Las imágenes de vídeo pudieron captar el momento en que la madre empuja a su cría muerta por las aguas de Florida sumida en un emotivo episodio de duelo.
“Esta madre no está lista para dejar ir a su cría muerta…”, decía la compañía Sea Through Canoe, testigo de la escena.
Todavía no está clara la causa de la muerte, pero la compañía cree que podría haber sido víctima de una colisión con un barco.
“Ver la escena fue muy triste,” decía la compañía a través de un tweet. “Esa imagen quedará en mi memoria”.
Mother #dolphin not ready to let go of her dead calf and pushing it through the intracoastal waterway.
It’s hard to say for sure without examination, but the calf may have been hit by a boat. Please don’t assume that because #dolphins are fast that you won’t hit them. #sad pic.twitter.com/Le2MAwvPIB— See Through Canoe (@SeeThroughCanoe) June 3, 2019
Según un estudio publicado en 2018 en la revista Zoology, este comportamiento podría sugerir que los delfines lloran a sus muertos.
Siete especies en siete regiones geográficas que abarcan tres océanos han sido documentadas llevando el cuerpo de sus crías fallecidas, incluido un calderón gris en el océano Índico, un delfín del Indo-Pacífico, un delfín acróbata en el mar Rojo y un calderón en el Atlántico Norte.
Investigadores del Instituto de Investigación Tethys que monitoriza la población de delfines mulares del golfo de Arta, al noroeste de Grecia, fue testigo en 2006 de un incidente similar. Vieron a una madre intentando sacar a la superficie repetidamente a su cría muerta. “Lo repitió una y una otra vez durante dos días, a veces de forma frenética,” decía Joan Gonzalvo del Instituto.
“Nunca se separó de ella… Parecía incapaz de aceptar su muerte,” decía.
Un año después observó algo similar cuando vio a una manada de delfines intentando ayudar a una cría de 3 meses que se estaba muriendo y hundiendo.
“La manada parecía claramente estresada, nadando de forma errática,” explicaba. “Los adultos intentaban mantener a flote a la cría moribunda, pero ésta siguió hundiéndose.”
“Mi hipótesis es que la acompañaron y apoyaron en todo momento. Cuando finalmente murió, el grupo había hecho todo lo que tenía que hacer. En este caso, ya habían asumido que la muerte estaba cerca – estaban preparados.”
En agosto de 2018, una orca llevó su cría muerta durante más de dos semanas en lo que los científicos describieron como una muestra de dolor sin precedentes.
Los investigadores han informado de muchos casos de cetáceos llevando a sus crías en una especie de luto.
“Para estar seguros tendríamos preguntarles directamente,” decía la bióloga italiana Melissa Reggente, de la organización National Wildlife Federation.
Este comportamiento parecido al duelo humano también ha sido observado en otros animales, incluidos elefantes, jirafas, chimpancés y otros primates y posiblemente tortugas, bisontes y aves.
“He pasado gran parte de vida estudiando mamíferos de largas vidas, donde los comportamientos del grupo son críticos para su supervivencia,” dice Robin Baird, biólogo del Cascadia Research Collective, en Olympia, en el estado de Washington.
“No tengo la menor duda de que estos animales tienen fuertes vínculos con los demás individuos. En casos como éste – el comportamiento de los animales hacia la muerte prematura de su cría – sería difícil imaginar que no fuera otra cosa que una muestra de dolor,” dice.
Al igual que los animales humanos cuando son pequeños, las crías de delfín no tienen habilidades para sobrevivir y, en cuanto nacen, sus madres se convierten en sus maestras. Los investigadores dicen que tanto los padres como las madres tienen habilidades de crianza excepcionales.
La primera lección que una madre le enseña a su cría nada más nacer es a respirar. A medida que la cría crece, aprende a nadar, a alimentarse y a sobrevivir sin su madre.
Los delfines jóvenes permanecen con sus madres hasta que alcanzan la madurez sexual, a los 5 o 10 años. Puede ser difícil ser una madre joven en el mar, así que su madre siempre tiene una manada que la apoya.
Las madres primerizas a menudo cuentan con la ayuda de una “tía” para alumbrar a sus crías y cuidarlas. Los delfines son excelentes cuidadores y suelen “echar una aleta” cuando es necesario. Cuando las hembras alcanzan los 40 años de edad, dejan de ovular y pasan a desempeñar el papel de abuelas.
No es de extrañar que unos animales tan inteligentes y emocionales como éstos lloren a sus crías cuando mueren.