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El Océano Ártico cada vez más ácido debido a los gases de efecto invernadero

El Océano Ártico cada vez más ácido debido a los gases de efecto invernadero

Un estudio internacional sugiere que los gasos de efecto invernadero están acidificando el Océano Ártico a un ritmo más rápido que cualquier otro mar austral del mundo.

“Lo que sabemos es que la acidificación del océano es más fuerte en el Ártico que en aguas meridionales,” decía Rashid Sumalia, investigadora en la Universidad de la Columbia Británica y uno de los sesenta autores del informe publicado el lunes en Bergen, Noruega.

Esto convierte el Ártico en un sistema de alerta temprana para los otros océanos del planeta, concluye el informe. Sin embargo se conoce tan poco de las aguas septentrionales que la única herramienta que tienen los científicos para predecir el efecto se basa en estimaciones fundamentadas.

“Resulta frustrante desde un punto de visto biológico porque no tenemos mucha información,” dice el coautor Sam Dupont de la Universidad de Gothenburg en Suecia.
El informe, el primero sobre la acidificación del Océano Ártico, será presentado la próxima semana en una reunión en Suecia del Consejo Ártico, un grupo de ocho países miembro que rodean el Polo Norte. Canadá asumirá la presidencia del consejo durante un periodo de dos años en esa reunión.

La acidificación del océano ocurre cuando el dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, es absorbido por las aguas oceánicas. El gas disuelto forma un ácido débil que en cantidades suficientes puede cambiar el nivel de ph de grandes áreas marinas.

El proceso es más pronunciado en el Ártico, concluye el estudio, porque el agua fría absorbe el dióxido de carbono más rápidamente que el agua más cálida.

“Los mares septentrionales están más expuestos a la atmósfera dado que la cobertura de hielo retrocede y grandes cantidades de agua fresca que llegan procedente de enormes ríos tales como el Mackenzie de Canadá y el Lena de Rusia reducen la capacidad del océano de amortiguar la acidez.

El resultado es que algunas aguas árticas ya son tan ácidas que se hallan en el umbral en el cual es probable que las criaturas marinas tengan problemas para formar sus caparazones, hechos de carbonato cálcico sumamente alcalino.

“El Océano Ártico es una de las regiones oceánicas más sensibles con respecto a la respuesta de la acidificación del océano a la absorción de CO2 y será el primer océano que sufrirá la acidificación,” dice el informe.

Los efectos ya se están dejando sentir en todo el Ártico canadiense, incluyendo el Mar de Beaufort y la ensenada Lancaster, decía el jefe del programa Russel Shearer.

En general, los océanos de todo el mundo se han acidificado un promedio de un 30% durante los últimos 200 años, sugiere el informe.

Pero no ofrece cifras de la rapidez de los cambios o la gravedad del problema. La acidificación varia demasiado de un lugar a otro y de un momento a otro, dice Shearer.

“El mayor problema aquí es la enorme laguna de conocimiento, tanto en términos de información del océano sobre cuáles son los niveles y cómo están aumentando y a qué ritmo. Difiere en todas partes del Ártico.”

Pero habrá efectos, dice Sumalia, incluyendo en especies importantes comercialmente tales como la trucha alpina y el bacalao. Las redes alimentarias septentrionales son tan cortas y simples que cualquier impacto en una especie repercute pronto en todas.

Cerca del 10% de los peces del mundo se capturan en el Ártico. Los aborígenes del norte dependen particularmente de los recursos marinos.

Hasta la fecha los científicos puede hacer pocas previsiones sobre el destino de estas pesquerías, dice Dupont.

“Sabemos que la química está cambiando pero no sabemos qué consecuencias tendrá.”

La acidificación está ocurriendo en conjunción con una combinación de cambios inducidos por el calentamiento global en el Ártico, señala el informe. Las adaptaciones tendrán que tener un carácter global.

“Las poblaciones del Ártico serán más resistentes a la acidificación del océano si se miminzan la presión combinada de la sobrepesca, la degradación del hábitat, la escorrentía, la transformación del uso de la tierra, la competición por los recursos y otros factores antropogénicos,” dice el estudio.

Dupont dice que solo hay una única recomendación que marcará la diferencia.

“Sabemos lo suficiente para decir que necesitamos reducir el CO2. Es lo único que podemos hacer si queremos abordar el problema de la acidificación del océano.”

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