Según estimaciones recogidas en un nuevo informe, cada año un cuarto de los plásticos producidos por 22 países y territorios ribereños del mar Mediterráneo terminan en la naturaleza, con cerca de 600.000 toneladas acabando en sus aguas, el equivalente a tirar unas 563 botellas de plástico cada segundo.
El plástico mata la vida silvestre, contamina las cadenas alimentarias y es ingerido por los humanos a través de los alimentos y el agua potable.
Un estudio publicado esta semana ha hallado que los humanos podríamos estar ingiriendo entre 39.000 y 52.000 microplásticos al año, con repercusiones para la salud a lo largo del tiempo debido a su toxicidad.
El informe, llevado a cabo por la organización World Fund for Nature (WWF), dice que el 80 por ciento del plástico en el mar Mediterráneo acabará llegando a tierra en una década, contaminando los litorales.
La contaminación por plástico y aparejos de pesca abandonados, perdidos o tirados suponen el 35 por ciento de las muertes de aves marinas, el 27 por ciento de las muertes y lesiones en peces y el 13 por ciento de las muertes y lesiones en mamíferos marinos, entre otras especies en el Mediterráneo.
La presidenta de WWF-Francia, Isabelle Autissier, califica la situación de “inadmisible pero también incomprensible.”
“El Mediterráneo es uno de los lugares más emblemáticos de nuestro patrimonio y sin embargo está inexorablemente sumergido en un torrente de plástico,” decía en un comunicado de prensa enviado en francés.
“Es grave desde un punto de vista medioambiental, pero también económico desde el punto de vista en que esta contaminación amenaza muchos puestos de trabajo y recursos.”
Los países ribereños del mar Mediterráneo producen el 10 por ciento de todos los productos de plástico, convirtiendo a la región en el cuarto mayor productor de productos plásticos.
“Esto emite aproximadamente 194 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, similar a seis veces las emisiones anuales de carbono de Londres,” lee el informe.
De los 24 millones de toneladas de desechos plásticos generados por las naciones y territorios de la región, solo el 72 por ciento se desecha correctamente: en un vertedero controlado, incineradora o planta de reciclaje. El resto se vierte en vertederos no gestionados o se tiran ilegalmente y es, según el informe, la principal fuente de generación de contaminación por plástico en el Mediterráneo.
Cada nación del Mediterráneo gestiona mal una parte de sus residuos plásticos, pero Egipto, Turquía e Italia juntas suponen dos tercios de los desechos plásticos mal gestionados.
Francia es el mayor productor de desechos plásticos de la región, generando 4,5 millones de toneladas de desechos plásticos en 2016 o lo que es lo mismo, unos 66,6 kg por persona. El informe señala que gran parte de estos desechos fueron incinerados y que solo el 22 por ciento fue reciclado.
La organización estima que las pérdidas económicas atribuibles a la contaminación por plástico en la región son de al menos 641 millones de euros al año, incluidas pérdidas en los sectores turístico, naval y pesquero.
La organización recomienda que los países ribereños del Mediterráneo trabajen conjuntamente para limitar la contaminación por plástico, ya sea aumentando el reciclaje, limitando el consumo o estableciendo objetivos para la reutilización y reciclaje.
El informe también señala que la directiva de plásticos de un solo uso (llamados plásticos de “usar y tirar”), que prevé medidas para prohibir los 10 plásticos de usar y tirar hallados más comúnmente en las playas de la Unión Europea, podría ser una “norma mínima común” para reducir el consumo de plástico, pero que en el futuro deberían prohibirse más objetos de usar y tirar.
“Es imperativo que los estados adopten medidas ambiciosas para acabar con este flagelo,” añadía Autissier.
Los 22 países y territorios del Mediterráneo destacados en el informe son: Albania, Algeria, Bosnia y Herzegovina, Chipre, Croacia, Egipto, España, Francia, Gibraltar, Grecia, Israel, Italia, Líbano, Libia, Malta, Marruecos, Mónaco, Montenegro, Eslovenia, Siria, Túnez y Turquía.