Según un nuevo estudio publicado el 5 de febrero en la revista Geophysical Research Letters, en el permafrost del hemisferio norte podrían haber enterrados más de 15 millones de galones de mercurio (58 millones de litros), aproximadamente el doble del que pueda hallarse en el resto de suelos, océanos y atmósfera del planeta juntos. Y si las temperaturas siguen aumentando, todo ese mercurio podría liberarse.
En Geología, el permafrost se define como cualquier suelo que lleva congelado más de dos años. En el hemisferio norte, el permafrost representa unos 8,8 millones de millas cuadradas de tierra (22,79 millones de km cuadrados), o aproximadamente el 24 por ciento de la tierra expuesta del planeta, según el Centro Nacional de Nieve y Hielo (NSIDC) del Instituto de Cooperación para la Investigación en las Ciencias Medioambientales de la Universidad de Colorado. A lo largo del tiempo, compuestos presentes en la atmósfera de forma natural, tales como mercurio y dióxido de carbono, pueden combinarse con material orgánico en el suelo y quedar congelados en el permafrost, quedando potencialmente atrapados bajo tierra durante miles de millones de años, según señala el nuevo informe.
En el estudio, los investigadores perforaron 13 núcleos de permafrost en varios sitios de Alaska entre 2004 y 2016. Luego, midieron las cantidades totales de mercurio y carbono de cada muestra, que demostraron ser consistentes con los miles de otros núcleos de suelo tomados de otros lugares de todo el mundo. Usando los contenidos de mercurio de sus 13 núcleos como plataforma, los investigadores estimaron que la cantidad total de mercurio bajo el permafrost de América del Norte es de unos 793 gigagramos, es decir, más de 15 millones de galones.
“No habría ningún problema medioambiental si todo siguiera congelado, pero sabemos que la Tierra se está calentando,” dice el autor del estudio, Paul Schuster, hidrólogo de Estudios Geológicos de Estados Unidos, en Boulder, Colorado. “Este descubrimiento es un cambio radical.”
Los investigadores ya están observando el deshielo del permafrost debido al cambio climático y todo apunta a que seguirá la tendencia. Según un estudio de 2013, el hemisferio norte perderá entre un 30 y un 90 por ciento de su permafrost en 2100, asumiendo que las actuales emisiones humanas de gases de efecto invernadero siguen sin disminuir.
Estudios anteriores han intentado prever los miles de millones de toneladas de dióxido de carbono, metano e incluso “patógenos zombis” que podrían liberarse al aire y a los océanos debido al deshielo del permafrost. Las repercusiones medioambientales de un vertido de mercurio a gran escala siguen siendo un problema imprevisible.
Una gran preocupación es que este mercurio atrapado podría filtrarse a las vías fluviales cercanas y transformarse en metilmercurio, un tóxico que puede causar deficiencia motora y anomalías congénitas en los animales, dice Edda Mutter, directora de ciencia del Consejo Intertribal de la Cuenca del Río Yukón. Una contaminación de estas características podría subir rápidamente por la cadena alimentaria, desde los microorganismos a los humanos, dice Mutter, quien no ha participado en el estudio.
“Las comunidades rurales de Alaska y otras áreas del norte llevan un estilo de vida de subsistencia, por lo que son muy vulnerables a la contaminación por metilmercurio en sus fuentes de alimento,” añade.
Los investigadores están trabajando actualmente en un estudio de seguimiento simulando la liberación del permafrost debido al cambio climático.