Especies que se alimentan por filtración, tales como ballenas barbadas y tiburones peregrinos, pueden correr especial peligro debido a la ingesta de diminutos trozos de plástico (microplásticos), según informa un equipo de investigadores.
Especies tales como ballenas barbadas y tiburones peregrinos, que se alimentan filtrando el agua del mar para atrapar el plancton, están ingiriendo las diminutas partículas de plástico que plagan los océanos de todo el mundo.
Varias de estas especies han evolucionado para engullir cientos e incluso miles de toneladas de metros cúbicos de agua marina al día, pero absorber los microplásticos que hay en ella puede llegar a bloquear su capacidad de absorber nutrientes y tener efectos tóxicos colaterales.
El nuevo estudio, publicado en la revista Trends in Ecology and Evolution, aconseja investigar más en la megafauna de los océanos puesto que los efectos de los microplásticos en ella no se comprenden todavía muy bien. Por ejemplo, mediante el examen de los cuerpos de ballenas varadas, los científicos han hallado enormes trozos de plástico en los intestinos de estas criaturas, pero el efecto de los microplásticos, mucho menos obvio, puede resultar igualmente perjudicial.
Elitza Germanov, investigadora de la Fundación Megafauna Marina y coautora del estudio, decía: “A pesar de la creciente investigación sobre los microplásticos en el entorno marino, apenas hay estudios que examinen los efectos en los grandes animales filtradores. Seguimos intentando comprender la magnitud del problema. Lo que sí sabemos es que la contaminación por microplásticos tiene el potencial para reducir más la población de estas especies, muchas de las cuales viven largas vidas y tienen pocos descendientes a lo largo de sus vidas.”
Muchas especies de ballenas, tiburones y rayas que se alimentan por filtración ya están amenazados por otros factores, tales como la sobrepesca y la contaminación. Los autores del estudio advierten que el estrés añadido de los microplásticos podría llevar algunas especies a un paso más cerca de la extinción.
Una posibilidad es que los microplásticos traspasen los tóxicos a la megafauna, aunque este proceso apenas se comprende bien actualmente.
Maria Critina Fossi, profesora de la Universidad italiana de Siena y coautora del estudio, dice que aunque hoy en día no hay pruebas de que los microplásticos puedan matar a los animales que se alimentan por filtración, estos microplásticos sí podrían producir efectos sub-letales que pondrían en peligro su salud.
Fossi dice que la investigación sobre el tiburón ballena y el rorcual común han confirmado que las especies filtradoras estaban expuestas a químicos tóxicos, tal vez mediante la fragmentación de microplásticos en sus sistemas digestivos.
“La exposición a estas toxinas asociadas al plástico suponen una gran amenaza para la salud de estos animales dado que pueden alterar su sistema hormonal,” dice.