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The Mertz glacier in East Antarctica is one of the many areas that could be melting faster as warm water trapped underneath it accelerates the process Alessandro Silvano

El deshielo en la Antártida se ha acelerado un 280% en las últimas 4 décadas

Dos estudios publicados el pasado lunes comparten un mismo mensaje inquietante. Que el hielo de nuestro planeta se está fundiendo a un ritmo alarmante, con graves consecuencias para el nivel del mar.

Según uno de los estudios, liderado por Eric Rignot, de la Universidad de California en Irvine, que ha examinado en detalle el hielo y la nieve de todo el continente antártico desde 1979, la capa crucial de hielo de la Antártida ha estado fundiéndose durante todo un periodo de 39 años, y esto es solo la punta del iceberg.

La investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, halló que el ritmo de esta pérdida no ha sido uniforme, sino que el hielo se ha estado fundiéndose más rápido con cada década. La pérdida de hielo en la Antártida se ha incrementado de 40 gigatoneladas (un gigatón es mil millones de toneladas) al año entre 1979 y 1990 a las 250 gigatoneladas al año entre 2009 y 2017.

Y esa tasa de deshielo se ha ido acelerando en las últimas décadas, hasta un 280 por ciento en la segunda mitad en casi 40 años en comparación a la primera mitad.

Comprender la Antártida y el delicado equilibrio del agua de deshielo que entra en el Océano Austral y las nevadas en el interior del continente que compensan esta pérdida, es críticamente importante para estimar el aumento del nivel del mar en todo el planeta como resultado del calentamiento global. El continente alberga buena parte del hielo del planeta y, de fundirse, provocaría un aumento de 57,2 metros el nivel del mar.

El estudio examinó 176 cuencas distintas de la Antártida donde el agua de deshielo va a parar al mar y halló que esta tasa está aumentando, en especial en áreas donde el agua cálida y salada (conocida como agua profunda circumpolar) entra en contacto con los bordes de las capas de hielo, fundiendo enérgicamente las capas de hielo y reduciendo el área de los glaciares que actúan como barrera entre la capa de hielo y el océano.

El estudio no halló un aumento proporcional en la tendencia a largo plazo de la acumulación de nieve en el interior de la Antártida, que hasta ahora se creía que contrarrestaba la pérdida de hielo y minimizaba el aumento del nivel del mar.

El desequilibrio entre el deshielo y las nevadas significa que el continente ha perdido su equilibrio, aumentando los niveles del mar con el agua de deshielo.

Otro preocupante hallazgo ha sido el hecho de que la Antártida Oriental también ha estado perdiendo hielo de forma significante durante el mismo periodo de tiempo.

Esto pone en entredicho la visión científica tradicional de que la capa de hielo de la Antártida Oriental es relativamente estable y resistente a los cambios. Aunque el estudio coincide con anteriores investigaciones de que la capa de hielo de la Antártida Occidental ha contribuido a gran parte de la pérdida reciente de hielo, el estudio ha hallado que la Antártida Oriental no se queda muy atrás si examinamos un periodo de 40 años.

“No esperaba que la contribución acumulativa de la Antártida Oriental fuera tan grande,” y dice que el hallazgo es importante porque “el deshielo está teniendo lugar en las partes más vulnerables de la Antártida, partes que tienen el potencial para multiplicar por 6 el aumento del nivel del mar en el próximo siglo.”

El estudio concluye que son necesarias más observaciones en la apenas estudiada Antártida Oriental, en comparación a la occidental, donde los científicos han centrado más atención en los últimos años debido a la alarmante pérdida de hielo en la región.

Otro estudio antártico publicado el lunes pasado en la revista científica Nature Geoscience comparó el registro geológico del hielo de la Antártida con los movimientos astronómicos del planeta y la inclinación de la Tierra.

Los investigadores, liderados por Richard Levy de GNS Science de Nueva Zelanda y la Universidad de Victoria de Wellington, y Stephen Meyers de la Universidad de Wisconsin-Madison, consiguieron reproducir un amplio historial de la capa de hielo de la Antártida remontándose a 34 millones de años cuando se formó la primera capa de hielo – documentando múltiples ciclos de crecimiento y deterioro del hielo resultado de las variaciones naturales de la inclinación de la Tierra.

Del estudio, con datos de hace aproximadamente 15 millones de años cuando la atmósfera de la Tierra estaba sobrecargada de dióxido de carbono, los océanos se calentaron y el hielo marino alrededor de la Antártida desapareció, provocando que una parte importante de la capa de hielo de la Antártida se derritiera y se elevaran dramáticamente los niveles del mar en todo el planeta. La nueva investigación advierte que un mundo más caliente provocado por el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, sumado con cambios periódicos en la geometría de la órbita de la Tierra podrían calentar los océanos, provocando una pérdida del hielo marino y desencadenado un dramático retroceso de la capa de hielo de la Antártida y elevar los niveles del mar en todo el mundo.

Los autores del estudio, al igual que Rignot y su equipo, hallaron que los puntos donde el hielo continental toca los océanos más cálidos son especialmente sensibles a la pérdida rápida del hielo.

“Si no logramos los objetivos de las emisiones tope de dióxido de carbono y la temperatura promedio de la Tierra se calienta más de 2ºC, el hielo marino disminuirá y entraremos en un mundo muy parecido al de mediados del Mioceno,” dice Levy.

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