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El periodo álgido de alumbramiento para la ballena franca del Atlántico Norte todavía no ha dejado ver a ninguna cría

Los científicos que esperan ver crías de ballena franca del Atlántico (Eubalaena glacialis) frente a la costa sur de los Estados Unidos todavía no han visto a ninguna en siete semanas de temporada álgida de alumbramiento – el periodo más largo registrado en 30 años.

Las condiciones climáticas, que ha dificultado los esfuerzos para localizar a las ballenas, podría ser el culpable en lugar de una caída en el número de crías. Sin embargo, los científicos también están preocupados de que pueda tratarse de otro año de bajos nacimientos para la especie en peligro tras un fatídico 2017, cuando el número de muertes confirmadas superó con creces el número de crías nacidas de solo 5 para ese año.

“Ahora mismo deberíamos estar en el punto álgido de la temporada y no hemos visto a ninguna cría, y es muy desconcertante,” decía Clay George, biólogo de fauna silvestre que supervisa los sondeos para el Departamento de Recursos Naturales de Georgia. “He pasado de ser la persona optimista que suelo ser a ser muy pesimista”

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estima que solo quedan unas 450 ballenas del Atlántico Norte en el mundo. La agencia advirtió en diciembre que la especie podría extinguirse si no se aplican nuevas medidas protectoras.

Los investigadores esperaban indicios de un año reproductivo sólido justo después de que empezara la temporada de alumbramiento el 1 de diciembre. Sin embargo, no se ha reportado ninguna cría frente a las costas atlánticas de Georgia y Florida, donde típicamente migra la especie para alumbrar cada año, aunque dicen que sigue siendo relativamente pronto porque aún quedan tres meses por delante.

George dice que desde 1989 no ha ocurrido algo así, cuando empezaron los sondeos exhaustivos usando personal experto en avistamientos aéreos para buscar parejas de madres con sus crías.

Durante las tres últimas décadas, el promedio de nacimientos al año para la ballena franca ha sido de unos 17. Desde 2012, todas salvo dos temporadas, han producido un número de crías por debajo de la media. Los cinco nacimientos registrados el año pasado es el número más bajo registrado desde el 2000, cuando los sondeos solo hallaron a una cría.

La razón de no ver a ninguna cría hasta la fecha esta temporada puede que tenga que ver con la condiciones climáticas. Los aviones usados para los avistamientos aéreos a menudo han tenido que aterrizar debido a los fuertes vientos y el cielo nublado. George dice que las condiciones climáticas han recortado el ńumero de vuelos por semana a casi la mitad.

La reproducción de la ballena franca puede fluctuar enormemente de un año a otro. Después de que el número de nacimientos tocara fondo en el 2000, las ballenas se recuperaron con una gran tasa de natalidad, con 31 nacimientos al año siguiente. Una razón de que los números puedan oscilar tanto es porque las hembras normalmente alumbran una vez cada tres años aproximadamente.

Sin un aumento en el número de nacimientos, la ballena parece estar muriendo más rápido de que puede reproducirse. Científicos de la NOAA dijeron en diciembre que la población ha estado disminuyendo desde el año 2010, siendo las hembras las más afectadas. Muchas ballenas mueren tras colisionar con un barco o por enredos en los aparejos de pesca.

Tales muertes han sido el centro de una demanda federal presentada el jueves por la organización Center for Biological Diversity y otros grupos conservacionistas, que sostienen que el gobierno federal no ha logrado proteger adecuadamente a la ballena franca tal como requiere la Ley de Especies en Peligro.

También preocupante para los científicos ha sido la escasez de ballenas adultas frente a la costa sudeste de los Estados Unidos durante la temporada de cría. George dice que solía ser común ver a 100 adultos o más durante los inviernos de hace una década. El año pasado, solo se vieron a un macho y unas pocas madres nadando con sus crías.

El único avistamiento hasta la fecha este año ha sido un adulto fotografiado por un hombre desde la ventana de su apartamento en el golfo de México en Panama City Beach, Florida.

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