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Estamos matando los peces más viejos del mar

La pesca elimina la mayoría de los peces más viejos de una población, según ha revelado un estudio, y las implicaciones ecológicas son preocupantes.

Los humanos estamos matando los peces más viejos del mar, alterando las cadenas alimentarias marinas y haciendo menos estables y robustas poblaciones de especies importantes.

En uno de los primeros estudios de su clase, un equipo de expertos usó modelos y datos de captura para analizar 63 poblaciones importantes de peces en aguas de los Estados Unidos y Europa, desde el bacalao atlántico y el fletán negro a la escorpina, merluza, mero y lenguado. Hallaron importantes descensos en el número de peces más viejos en casi el 80 por ciento de las poblaciones. En aproximadamente un tercio, el número de peces más viejos había descendido en más de un 90 por ciento.

Los investigadores examinaron 63 pesquerías en base a registros de entre 24 y 140 años. Para determinar la edad de los peces, emplearon varias técnicas, incluido el examen de los otolitos: materiales sólidos en los oídos de los peces en los que se van depositando nuevas capas de sustancia calcárea a medida que el animal crece. El número de capas proporciona la edad exacta del pez en años, muy parecido a lo que ocurre con los anillos de un árbol

“Es preocupante,” dice el autor principal Lewis Barnett, investigador postdoctoral de la Universidad de Washington y el Centro de Ciencias Pesqueras de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.

Perder los peces más viejos puede no parecer problemático, ya que éstos podrían superar la edad reproductiva e incluso estar al borde la muerte. Pero lo cierto es que los peces más viejos tienden a ser los individuos más grandes, produciendo descendientes que suelen acabar siendo también más grandes. También son más flexibles en su comportamiento, por lo que pueden adaptarse mejor a los cambios medioambientales. Además se alimentan de cosas distintas y viven en áreas distintas del océano que sus homólogos más jóvenes. Muchos peces juveniles pasan parte de sus vidas en quelpos y manglares y luego se desplazan mar adentro. Los investigadores sugieren que matar una gran cantidad de peces más viejos puede hacer que el resto de la población sea más susceptible a enfermedades, al aumento de las temperaturas o a la contaminación, pudiendo poner a la población entera en un peligro mayor de colapso.

Al igual que se protegen los árboles más viejos en un bosque antiguo, “la biodiversidad de edades en los peces se traduce en más estabilidad,” dice Barnett.

Algunas especies de peces, como la gallineta, pueden llegar a vivir hasta 200 años.

La idea de que pescar provoca más daño a los peces más viejos de una especie no es nueva. Pero esta reciente investigación es “una de las primeras que documenta la magnitud de este problema,” dice Villy Christensen, profesor en el Instituto para los Océanos y Pesquerías de la Universidad de la Columbia Británica, quien no ha participado en el estudio. “Tenemos que reconstruir las poblaciones de peces para que incluya proporciones saludables de individuos más viejos como protección contra colapsos de la población.”

Los autores del nuevo estudio, publicado en la revista Current Biology, solo examinaron las poblaciones de peces frente a las costas de dos continentes, pero los resultados han sido tan consistentes que prevén resultados similares para peces importantes frente a las costas de Asia, África y América del Sur. Y la pesca en países en vías de desarrollo está a menudo menos regulada. Como resultado, los autores escriben que “globalmente, la magnitud de la reducción de la población de peces más viejos en una especie es probablemente mayor que las estimaciones que presentamos en este estudio.”

En realidad el problema es bastante simple. Pocos métodos de pesca distinguen entre peces jóvenes de peces viejos, por lo que la mayoría de operaciones comerciales terminan capturando peces de muchas edades. A lo largo del tiempo, todos los peces se ven expuestos repetidamente a redes y anzuelos.

El equipo atribuye principalmente la disminución de la cantidad de peces viejos a la presión pesquera – cuanto más tiempo viva un pez, mayor la posibilidad de ser capturado. Los investigadores también señalan que factores ambientales como la contaminación y las enfermedades podrían contribuir también a esta preocupante tendencia.

Una forma de ayudarles es adoptando los llamados límites reglamentarios o “slot limits” – límites en la captura de peces por encima de un tamaño determinado. Esto protegería a los miembros más viejos de una población. Pero también puede ser complejo y caro, tanto para la industria como para los reguladores. Otra alternativa es rotar las zonas de pesca temporada tras temporada, como el barbecho en la agricultura, dando a la población la oportunidad de recuperarse en algunas áreas.

Pero tal vez la forma más simple de proteger los peces viejos sea la que más atención ha ganado en los últimos años: establecer reservas marinas. Establecer más áreas como zonas prohibidas a la pesca puede asegurar que cierta porción de un grupo de edad nunca corra peligro de ser capturado.

“Soy un firme partidario de que algunas áreas deberían reservarse,” dice Trevor Branch, biólogo de pesquerías de la Universidad de Washington. “Para conservar los peces viejos, tendremos que renunciar a una parte de la captura.”

Podría ser la mejor manera de asegurar que los peces sobrevivan por muchos años, añade.

“Considéralo como una póliza de seguros,” añade.

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