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El tiburón, un depredador convertido en presa

Puede que los tiburones siembren el terror entre los bañistas en la playa sin embargo se están convirtiendo en las presas, servidos en las tiendas de fish&chips, causando inquietud entre los conservacionistas.

El gran tiburón blanco, que con más frecuencia viene a la mente, es una especie protegida- aunque ello no haya impedido que su población siga descendiendo- sin embargo millones de otras especies de tiburones son capturadas cada año por los pescadores.

¿Por qué su demanda? Sus aletas son el ingrediente principal en la elaboración de la sopa de aleta de tiburón, un prestigioso plato en la cocina tradicional china e incluso en Europa la carne de tiburón a menudo se sirve a los consumidores, normalmente sin que éstos lo sepan.

“La gente no sabe que está comiendo tiburón porque no es etiquetado como tal,” decía Sonja Fjordham, presidenta de Shark Advocates International en el marco de una conferencia internacional esta semana sobre especies migratorias en Bergen, Noruega.

El nombre puede ser engañoso: a menudo el “salmón de roca” se vende en las tiendas de fish&chips de Gran Bretaña y Australia cuando en realidad se trata de una especie pequeña de tiburón llamada mielga (Squalus acanthias).

La principal inquietud de los ecologistas es la práctica conocida como “finning” o aleteo que consiste en que los pescadores cortan las aletas de los tiburones y luego arrojan el resto del tiburón de nuevo al mar, normalmente aun vivo, abandonándolo a una muerta certera por ahogamiento, asfixia, desangramiento o devorado por otros peces.

En Asia, donde la sopa de aleta de tiburón es signo de estatus y prestigio social, una aleta puede costar varios cientos de dólares.

“Es como si cortaras los brazos y piernas de una persona y solo dejaras un torso. Sin aletas, los tiburones no pueden nadar, ni respirar, ni comer, solo hundirse en el fondo,” explica Rebecca Regnery, directora adjunta de la Humane Society International.

El aleteo, que con frecuencia tiene lugar en la captura accidental pero también en la pesca objetivo de tiburón, pesa notablemente en especies con tasas de reproducción lentas.

Las prohibiciones a la práctica del finning existen en muchos países pero a menudo son ignoradas.

En un intento por ayudar a poner fin a dicha práctica, la Comisión Europea ha propuesto recientemente reforzar la legislación requiriendo que los buques pesqueros en aguas comunitarias y buques con pabellón europeo pescando en otros lugares del mundo “desembarquen los tiburones con sus aletas sujetas al cuerpo de forma natural.”

“La prohibición del aleteo es algo obvio debido a que es un enorme derroche,” dice Fjordham. Sin embargo, añade, “prohibir solo el aleteo no va a salvar a los tiburones, necesitamos reducir las capturas.”

Situados en lo alto de la cadena alimentaria, los tiburones son indispensables para mantener los ecosistemas del océano bajo control. Los científicos ni siquiera se atreven a considerar las consecuencias en el caso de que los tiburones desaparezcan completamente, un destino que según Fjordham se enfrentan el 20% de las especies de tiburón.

Palau, un pequeño archipiélago en el Pacífico, ha sentado un buen ejemplo con la creación de un santuario de tiburones y convirtiéndolo en un lugar popular para el ecoturismo.

El buceo con tiburones representa actualmente el 8% del Producto Interior Bruto (PIB) del país, con cada animal trayendo 1,9 millones de dólares a lo largo de toda su vida, según el Instituto Australiano de Ciencias Marinas.

Palau sin embargo sigue siendo un caso aislado. En otros lugares la tendencia es alarmante.

La mantarraya gigante, familia del tiburón, también ha caído víctima de un destino parecido: preciada en Asia, es convertida en polvos que se emplean en la medicina tradicional china.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las capturas de mantarrayas se han más que triplicado en los últimos años, pasando de las 900 toneladas en el año 2000 a las 3.300 en 2007.

En Bergen el viernes, la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS) añadió la mantarraya gigante a su lista de especies protegidas.

Según los expertos, las mantarrayas podrían generar cada año cerca de 100 millones de dólares en todo el mundo en ingresos derivados del ecoturismo.

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