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Estamos siendo testigos del descenso más rápido del hielo marino ártico en los últimos 1500 años

Hubo una vez en la que el océano Ártico se congelaba cada año. Ya no es así. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) acaba de publicar su informe anual Arctic Report Card que analiza el estado del océano congelado en el extremo norte del mundo. Y, en general, no pinta nada bien.

“El Ártico está atravesando una transición sin precedentes en la historia humana,” decía Jeremy Mathis, director del Programa de Investigación del Ártico de la NOAA durante una rueda de prensa. “Las observaciones de este año confirman que el Ártico no muestra signos de volver a su estado congelado de hace tan solo una década.”

Mathis dijo en octubre que había sido testigo de una “extraordinaria transformación” en el entorno ártico desde 2003, tiempo durante el cual hizo 14 viajes a la región.

“Cuando empecé a ir al Ártico en 2003, era un entorno muy distinto al que es hoy,” dice. “Por aquel entonces, rompíamos hielo por todas partes por donde íbamos. Era hielo grueso y extenso. Este año, durante una expedición de 25 días al Ártico, no vimos ni un solo trozo de hielo. Navegábamos a bordo de un rompehielos en unas aguas azules que podríamos haber visto en cualquier otro lugar del mundo. Sin duda no parecía para nada el Ártico.”

El informe, elaborado por 85 científicos de 12 países, recopila tendencias que los científicos han ido observando durante años. El Ártico se está calentando el doble de rápido que en el resto del mundo. Y 2017 alcanzó un nuevo registro mínimo de la extensión máxima de hielo marino.

Desde la década de los 70, la extensión del hielo marino ártico se mide usando satélites. Los científicos pueden tomar muestras de núcleos de hielo, fósiles, corales, conchas y registros del permafrost para hacer algunas suposiciones sobre la extensión del hielo marino hace 1500 años. Luego vuelcan esos datos en un gráfico y sacan conclusiones. El panorama es preocupante.

“¿Qué es esa enorme caída en picado al final del gráfico? Es el enorme descenso del hielo marino y la mayor tasa sostenida de descenso del hielo marino en los últimos 1500 años,” dice Emily Osborne, científica de la NOAA, quien ha recopilado los datos.

Cerca del 79 por ciento del hielo marino ártico actualmente es delgado y solo tiene un año. En 1985, el 45 por ciento del hielo marino en el Ártico era grueso, hielo más viejo, dice Osborne.

El estudio halló que el hielo marino está disminuyendo y que las temperaturas están subiendo mucho más rápido que en ningún otro momento en los últimos 1500 años.

“Hay cierta variabilidad natural y un rango bastante amplio de error en estas suposiciones pero, aun teniendo eso en cuenta, está claro que estamos viviendo algo sin precedentes. Y parece que no hará más que agravarse y además lo hará rápidamente”, señala el informe.

El hielo marino no contribuye directamente al nivel del mar, pero es mejor que el hielo marino se quede congelado por multitud de razones.

Menos hielo supone una actividad económica creciente en este ecosistema una vez inalterable, perturbando a las ballenas y obligando a animales como el oso polar a acercarse a la orilla en busca de alimento. Los osos polares dependen del hielo para sobrevivir donde cazan focas sobre el hielo, su principal fuente de alimento, teniendo apenas otras alternativas en tierra. Recientemente, un fotógrafo de National Geographic filmó los últimos momentos agonizantes de un oso polar muriéndose de hambre.

Con un océano Ártico sin hielo durante más tiempo cada año, la región se está viendo cada vez más industrializada. Los arrastreros comerciales se están desplazando a los mares polares. El primer portacontenedor navegó el Polo Norte este verano ahorrando varios días de viaje desde Asia a Europa mientras que las aguas claras facilitan a las compañías petroleras y de gas perforar en las enormes reservas bajo el mar, algo que puede perjudicar gravemente animales como los narvales que usan el sonido para comunicarse.

Y lo más preocupante es que no hay un fin a la vista a esta tendencia.

Los cambios en el hielo marino pueden provocar un mayor calentamiento en general. A medida que el brillante hielo marino y la nieve se reemplazan por agua y tierra más oscuras, el Ártico refleja menos calor y absorbe más, provocando más calentamiento y más deshielo.

“Ese gran servicio que el Ártico ha hecho al planeta reflejando ese calor de nuevo al espacio, está siendo ahora absorbido y atrapado en el entorno,” dice Mathis, una tendencia que continuará, añade.

En 2017, el área máxima de hielo marino de invierno, que se mide cada marzo, fue la más baja observada nunca. Los registros también revelaron que el permafrost – la capa de hielo permanentemente congelada por debajo de la superficie de la tierra en áreas heladas – sobre el que están construidos edificios, carreteras y oleoductos alcanzaron temperaturas cercanas, y a veces llegando a superar, el punto de descongelación. Esto podría hacer vulnerables estas infraestructuras cuando este suelo congelado se funda y se mueva, dice el informe.

“El Ártico ha sido tradicionalmente el frigorífico del planeta,” dice Mathis. “Pero la puerta de ese frigorífico se ha dejado abierta y ese frío está saliendo, con efectos en cascada en todo el hemisferio norte.”

La investigación revela que los cambios en el hielo marino ártico y la temperatura pueden alterar la corriente de chorro, un importante factor en los patrones meteorológicos y climáticos de Estados Unidos.

“Hay algunas conexiones entre el calentamiento en el Ártico y los eventos meteorológicos extremos más abajo,” dice Mathis.

“Es probable que estos cambios sean en parte responsables del clima inusual en los Estados Unidos, incluidos los destructivos incendios en California y la intensa ola de frío en el sur y este”, según James Overland, científico de la NOAA .

Otro experto, David Aplin, de la World Wildlife Fund, quien no ha participado en el estudio, añade que es “otra evidencia del dramático cambio que está ocurriendo en el Ártico, desde temperaturas que aumentan rápidamente y la disminución de las coberturas de hielo marino al deshielo del permafrost.”

“El camino a seguir está claro: es absolutamente vital mitigar el cambio climático,” dice. “Necesitamos reducir las emisiones, acabar con nuestra dependencia a los combustibles fósiles y favorecer energías limpias para el bien de nuestro planta, su gente y la fauna silvestre.”

En general, el Ártico ha entrado en “una nueva normalidad”, dice el informe, caracterizada por descensos en la cobertura del hielo marino, en la cobertura de nieve en invierno y en la masa de la plataforma de hielo de Groenlandia y los glaciares árticos.

“La tasa sin precedentes y el alcance global de estos cambios destacan la necesidad apremiante de prepararse y adaptarse al Nuevo Ártico”, concluye el informe.

Los científicos han publicado su informe en la reunión anual de la American Geophysical Union en San Francisco.

 

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