examinando la entrada de agua de ríos y corrientes. Nunca alcanzaban los arrecifes del exterior,” dice Kroon.

Ahora el equipo está considerando la posibilidad de que los arrecifes exteriores se estén viendo contaminados por el tráfico marítimo, o una nueva fuente – la deposición atmosférica, donde las fibras pueden estar cayendo del aire. Pero los vientos dominantes hacen improbable que la contaminación aérea del arrecife se origine en Australia.

“Es extremadamente improbable monitorizar y predecir las fuentes originales de la deposición atmosférica,” escriben los investigadores.

El segundo hallazgo importante, dicen, es que la contaminación en los peces es distinta del agua, lo que revela algún tipo de proceso de selección.

Los científicos están examinando la posibilidad de que los peces puedan estar evitando o prefiriendo microfibras de determinados colores, posiblemente confundiéndolas por su fuente de alimento natural. Los colores más abundantes de microescombros marinos hallados en los peces eran el negro, el azul, el blanco y el rojo.

                                                   Great Barrier Reef. Photo: Wikipedia

Este tipo de investigación es una ciencia que está creciendo a velocidad vertiginosa y la metodología usada durante las investigación también está avanzando muy rápido. 

El próximo paso será investigar los efectos de las microfibras y los microplásticos en la cadena alimentaria.

Descubrir más sobre la fuente de las microfibras también es una prioridad.

Los autores del estudio esperan que esta investigación tenga amplias repercusiones, puesto que cuánto más sepamos sobre el qué contamina nuestros océanos y cómo, más podremos hacer para reducir los efectos.

“Todavía no sabemos qué efectos tiene esta contaminación por microfibras, pero con todo lo que ha de soportar el arrecife, es un factor de estrés adicional. Obviamente el origen de este estrés es humano. Con este estudio, ahora podremos empezar a determinar la procedencia de esta contaminación,” concluye.

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