Autoridades marítimas de los Estados Unidos y Canadá han confirmado que reunirán recursos para intentar averiguar las causas que hay detrás de la oleada de muertes de ballena franca del Atlántico en peligro de extinción.
La ballena franca del Atlántico se encuentra entre los mamíferos marinos más poco comunes del mundo, con solo unos 500 individuos.
Representantes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y el Departamento de Pesca y Océanos (DFO) han informado que las colisiones por barco y los enredos en los aparejos de pesca han jugado un papel clave en las muertes pero que podría haber otros factores.
“La población de ballena franca del Atlántico es frágil y uno de los desafíos de conservación para difíciles para la NOAA y el DFO,” dice Gouveia de la NOAA. “Cada factor que afecta a su capacidad de prosperar es importante.”
Este año fueron halladas muertas diez ballenas frente a la costa de Canadá y otras tres frente a la costa de Massachusetts, llevando a la NOAA a declarar las muertes un “evento de mortalidad inusual” y poner en marcha una investigación.
El informe tardará meses en elaborarse y todavía no se ha fijado un presupuesto. El esfuerzo implicará la recopilación de datos sobre cada ballena muerta y considerará factores tales como cambios en el medio ambiente y hábitat, dice.
Representantes de ambos países dicen que entre las estrategias para proteger a las ballenas podría incluirse modificaciones en los aparejos de pesca, restricciones de velocidad y cambios en las rutas marítimas.
“La prioridad es proteger a estas ballenas,” dice Matthew Hardy, director de la división de recursos acuáticos del FDO.
Los conservacionistas han dicho que la población de ballena franca es tan pequeña que un solo año de reproducción precaria y alta mortalidad podrían amenazar su supervivencia. Este año solo han nacido 5 crías, dice Charles “Stormy” Mayo, científicos sénior del Centro de Estudios Costeros en Provincetown, Massachusetts.
La bióloga Regina Asmtis-Silvia de la Whale and Dolphin Conservation ha calificado de “sin precedentes” las muertes de este año. Ella y otros conservacionistas dicen que las ballenas francas no han sufrido una mortalidad así desde la era ballenera, cuando sus poblaciones fueron esquilmadas. La caza de ballenas francas fue declarada ilegal hace 80 años.
Las ballenas francas migran cada año para alimentarse. Scott Kraus, del Acuario de Nueva Inglaterra y que lidera el programa de investigación de la ballena franca, dice que es posible que las ballenas sean más vulnerables porque los cambios en la disponibilidad de alimento las obliga a viajar más.